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"HOT VUDU", EL NUEVO ESPECTACULO DE CAVIAR
La elegancia según Casanovas

En una sala de mayores dimensiones a las que usualmente transita, el ya veterano grupo pone especial énfasis en el vestuario.


Por Cecilia Hopkins
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Fiel a sí mismo como pocos, el actor y director francés Jean François Casanovas, responsable del grupo Caviar (grupo que, después de más de diez años de permanencia en la cartelera local, ya se ha convertido en todo un clásico porteño), acaba de estrenar su último show, esta vez integrado por números estreno. Caviar, que desde hace unas cuantas temporadas venía presentándose en sitios afines al público joven (la disco Ave Porco, que cerró definitivamente sus puertas a fines del año pasado, fue una de las elegidas), parecía reforzar en ese contexto las líneas estéticas que lo emparentaban con el nuevo varieté y toda la paracultura generada en los '80. Sin embargo, las producciones de Caviar tienen otros rasgos que se avienen sin ninguna dificultad a otros ámbitos, destinados a un público de mayor edad y, especialmente, de mayores ingresos. En esos lugares es donde brilla con especial énfasis ese toque de refinamiento y elegancia habitual en sus espectáculos, que sabe atraer al espectador paquete y deslumbrarlo con los cambios de vestuario, la calidad de las telas o la originalidad de sus accesorios. Tal es el caso del reciente estreno de su último show, Hot Vudú, en el Teatro Pigalle, ubicado en pleno corazón de la Recoleta.

  Con un humor muchísimo más controlado que el expuesto en otras oportunidades (si no, recordar el Constipation Blues o las alusiones sexuales explícitas de antaño), Caviar ejecuta con limpieza una sucesión de veintidós números, algunos de ellos muy breves, alternando dos escenarios unidos por una pasarela. Como es habitual, el grupo se luce en el vertiginoso popurrí de épocas que se concreta a través de los consiguientes cambios de vestuario, ritmo y modo de bailar. Los años '40, sin embargo, parecen haberse convertido aquí en la cita temporal favorecida, con sus rumbas y boogie-woogies, sus trajecitos sastre y sus despampanantes vedettes emplumadas. Con la excepción de los nuevos integrantes, los intérpretes de Caviar siguen manteniendo esa mirada irónica tan particular sobre su propia actuación, así como el uso de la fonomímica y el transformismo que los hizo famosos.

  Hot Vudú trae menos situaciones montadas sobre diálogos de películas y ningún aviso publicitario de los de antaño (dos de sus acostumbradas propuestas). En cambio, se dedica a poner mayor énfasis en el despliegue de vestuario que en anteriores ocasiones, tal vez a causa del mayor espacio que les brinda esta sala. La luz negra y las túnicas blancas impactan tanto como los brillos de la Marlene Dietrich que encarna el propio Casanovas, saliendo de las entrañas de un gorila. Pero también es aplaudido el toque picaresco del strip-tease que protagoniza Pamela Lago, desmontando su vestido fabricado enteramente con papel de diario. Berta Singerman es otra de las personalidades elegidas por Casanovas al momento de realizar el homenaje acostumbrado, transitando el límite entre la ironía y la más sincera admiración.

 

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