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El derrumbe del
asfalto sorprendió a vecinos y turistas que circulaban por la calle
Alsina, entre la avenida Colón y el Boulevard Marítimo, a eso de las 9
de la mañana. El boquete, de 60 metros de largo y 2 de profundidad, se
extendía desde el cordón de la vereda a la mitad de la calzada. Por
milagro, otra vez no hubo víctimas: sólo dos autos quedaron suspendidos,
al borde del abismo, y tuvieron que ser rescatados por grúas: un Fiat
Tempra y una camioneta Ford Courier, pertenecientes a turistas porteños.
Por debajo del sector
derrumbado corre una nueva cañería de desagüe, destinada a aliviar la
zona de la terminal de ómnibus, una de las áreas más vulnerables de la
ciudad cuando las lluvias son intensas. El desagüe es una construcción
de 2 metros por 2 que reemplaza a una vieja cañería, más angosta. La
empresa contratista no terminó la obra en el plazo previsto, por lo que
la tubería nunca fue habilitada.
"El derrumbe se
produjo por una filtración de agua y, a priori, se habría originado en
vicios en la construcción", dijo a Página/12 el titular de la
Dirección de Vialidad Municipal marplatense, José María Conte.
El secretario de
Gobierno de General Pueyrredón, Francisco Bowden, confirmó que la obra
en la calle Alsina se estuvo realizando hasta diciembre, y que el
municipio ordenó pararla por el comienzo de la temporada. "El
pavimento se tapó rápidamente para liberar la calle al tránsito, pero
al parecer no se apisonó bien la tierra. El domingo, con la lluvia, se
produjo una filtración que hizo ceder una parte del pavimento",
precisó el funcionario.
La obra de desagüe va
por Alsina, desde la calle Alvarado hasta la costa, y desemboca en las
rocas del Torreón del Monje. Está destinada a canalizar el agua que
escurre desde la zona más alta de Mar del Plata, conocida como La Loma
--detrás de Playa Grande-- que baja naturalmente hacia el centro de la
ciudad, pasando por la terminal. Anulado el viejo acueducto y sin
habilitar el nuevo, el agua corrió el domingo como un río, por las
calles, en busca del mar.
Los funcionarios municipales atribuyen la magnitud del desastre a
la cantidad de agua caída: 65 milímetros en 40 minutos. "Nuestros
desagües están preparados para drenar a razón de 45 milímetros por
hora", argumentó Bowden. Pero admitió que "si la obra hubiera
estado habilitada, las consecuencias del temporal podrían haber sido
menores".
De acuerdo con
distintas fuentes, el trabajo se demoró porque la empresa Ingemant,
contratista de la obra, entró en convocatoria de acreedores.
"Nosotros habíamos denunciado en diciembre el hundimiento del
asfalto en el Boulevard Marítimo, frente al Hermitage", dijo a este
diario el presidente del bloque de concejales justicialistas, Eduardo
Salas. Según el edil, la obra "está muy atrasada y el proyecto es
deficiente, porque vuelca el agua de lluvia en el mar pero no cuenta con
filtros que eviten la contaminación de las playas con basura". También
reclamó incrementar la frecuencia de la recolección de residuos durante
la temporada y restringir las promociones publicitarias con volantes, que
contribuyen a ensuciar la ciudad.
Mientras los turistas
disfrutaron ayer de un día de sol y playa, cuadrillas municipales
intentaban reparar los baldosones de la Rambla y obreros de Vialidad
comenzaban a desagotar el pozo de la calle Alsina, para luego reparar el
pavimento. Por la noche, otro contingente trabajaba a destajo para tapar
los surcos de tres metros de profundidad que el torrente abrió en la
arena de las playas Bristol y Popular. Mientras tanto, la comuna se prepara para derivar todas las demandas que reciba por daños a la empresa concesionaria de la obra. "Vamos a hacer frente como sea a los reclamos, pero luego los trasladaremos a la empresa", aseguró el secretario de Gobierno.
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