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El edificio es modesto y no
cuenta con ninguna medida especial de seguridad. Los violentos visitantes
habrían ingresado por la terraza, rompieron la puerta que lleva
--escalera caracol mediante-- a una pequeña cocina. De allí se llevaron
todos los vinos, pero no tocaron las botellas de whisky que había en el
living. Sobre los sillones había ropa tirada, al igual que en las
habitaciones. Al parecer, cuando terminaron de revolver todos los placares
y cajones se sentaron a fumar los habanos que guardaba el fiscal en una
alacena y tomaron alguna bebida. Usaron cuatro copas. Sin embargo, los
peritos no encontraron ninguna huella. "Fue un trabajo limpio y
profesional, sin evidencias", destacaron los investigadores. Según
Osorio, la policía y el fiscal que interviene actuaron con rapidez.
En una de las paredes del
living los mensajeros escribieron "ja,ja,ja", y pusieron ropa de
color negro adentro del inodoro. "Cuando lo vi pensé que era un
animal muerto", comentó aún conmovido el fiscal a Página/12,
mientras recordaba una escena de El Padrino.
--¿Le robaron material
relacionado con alguna causa judicial?
--No porque no tenía nada de
eso en mi casa. Rompieron una caja fuerte pero estaba vacía. Dejaron mil
cien pesos que tenía en un cajón. Y había una computadora portátil
pero no tocaron.
--No fue un robo, pero tampoco
buscaban algún documento específico.
--Claro, esto fue una actitud
intimidatoria y creo que es la primera parte de un mensaje. Según sea la
respuesta que den las instituciones seguirán con una escalada o dejarán
de emitirlo. Empezaron con una apuesta alta. Si vuelven a intentarlo será
para mostrarme quiénes son los que tienen la capacidad operativa de
hacerme semejante violación.
--¿Puede vincularlo a alguna
causa en particular?
--Qué sé yo... puede ser
tanto la del oro, como el pedido a (Carlos) Silvani para que trate de
cobrar el IVA a las empresas que estuvieron involucradas en ese escándalo,
como la de la Fuerza Aérea (N. de R: en la que están imputados miembros
de Inteligencia de esa fuerza por espionaje a periodistas) o la de las
cuentas de Alfredo Yabrán en Suiza...
--¿Pudieron establecer qué día
entraron a su casa?
--No, pero debe haber sido en
los últimos cuatro días. Los vecinos relataron que una noche de la
semana pasada hubo una fiesta con música a alto volumen que bien puede
haber tapado el ruido de estos individuos.
--Cuando fue atacado el fiscal
Pablo Lanusse, ¿usted trabajaba con él?
--Sí, pero fue distinto porque
empezó con amenazas telefónicas y tuvo una progresión. En cambio, esto
comenzó de golpe. No recibí nunca amenazas.
--Usted le dijo en diciembre a
Página/12 que "hay intereses económicos muy grandes que no permiten
una adecuada investigación, dada la capacidad que tienen de
corromper". ¿Podría vincular esa frase con lo que le pasó?
--Cuando mando un oficio a la
DGI es una presión para tratar de recuperar unos cien millones de pesos.
Los fiscales tenemos la obligación de mover las causas que nos parecen
dormidas. Entonces, es muy difícil desvincularlo de esta agresión. Uno
siente una enorme soledad en términos institucionales. Aunque los
fiscales federales que estaban trabajando en Comodoro Py firmaron un
oficio al procurador en solidaridad con lo que estoy viviendo y para que
se tomen las medidas correspondientes.
--¿Pero podría precisar con
qué caso está relacionado el ataque?
--Sí, pero prefiero no
mencionarlo. Tanto investigadores como víctimas y testigos sufren una
gran desprotección.
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