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SEÑUELO DEL FMI PARA  QUE EL GOBIERNO ADOPTE EL DÓLAR COMO MONEDA
"El riesgo país bajaría a la mitad"

Un informe confidencial del staff del Fondo, que le fue presentado a Machinea, aconseja la dolarización como fórmula para eliminar las principales causas de desconfianza de los inversores. Consolidaría el dominio estadounidense en la región. Exclusivo de Página/12. 

Fernando de la Rúa y el número dos del Fondo, Stanley Fischer, en la reunión de Davos


Por Maximiliano Montenegro
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El Fondo Monetario Internacional presiona, por ahora en forma reservada y sutil, para que el gobierno de Fernando De la Rúa abandone el peso y adopte el dólar como moneda de curso legal. En el máximo secreto, los directores del FMI analizaron recientemente en Washington un documento oficial del organismo que, si bien sopesa pros y contras, es absolutamente favorable a la dolarización en Argentina. El informe confidencial, al que accedió Página/12, dice que eliminaría por completo el "riesgo de devaluación", que todavía atemoriza a los inversores. Y que, entonces, las tasas de interés podrían bajar sustancialmente.

  Según el documento, la dolarización "promovería el desarrollo financiero y de la inversión", en especial si fuera implementada "no como una acción unilateral sino a través de alguna forma de acuerdo monetario con Estados Unidos". Además, menciona que "siendo compatible con los acuerdos del Mercosur, la dolarización no alteraría significativamente la situación actual" entre Argentina y Brasil. José Luis Machinea se opone a la dolarización por cuestiones económicas y De la Rúa por motivos políticos. En Ecuador, la propuesta dolarizadora desató un incendio de proporciones aún inciertas. Pero los expertos del Fondo creen que, aplicada en países con cuentas más ordenadas, es un buen instrumento para garantizar estabilidad financiera y consolidar el dominio económico norteamericano en el continente.  

   El 2 de noviembre pasado, los miembros del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario recibieron para su consideración un informe, de 50 páginas, del staff de economistas del organismo titulado con un interrogante que en otros tiempos a nadie se le ocurría plantear: "¿Debe cada país tener su propia moneda? Los pros y contras de dolarizar". En su carátula, advierte a los destinatarios: "Documento del Fondo Monetario Internacional y no para uso público". En su segunda página, explica que fue preparado por los Departamentos de Investigaciones y del Hemisferio Occidental, y "aprobado" por sus directores, Michael Mussa y Claudio Loser, respectivamente. Al argentino Loser reporta Teresa Ter Minassian, la jefa de las misiones del organismo a Buenos Aires.

   El representante argentino ante el FMI, Guillermo Zoccali, recibió una copia. Pero la cúpula del Ministerio de Economía tiene la suya, adjunta a una carta firmada por el vicepresidente del Fondo, Stanley Fischer, quien adelantó que en los primeros días de enero el tema iba a ser debatido, a puertas cerradas, en el cuartel central del organismo. El 9 de enero Fischer se reunió con Machinea en Washington por más de cuatro horas, pero entonces el tema candente era cómo se taparía el bache fiscal legado por la administración menemista y la red de apoyo financiero que aportaría el Fondo. La misión encabezada por Ter Minassian, que luego negoció en Buenos Aires, ni siquiera mencionó la dolarización.

   Si bien el documento parte de una pregunta y sugiere balancear "pros y contras", en realidad es una apología de la dolarización, aplicada al caso argentino. Así, destaca los siguientes puntos:

* "La dolarización, al eliminar la incertidumbre cambiaria, promete reducir el riesgo país y bajar las tasas de interés. Menores tasas de interés y más estabilidad en los movimientos de capitales redundarían en un menor costo fiscal por el pago de los servicios de la deuda y también en mayor inversión y crecimiento".

* "En Argentina, la persistencia de una diferencia entre las tasas de interés en pesos y en dólares evidencian que todavía se percibe el riesgo a que se abandone el tipo de cambio fijo".

* El informe realiza un estudio econométrico sobre los determinantes del riesgo país argentino y concluye que "el riesgo podría descender a la mitad de su nivel actual si fuera eliminado el riesgo de devaluación". Traducido: según el Fondo, la tasa de interés podría bajar sustancialmente.

  Los detractores de la dolarización  --entre ellos el propio Machinea y su jefe de asesores, Pablo Gerchunoff--  argumentan que ese proceso no es una vacuna infalible contra la fuga de capitales, porque ésta puede originarse no en el miedo a una devaluación sino en el temor a que el Estado se declare insolvente y no pueda cumplir con la deuda pública. "La dolarización no elimina el riesgo de una crisis externa, porque los inversores tal vez se retiren al percibir problemas en la solvencia fiscal o en el sistema financiero, y estas crisis de endeudamiento pueden ser muy dañinas", reconoce el organismo cuando sopesa las contras. "Sin embargo, la dolarización promete un humor del mercado menos volátil, ya que la eliminación del riesgo cambiario tiende a limitar la magnitud de la crisis", enfatiza.

  En la misma línea, insiste con que la decisión debe ser complementada con una "política fiscal fuerte".

  Otra de la objeciones de Machinea es que "la dolarización generaría una situación insostenible en el Mercosur". Pero, tras reseñar las "tensiones" políticas y comerciales entre Argentina y Brasil que generó la devaluación del real, en el FMI dicen que "ya existe una disparidad en los regímenes cambiarios de los socios del Mercosur, y que uno de ellos se moviera hacia la dolarización no necesariamente representaría un cambio importante para el Mercosur". Aun admitiendo que el Mercosur avanzara más lejos en la integración, hacia un mercado único al estilo Unión Europea, "la cuestión de la deseabilidad de una moneda común --y si ésta sería el dólar-- debería ser considerada", señala el informe.

  La principal crítica técnica de Machinea a la propuesta dolarizadora es que el Estado perdería los intereses que cobra por las reservas del Banco Central (señoreaje), dado que la autoridad monetaria debería entregar los dólares en su poder para retirar de circulación los pesos en manos de la gente. El FMI estima que esa suma para Argentina asciende a unos 700 millones de dólares al año. 

  El Fondo también incluye este punto como una de las "contras" de la propuesta. Pero la relativiza, porque dice que podría llegar a negociarse que Estados Unidos pagara anualmente al país ese monto dentro de un "Tratado de Asociación Monetaria". En esa versión, por supuesto, Argentina debería allanarse, sin voz ni voto, a la política monetaria de la Reserva Federal, como un estado más de la Unión (ver aparte).

  Las otros dos puntos "en contra" reconocidos por el FMI, también son relativizados para el caso argentino. Uno es que el Banco Central ya no tendría casi margen alguno para asistir a bancos en problemas. Sin embargo, dice que esta posibilidad está limitada por la propia Convertibilidad y que "el sistema bancario argentino tiene en estos días un alto nivel de liquidez", pudiendo afrontar una pérdida de los depósitos superior a la del Tequila.             

  El otro factor negativo es que se perdería la "opción de salida" de la Convertibilidad, porque -explica- una vez aplicada la dolarización sería casi imposible recuperar la confianza en el peso. Sin embargo, para el Fondo, esta opción ya no estaría disponible en países como Argentina, en que "la devaluación es todavía ineficaz como instrumento", porque "los precios locales están atados al dólar y existe un alto grado de dolarización en las deudas bancarias".  

Pou y Menem por el dólar

El 6 de marzo próximo la Reserva Federal de Dallas organizará un seminario que insistirá con el tema: �Dolarización, ¿una moneda común para las Américas�, es el título convocante del encuentro. Allí estarán Ricardo Hausmann, economista jefe del BID, Guillermo Calvo, y el experto de Berkeley, Barry Eichengreen, entre otros economistas y funcionarios de Washington. Desde Buenos Aires, viajará el presidente del Banco Central, Pedro Pou, con su equipo de asesores. Pero lo más sorprendente de la Conferencia, de neto corte académico, es el invitado de honor para la hora de la cena: el ex presidente Carlos Menem.
Pou es un ferviente defensor de la dolarización a la que califica como �la única vía para profundizar la Convertibilidad� y evitar así las crisis externas. Fuentes de Economía, interpretan la invitación de Menem a Dallas como una movida personal del controvertido titular del Central que se mueve como pez en el agua en los ambientes financieros de Washington. Claudio Loser, uno de los hombres fuertes del FMI, que aprobó el documento de dolarización que hoy anticipa Página/12, es amigo personal de Pou -ambos son mendocinos y estudiaron juntos en Chicago�. Y parece haberse sumado a la cruzada.

 

Tres formas de dolarizar

El documento del Fondo reseña que hay tres formas de dolarizar. De manera "unilateral", anunciando que se van a retirar de circulación los pesos de la economía, a cambio de las reservas en el Banco Central, y redenominando los activos y deudas de pesos a dólares, mediante un "Tratado de Asociación Monetaria" con Estados Unidos, para contar con el apoyo explícito de su gobierno. O creando una "Unión Monetaria Americana, con un Banco Central unificado" en la que "la Argentina tendría voz en la política monetaria, compartiría el señoreaje y tendría acceso a una ventanilla de redescuentos".

  Esta última opción la descarta por ser "no realista en el futuro cercano". Y se inclina decididamente por la segunda. Cuando Roque Fernández discutió en Washington la dolarización, el secretario del Tesoro, Larry Summers, le planteó que había tres puntos que Estados Unidos jamás aceptaría: 1) que la Reserva Federal tomara en consideración para fijar la política monetaria factores distintos que la propia situación interna del país; 2) que la Fed actuara como prestamista de última instancia de bancos argentinos en problemas; y 3) que supervisara bancos fuera de Estados Unidos. De la posibilidad de compensar el "señoreaje" no habló. En el FMI dan por sentado que la Argentina no tendría ni voz ni voto en las decisiones de política monetaria norteamericana. Pero dejan abierta la puerta para que el Tesoro contemple algún tipo de pago por los intereses sobre las reservas que dejaría de cobrar el gobierno argentino.

EL PODER DE EE.UU. EN UNA EVENTUAL UNION MONETARIA
La hegemonía, garantizada

�La influencia de los Estados Unidos sobre una unión monetaria hemisférica sería tan fuerte que los cambios en la forma en que es conducida la política monetaria de los Estados Unidos serían relativamente chicos�, afirma el documento del Fondo Monetario. �El tamaño de la economía de Estados Unidos es tal que, incluso si se planteara una unión monetaria en la que los objetivos de la política monetaria fueran fijados en consideración de los participantes, el componente de Estados Unidos prevalecería mucho más de lo que Alemania lo hace en Europa�, explica. De todos modos, el Fondo deja en claro que �en la práctica, las autoridades norteamericanas ya indicaron que no estarían preparadas para correr el foco de la política monetaria fuera de los intereses domésticos como parte de cualquier iniciativa dolarizadora�.
Del cuadro armado por los técnicos del FMI surge que la importancia de Argentina en esa unión monetaria sería menor a la del soleado estado de Florida, preferido de los argentinos, y comparable al estado de Ohio. Sólo Brasil tendría algún peso para reclamar, al menos, tener voz en las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal.
De hecho, el FMI menciona �una serie de beneficios adicionales para Estados Unidos� si la moda dolarizadora se extendiera:
Mayor poder y prestigio que podría estar asociado a tener al dólar como moneda internacional. 
La posibilidad de incrementar los negocios para los bancos norteamericanos y otras instituciones financieras.
La reducción de los costos de transacción para los residentes norteamericanos importadores, exportadores, prestatarios y prestamistas.


UN MAL ANTECEDENTE DEMASIADO CERCANO
El fantasma de Ecuador

Por Raúl Dellatorre
Flaco favor le hizo Ecuador con su decisión de dolarizar la economía al afán del Fondo Monetario Internacional por promover la adopción de la moneda estadounidense en Sudamérica. Sería poco legítimo equiparar la situación de ese país andino a la vigente en la Argentina actual, sobre la cual el FMI arroja su propuesta de pasarse al verde, pero es innegable que siempre y en cualquier circunstancia la dolarización suena a solución desesperada: algo así como encerrarse en la jaula y tirar la llave como fórmula de protección.

  Jamil Mahuad, el desplazado presidente ecuatoriano, recurrió a la fórmula que pretendió mágica cuando ya estaba absolutamente acorralado: una devaluación imparable, cesación de pagos de la deuda, un sistema bancario en crisis y una economía quebrada. El FMI desaconsejó el remedio, pero el gobierno no lo oyó. Antes, había aplicado sus recetas e igual llegó a un estado desesperante. No había razones para seguir confiando en las recetas del mismo médico.

  Perdido por perdido, Ecuador asumió todos los riesgos que significa la dolarización. Convirtió a su Banco Central en una cáscara vacía, renunció a tener política monetaria y crediticia y se somete ahora a una competencia abierta con el extranjero, que supondrá la desaparición de sus empresas menos eficientes, que pueden ser muchas o casi todas si las multinacionales se tientan con conquistar ese mercado. Un precio demasiado alto que se paga por eliminarles el riesgo cambiario a los inversores. 

  El contexto de pobreza y un mercado demasiado pequeño juega, en este aspecto, a favor de la producción local. Disminuye la tentación por conquistar a los consumidores ecuatorianos y les deja espacio para subsistir a los proveedores locales. Distinto es el caso de un mercado más atractivo como el argentino, además de fácil acceso desde grandes centros industriales, como puede resultar San Pablo. La dolarización puede eliminar el riesgo de ser presa de los especuladores, pero convierte al país que la adopte en pieza fácil para otras bestias predatorias que transitan la economía global.


En las provincias ya se empieza a sentir el ajuste

Baja de sueldos o pago en vales, menores asignaciones y caída de contratos del Plan Trabajar son algunas fórmulas para alcanzar las pautas indicadas por el FMI.

Por Claudio Zlotnik
Logrado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, toda la atención del Gobierno está puesta ahora en firmar los convenios con las provincias, de manera que éstas acompañen a la Nación en el objetivo de reducir el déficit de las cuentas públicas. En algunos distritos, el ajuste ya se siente. En Tucumán, empezaron a pagar una parte de los salarios de los agentes públicos en vales alimentarios y habrá una disminución en los aportes por cargas familiares. Catamarca aplicará una baja en los sueldos de la administración pública. La Rioja, en tanto, desafectó del Plan Trabajar a 4000 personas. Y en el Chaco habrá un ajuste de al menos 50 millones de pesos.

  Según la pauta "indicativa" acordada entre José Luis Machinea y el FMI, los gobernadores deberían realizar este año un ajuste conjunto de 1500 millones de pesos. A cambio, el Gobierno auxiliará a las provincias en la refinanciación de sus abultadas deudas. Río Negro, Formosa, Neuquén, Tucumán y Catamarca están cerca de rubricar el acuerdo con Economía. Las provincias más importantes, como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, aún no fueron convocadas al Ministerio. Pero Jorge Sarghini, ministro de Economía de Carlos Ruckauf, ya adelantó que "el gobierno (provincial) no va a hacer más ajustes durante este año porque ya los hizo".

  La visita de los distintos gobernadores al Palacio de Hacienda se ha vuelto algo rutinario en las últimas semanas. Acompañados por sus respectivos ministros de Economía y algunos funcionarios de primer nivel, los mandatarios se dirigen directamente a la oficina 921, en el noveno piso, ocupada por Miguel Bein, secretario de Programación Económica y Regional. Ese despacho es el centro de las pulseadas: Bein persuade a los gobernadores sobre la necesidad del ordenamiento fiscal ofreciéndoles a cambio la ayuda financiera y éstos, a su vez, intentan que el apretón sea lo más leve posible.

  Ayer fue el turno de Angel Rozas, gobernador del Chaco. "Voy a tratar por todos los medios de no bajar salarios. Ya lo hicimos en el '95. Chaco no puede hacer un gran ajuste. Entiendo que los números tienen que cerrar, pero bajar sueldos sería lo último que haría. Antes, trataré de disminuir los gastos de funcionamiento del Estado provincial", señaló Rozas a Página/12 no bien finalizó el encuentro que mantuvo con Bein. El déficit fiscal estimado para el año 2000 se ubica en 160 millones de pesos. Pero Rozas cree que podrá achicarlo hasta 110 millones. A cambio, Economía le ayudará a refinanciar su deuda a tasas de interés menores a las que consigue la provincia por sí misma, y a un plazo más extenso. Entre este año y el próximo, Chaco debe afrontar vencimientos por 400 millones y su deuda global alcanza a los 1150 millones.

  El Gobierno confía en que los convenios con las provincias empezarán a firmarse la próxima semana. Mientras tanto, en algunas de ellas ya se anunció el ajuste:

* Tucumán: El gobernador Julio Miranda anticipó un ajuste de 60 millones de pesos. La medida implicará la supresión de las asignaciones familiares en los sueldos superiores a los 1500 pesos; se abonará el 20 por ciento de los salarios en vales alimentarios y se abrirá un régimen de retiro voluntario para todos los empleados públicos. Además, se restringirán en un 15 por ciento los aportes a los colegios privados y se disminuirán en un millón de pesos mensuales los gastos del Ejecutivo. Se persigue un ahorro de 5 millones mensuales. A cambio, Miranda recibirá el auxilio para refinanciar la deuda provincial de 1500 millones de pesos.

* La Rioja: Un total de 4000 personas fueron anoticiadas ayer de que no se les renovaba el contrato para seguir bajo la órbita del Plan Trabajar. De ese total, seguirían 1200 pero sólo una vez que la provincia llegue a un acuerdo con Machinea.

* Catamarca: Se reducirán los sueldos de toda la administración pública. "El porcentaje no será severo", adelantó el gobernador Oscar Castillo. Tal reducción se evidenciará en los sueldos de enero.

LA RECAUDACION SIGUIO BAJA EN ENERO
Impuestos de vacaciones

A pesar del incremento en los impuestos internos, la recaudación de enero estuvo 69,1 millones de pesos por debajo de la del mismo mes del '99. En total, José Luis Machinea logró contabilizar 4110,6 millones.

  La caída, incluso, se notó a pesar de que Economía pagó la mitad de IVA a los exportadores que pagó hace un año, postergando los reintegros hasta un mejor momento fiscal. La recaudación en concepto de IVA-DGI cayó 6,2 por ciento (1302,6 millones) y el IVA-Importación bajó 4,7 por ciento (452,9), lo que supone que el nivel de consumo está por debajo al de hace un año.

  Por el aumento, la recaudación de Internos aumentó 19,9 por ciento, pero se notó una fuerte baja en las contribuciones patronales (- 21,4%) y en los aportes a la seguridad social (-27,5%).

 

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