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El avión, un Mc Donnell
Douglas MD-80, había partido de la turística localidad mexicana de
Puerto Vallarta con 83 pasajeros y 5 tripulantes, con rumbo a la ciudad norteamericana
de Seattle. Durante el recorrido tenía previsto hacer una escala en el
aeropuerto de San Francisco. Sin embargo, los planes iniciales debieron
ser modificados. "El piloto indicó por radio que tenía un problema
con el estabilizador y el avión fue desviado hacia el aeropuerto de Los
Angeles", reconoció Ken Boyer, portavoz de Alaska Airlines. Poco
después, los controladores aéreos perdieron contacto con el vuelo. El
avión se precipitó 5000 metros antes de impactar con el agua.
Durante la noche, los barcos
guardacostas, iluminados por los equipos infrarrojos de aviones y helicópteros,
buscaban sobrevivientes, cuerpos y restos del fuselaje, pero las
posibilidades de encontrar viajeros con vida era reducida debido a la
altura desde la que cayó el avión, la baja temperatura del agua y los
casi 200 metros de profundidad que tiene el Océano Pacífico en el sector
donde cayó el avión. Con la luz del día quedaron a la vista restos
humanos mezclados con fragmentos del avión y equipaje, que flotaban
dentro de una gran mancha de combustible que se expandía en el mar. Los
miembros de la Marina y la Fuerza Aérea norteamericana, continuaron
durante todo el día de ayer con las operaciones de rescate aunque en la
tarde habían perdido las esperanzas de encontrar sobrevivientes.
El MD-80 es un avión
considerado seguro por los especialistas ya que tiene una tasa de 0.41
accidentes por millón de partidas, equivalente a la cuarta parte del
promedio de la industria para todos los aviones. Además, los directivos
de Alaska Airlines aseguran que la nave había sido revisada el domingo en
Oakland y no había presentado problemas con sus estabilizadores. Por otra
parte, la compañía aérea esta posicionada entre las aerolíneas de bajo
riesgo debido a que sólo registra dos accidentes de gravedad en los últimos
treinta años.
Los investigadores comenzaron a
reconstruir los momentos finales del vuelo a partir de las informaciones
de radar y del control aéreo, mientras 12 miembros de la Junta Nacional
de Seguridad en el Transporte fueron enviados desde Washington para
encabezar las pericias.
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