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Las investigaciones
sobre Nicosia se centraron en las abultadas y cuantiosas demandas en las
que intervino como juez contra Ferrocarriles Argentinos. El juicio político
en su contra se inició en diciembre de 1990, en una sesión escandalosa
que enfrentó a legisladores de distintos partidos. El entonces diputado
peronista Eduardo Varela Cid, que el año pasado fue condenado por el
cobro de coimas, aseguró en aquella oportunidad que existía evidencia
que incriminaba a Nicosia en la aceptación de sobornos estimados en 20
millones de dólares. Apenas fue destituido, el magistrado desapareció.
En el ámbito federal,
la denuncia por el perjuicio que habría sufrido el Estado quedó radicada
en el Juzgado Federal Nº 5 que estaba a cargo de Norberto Oyarbide, quien
está siendo reemplazado por el juez Gabriel Cavallo, y se lo acusa de ser
el jefe de una asociación ilícita y de defraudación a la administración
pública. Nicosia habría montado una organización --junto con abogados,
peritos y funcionarios-- que recibió gran cantidad de denuncias que
derivaron en juicios contra el Estado, el cual debió pagar cifras
millonarias en indemnizaciones, especialmente por accidentes ferroviarios.
Las pruebas presentadas en el Senado demostraron que el juez marcaba con
una letra "T" los juicios "truchos" contra
Ferrocarriles Argentinos. La misma maniobra habría afectado a
particulares y es investigada por el Juzgado de Instrucción Nº 20 a
cargo de Juan Esteban Cicciaro, quien la calificó como "estafa
procesal y cohecho".
Los primeros pedidos
de extradición a Uruguay los habían formulado los jueces Ricardo
Wechler, en 1992, y Nerio Bonifati, en 1993. Nicosia fue detenido en mayo
de ese año en el balneario Atlántida, pero a los diez meses fue liberado
porque el juez uruguayo consideró que hubo "errores formales"
en las solicitudes. En mayo de 1994, el juez Martín Irurzun reiteró la
orden de captura internacional. De todos modos, Nicosia permaneció en ese
país porque siempre estuvo vigente su captura internacional bajo "índice
rojo". Los organismos de seguridad que lo siguieron durante estos años
establecieron que el ex juez nunca trabajó. Sin embargo, habría logrado
comprar una casa y un yate en Punta del Este, además de veranear en Tahití
y manejarse en autos último modelo.
El 7 de octubre del año
pasado, el juez Cavallo volvió a insistir ante la Justicia uruguaya. El
juez se había mudado de su anterior domicilio en Montevideo, pero
Interpol de Uruguay lo localizó en una casa de Parque del Plata. Según
fuentes policiales, estaba "de vacaciones". Lo detuvieron anoche
en un local de la empresa telefónica Antel mientras trataba de
comunicarse con Buenos Aires. Tenía aspecto de turista y lucía sus
anteojos de marcos gruesos. "Estaba solo y no opuso
resistencia", comentaron los uniformados.
La detención de
Nicosia se produjo a tres días de la captura de otro ex juez, Hernán
Bernasconi, quien fue encontrado en Río de Janeiro. La jueza en lo Penal
Nº 14, Anabella Damasco, confirmó que la persona detenida era la misma
que requería la Justicia argentina, le notificó su situación y lo
remitió a la cárcel Central de Montevideo, donde esperará el inicio de
un nuevo juicio de extradición.
El secretario de Seguridad, Enrique Mathov, exaltó la tarea de la
Policía Federal al afirmar que "ha hecho un buen trabajo" en la
búsqueda y captura del ex magistrado. Según Interpol, la aparición en
los últimos días de dos jueces que estaban prófugos "es
casual".
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