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Según el documento, la dolarización "promovería el desarrollo financiero y de la inversión", en especial si fuera implementada "no como una acción unilateral sino a través de alguna forma de acuerdo monetario con Estados Unidos". Además, menciona que "siendo compatible con los acuerdos del Mercosur, la dolarización no alteraría significativamente la situación actual" entre Argentina y Brasil. José Luis Machinea se opone a la dolarización por cuestiones económicas y De la Rúa por motivos políticos. En Ecuador, la propuesta dolarizadora desató un incendio de proporciones aún inciertas. Pero los expertos del Fondo creen que, aplicada en países con cuentas más ordenadas, es un buen instrumento para garantizar estabilidad financiera y consolidar el dominio económico norteamericano en el continente.
El 2 de noviembre pasado, los miembros del Directorio Ejecutivo del
Fondo Monetario recibieron para su consideración un informe, de 50 páginas,
del staff de economistas del organismo titulado con un interrogante que en
otros tiempos a nadie se le ocurría plantear: "¿Debe cada país
tener su propia moneda? Los pros y contras de dolarizar". En su carátula,
advierte a los destinatarios: "Documento del Fondo Monetario
Internacional y no para uso público". En su segunda página, explica
que fue preparado por los Departamentos de Investigaciones y del
Hemisferio Occidental, y "aprobado" por sus directores, Michael
Mussa y Claudio Loser, respectivamente. Al argentino Loser reporta Teresa
Ter Minassian, la jefa de las misiones del organismo a Buenos Aires.
El representante argentino ante
el FMI, Guillermo Zoccali, recibió una copia. Pero la cúpula del
Ministerio de Economía tiene la suya, adjunta a una carta firmada por el
vicepresidente del Fondo, Stanley Fischer, quien adelantó que en los
primeros días de enero el tema iba a ser debatido, a puertas cerradas, en
el cuartel central del organismo. El 9 de enero Fischer se reunió con
Machinea en Washington por más de cuatro horas, pero entonces el tema
candente era cómo se taparía el bache fiscal legado por la administración
menemista y la red de apoyo financiero que aportaría el Fondo. La misión
encabezada por Ter Minassian, que luego negoció en Buenos Aires, ni
siquiera mencionó la dolarización.
Si bien el documento parte de
una pregunta y sugiere balancear "pros y contras", en realidad
es una apología de la dolarización, aplicada al caso argentino. Así,
destaca los siguientes puntos: *
"La dolarización, al eliminar la incertidumbre cambiaria, promete
reducir el riesgo país y bajar las tasas de interés. Menores tasas de
interés y más estabilidad en los movimientos de capitales redundarían
en un menor costo fiscal por el pago de los servicios de la deuda y también
en mayor inversión y crecimiento". *
"En Argentina, la persistencia de una diferencia entre las tasas de
interés en pesos y en dólares evidencian que todavía se percibe el
riesgo a que se abandone el tipo de cambio fijo". *
El informe realiza un estudio econométrico sobre los determinantes del
riesgo país argentino y concluye que "el riesgo podría descender a
la mitad de su nivel actual si fuera eliminado el riesgo de devaluación".
Traducido: según el Fondo, la tasa de interés podría bajar
sustancialmente.
Los detractores de la
dolarización --entre ellos
el propio Machinea y su jefe de asesores, Pablo Gerchunoff--
argumentan que ese proceso no es una vacuna infalible contra la
fuga de capitales, porque ésta puede originarse no en el miedo a una
devaluación sino en el temor a que el Estado se declare insolvente y no
pueda cumplir con la deuda pública. "La dolarización no elimina el
riesgo de una crisis externa, porque los inversores tal vez se retiren al
percibir problemas en la solvencia fiscal o en el sistema financiero, y
estas crisis de endeudamiento pueden ser muy dañinas", reconoce el
organismo cuando sopesa las contras. "Sin embargo, la dolarización
promete un humor del mercado menos volátil, ya que la eliminación del
riesgo cambiario tiende a limitar la magnitud de la crisis",
enfatiza.
En la misma línea, insiste con
que la decisión debe ser complementada con una "política fiscal
fuerte".
Otra de la objeciones de
Machinea es que "la dolarización generaría una situación
insostenible en el Mercosur". Pero, tras reseñar las
"tensiones" políticas y comerciales entre Argentina y Brasil
que generó la devaluación del real, en el FMI dicen que "ya existe
una disparidad en los regímenes cambiarios de los socios del Mercosur, y
que uno de ellos se moviera hacia la dolarización no necesariamente
representaría un cambio importante para el Mercosur". Aun admitiendo
que el Mercosur avanzara más lejos en la integración, hacia un mercado
único al estilo Unión Europea, "la cuestión de la deseabilidad de
una moneda común --y si ésta sería el dólar-- debería ser
considerada", señala el informe.
La principal crítica técnica
de Machinea a la propuesta dolarizadora es que el Estado perdería
los intereses que cobra por las reservas del Banco Central (señoreaje),
dado que la autoridad monetaria debería entregar los dólares en su poder
para retirar de circulación los pesos en manos de la gente. El FMI estima
que esa suma para Argentina asciende a unos 700 millones de dólares al año.
El Fondo también incluye este punto como una de las
"contras" de la propuesta. Pero la relativiza, porque dice que
podría llegar a negociarse que Estados Unidos pagara anualmente al país
ese monto dentro de un "Tratado de Asociación Monetaria". En
esa versión, por supuesto, Argentina debería allanarse, sin voz ni voto,
a la política monetaria de la Reserva Federal, como un estado más de la
Unión (ver aparte).
Las otros dos puntos "en
contra" reconocidos por el FMI, también son relativizados para el
caso argentino. Uno es que el Banco Central ya no tendría casi margen
alguno para asistir a bancos en problemas. Sin embargo, dice que esta
posibilidad está limitada por la propia Convertibilidad y que "el
sistema bancario argentino tiene en estos días un alto nivel de
liquidez", pudiendo afrontar una pérdida de los depósitos superior
a la del Tequila.
El otro factor negativo es que se perdería la "opción de salida" de la Convertibilidad, porque -explica- una vez aplicada la dolarización sería casi imposible recuperar la confianza en el peso. Sin embargo, para el Fondo, esta opción ya no estaría disponible en países como Argentina, en que "la devaluación es todavía ineficaz como instrumento", porque "los precios locales están atados al dólar y existe un alto grado de dolarización en las deudas bancarias".
EL
PODER DE EE.UU. EN UNA EVENTUAL UNION MONETARIA
�La influencia de los Estados Unidos sobre una unión monetaria hemisférica sería tan fuerte que los cambios en la forma en que es conducida la política monetaria de los Estados Unidos serían relativamente chicos�, afirma el documento del Fondo Monetario. �El tamaño de la economía de Estados Unidos es tal que, incluso si se planteara una unión monetaria en la que los objetivos de la política monetaria fueran fijados en consideración de los participantes, el componente de Estados Unidos prevalecería mucho más de lo que Alemania lo hace en Europa�, explica. De todos modos, el Fondo deja en claro que �en la práctica, las autoridades norteamericanas ya indicaron que no estarían preparadas para correr el foco de la política monetaria fuera de los intereses domésticos como parte de cualquier iniciativa dolarizadora�. UN
MAL ANTECEDENTE DEMASIADO CERCANO Por Raúl Dellatorre
Jamil Mahuad, el desplazado
presidente ecuatoriano, recurrió a la fórmula que pretendió mágica
cuando ya estaba absolutamente acorralado: una devaluación imparable,
cesación de pagos de la deuda, un sistema bancario en crisis y una economía
quebrada. El FMI desaconsejó el remedio, pero el gobierno no lo oyó.
Antes, había aplicado sus recetas e igual llegó a un estado
desesperante. No había razones para seguir confiando en las recetas del
mismo médico.
Perdido por perdido, Ecuador
asumió todos los riesgos que significa la dolarización. Convirtió a su
Banco Central en una cáscara vacía, renunció a tener política
monetaria y crediticia y se somete ahora a una competencia abierta con el
extranjero, que supondrá la desaparición de sus empresas menos
eficientes, que pueden ser muchas o casi todas si las multinacionales se
tientan con conquistar ese mercado. Un precio demasiado alto que se paga
por eliminarles el riesgo cambiario a los inversores.
El contexto de pobreza y un mercado demasiado pequeño juega, en este aspecto, a favor de la producción local. Disminuye la tentación por conquistar a los consumidores ecuatorianos y les deja espacio para subsistir a los proveedores locales. Distinto es el caso de un mercado más atractivo como el argentino, además de fácil acceso desde grandes centros industriales, como puede resultar San Pablo. La dolarización puede eliminar el riesgo de ser presa de los especuladores, pero convierte al país que la adopte en pieza fácil para otras bestias predatorias que transitan la economía global. En las provincias ya se empieza a sentir el ajuste
Por
Claudio Zlotnik
Según la pauta
"indicativa" acordada entre José Luis Machinea y el FMI, los
gobernadores deberían realizar este año un ajuste conjunto de 1500
millones de pesos. A cambio, el Gobierno auxiliará a las provincias en la
refinanciación de sus abultadas deudas. Río Negro, Formosa, Neuquén,
Tucumán y Catamarca están cerca de rubricar el acuerdo con Economía.
Las provincias más importantes, como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, aún
no fueron convocadas al Ministerio. Pero Jorge Sarghini, ministro de
Economía de Carlos Ruckauf, ya adelantó que "el gobierno
(provincial) no va a hacer más ajustes durante este año porque ya los
hizo".
La visita de los
distintos gobernadores al Palacio de Hacienda se ha vuelto algo rutinario
en las últimas semanas. Acompañados por sus respectivos ministros de
Economía y algunos funcionarios de primer nivel, los mandatarios se
dirigen directamente a la oficina 921, en el noveno piso, ocupada por
Miguel Bein, secretario de Programación Económica y Regional. Ese
despacho es el centro de las pulseadas: Bein persuade a los gobernadores
sobre la necesidad del ordenamiento fiscal ofreciéndoles a cambio la
ayuda financiera y éstos, a su vez, intentan que el apretón sea lo más
leve posible.
Ayer fue el turno de
Angel Rozas, gobernador del Chaco. "Voy a tratar por todos los medios
de no bajar salarios. Ya lo hicimos en el '95. Chaco no puede hacer un
gran ajuste. Entiendo que los números tienen que cerrar, pero bajar
sueldos sería lo último que haría. Antes, trataré de disminuir los
gastos de funcionamiento del Estado provincial", señaló Rozas a Página/12
no bien finalizó el encuentro que mantuvo con Bein. El déficit fiscal
estimado para el año 2000 se ubica en 160 millones de pesos. Pero Rozas
cree que podrá achicarlo hasta 110 millones. A cambio, Economía le
ayudará a refinanciar su deuda a tasas de interés menores a las que
consigue la provincia por sí misma, y a un plazo más extenso. Entre este
año y el próximo, Chaco debe afrontar vencimientos por 400 millones y su
deuda global alcanza a los 1150 millones.
El Gobierno confía en
que los convenios con las provincias empezarán a firmarse la próxima
semana. Mientras tanto, en algunas de ellas ya se anunció el ajuste: *
Tucumán: El gobernador Julio Miranda anticipó un ajuste de 60 millones
de pesos. La medida implicará la supresión de las asignaciones
familiares en los sueldos superiores a los 1500 pesos; se abonará el 20
por ciento de los salarios en vales alimentarios y se abrirá un régimen
de retiro voluntario para todos los empleados públicos. Además, se
restringirán en un 15 por ciento los aportes a los colegios privados y se
disminuirán en un millón de pesos mensuales los gastos del Ejecutivo. Se
persigue un ahorro de 5 millones mensuales. A cambio, Miranda recibirá el
auxilio para refinanciar la deuda provincial de 1500 millones de pesos. *
La Rioja: Un total de 4000 personas fueron anoticiadas ayer de que no se
les renovaba el contrato para seguir bajo la órbita del Plan Trabajar. De
ese total, seguirían 1200 pero sólo una vez que la provincia llegue a un
acuerdo con Machinea. *
Catamarca: Se reducirán los sueldos de toda la administración pública.
"El porcentaje no será severo", adelantó el gobernador Oscar
Castillo. Tal reducción se evidenciará en los sueldos de enero.
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