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Tras ese primer paso, el
responsable del expediente tendrá que decidir la indagatoria de
Bernasconi, que podría ser tomada por el propio "ministro
relator" o bien ser derivada al juez federal de Río de Janeiro,
donde está detenido el ex magistrado en la cárcel de máxima seguridad
de Polinter, en pleno centro de la ciudad. El abogado de Bernasconi en
Buenos Aires, Guillermo Guevara Linch, coincidió en que la extradición
será "un trámite muy arduo" y especuló: "Resta saber si
la legislación brasileña permite que lo traigan por los delitos que se
le imputan en la Argentina, que podrían no existir o ser más benignos y
excarcelables en ese país".
Guevara Linch, quien aclaró
que todavía no tuvo ninguna comunicación telefónica con Bernasconi,
dijo que le hizo llegar "el consejo de que designe a un defensor
oficial brasileño" y que siga el juicio de extradición "hasta
las últimas consecuencias, acogiéndose a todos los beneficios de la ley,
algo que él conoce mejor que yo".
El ministro del Interior,
Federico Storani, coincidió en que no es "un caso como el de
Trovato", aunque estimó que si estuviera vencido el permiso
concedido a Bernasconi para permanecer en Brasil como turista, a donde
llegó el 26 de octubre pasado, eso podría "dar a lugar a la expulsión".
Las fuentes consultadas en Brasil por este diario desecharon esa
posibilidad.
Storani resaltó que la detención
de Bernasconi es "una señal de que se trabaja de manera eficiente
para que no haya impunidad" en la Argentina. El presidente Fernando
de la Rúa, recién regresado al país luego de su viaje al exterior, dijo
en la Casa Rosada que tomó "muy bien la noticia" sobre el ex
juez de Dolores porque "siempre que se detiene a alguien buscado por
la Justicia es un éxito de la actividad de la investigación y se
fortalece el Estado de Derecho".
Storani confirmó que
Bernasconi "primero residió en San Pablo y luego se trasladó a Río,
donde pudo ser localizado finalmente en el barrio La Usina, a 20 kilómetros"
de esa ciudad. El ministro dijo que se trató de "un trabajo de
investigación donde varias fuerzas actuaron en conjunto". Una fuente
judicial aclaró a este diario que el trabajo de inteligencia para detener
al ex juez fue realizado "exclusivamente entre Interpol de Brasil y
la Policía Federal Argentina", sin intervención de la Secretaría
de Inteligencia del Estado (SIDE). Sobre el trámite de la extradición,
los voceros señalaron que la Justicia brasileña designará un fiscal que
actuará en representación del juez Gabriel Cavallo, quien lleva la causa
contra Bernasconi, acusado de encabezar una asociación ilícita que armó
las causas contra Guillermo Coppola y el ex futbolista Alberto Tarantini.
El embajador argentino en
Brasil, Jorge Hugo Herrera Vega, confirmó el traslado de Bernasconi a la
cárcel de máxima seguridad y dijo que recién hoy se producirá el
primer contacto entre los secretarios de Relaciones Exteriores, Enrique
Candiotti, y de Seguridad Interior, Enrique Mathov, con los jueces del
Supremo Tribunal brasileño. De la charla podría surgir una primera
estimación oficial sobre la duración del trámite. Nora Borja, cónsul
argentina en Río, dijo que visitó a Bernasconi en la prisión "como
se hace habitualmente con todos los detenidos argentinos". Le dijo
que "se encontraba bien y que había recibido buen trato".
Fuentes diplomáticas
recordaron que uno de los trámites de extradición más complicados fue
el del dirigente montonero Mario Firmenich, quien se declaró un
perseguido político. De ese modo buscó beneficiarse con las normas
brasileñas, que rechazan la extradición por motivos políticos.
Finalmente se accedió al pedido de la Justicia argentina, señalando que
había cometido delitos comunes, aunque se impuso como condición que la
condena no excediera los 30 años de prisión. Ahora se especula con que
Bernasconi también podría alegar que sufrió una "persecución política"
de parte del anterior gobierno peronista de Carlos Menem, aunque el
abogado Guevara Linch desechó, a priori, una argumentación de ese tipo.
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