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SE CONCRETO LA COALICION CONSERVADORA-NEONAZI
Austria da la espalda a Europa

El líder neonazi Joerg Haider y el conservador Wolfgang Schuessel llegaron a un acuerdo para formar gobierno. El presidente austríaco Thomas Klestil deberá aprobarlo hoy.  


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En octubre salió segundo con el 27 por ciento de los votos. Ahora, pese a advertencias desde Europa e Israel, está a punto de entrar al gobierno de Austria. Ayer se reveló que el neonazi Partido de la Libertad (FPOE) de Joerg Haider formó una coalición con el conservador OEVP. "Nos hemos puesto de acuerdo sobre un programa de reformas para los próximos cuatro años", anunció ayer el líder conservador Wolfgang Schuessel, quien será el nuevo jefe de gobierno. Todavía se desconoce la lista de ministros y el documento completo del programa, que serán presentados hoy para que lo apruebe el presidente Thomas Klestil. Si Klestil lo hace, el gobierno de coalición prácticamente será un hecho. El acuerdo desafió a 14 de los 15 países de la Unión Europea (UE), que el lunes amenazaron con suspender sus relaciones bilaterales con Austria si el FPOE entraba al gobierno. Ayer la amenaza daba todos las señales de seguir en pie, y una portavoz de la Casa Blanca reveló que Estados Unidos consideraría "medidas similares".

  "Júzguenos por nuestras acciones", pidieron repetidas veces los nuevos socios negro-pardos ante la presión europea. Los detalles que presentaron ayer de su programa conjunto parecían estar diseñados para asegurar un veredicto favorable. Schuessel habló de recortes en los gastos del gobierno y en el fondo de jubilación, privatizaciones y "reducir costos laborales". Haider (quien no entrará al gabinete) agregó que habría una "ofensiva social, con especial consideración para los niños". También aseguró que el gobierno estará "a favor de Europa", pero que a la vez permitiría "un nuevo patriotismo: no es ninguna vergüenza defender a su gente". La coalición tendría una mayoría de 104 de los 184 escaños en el Parlamento detrás de su programa. Schuessel concluyó explicando que el gobierno traería "un viento fresco y un nuevo entendimiento con la gente". Por supuesto, "como en cualquier parto, irá acompañado de dolores".

  Muchos los sufrirá el presidente Klestil, quien en los últimos meses intentó por todos los medios posibles impedir la entrada de los neonazis al gobierno. Aunque tiene la facultad de alterar (sujeto a la aprobación de la coalición) el programa de gobierno y objetar designaciones del gabinete, su margen de maniobra es muy restringido. Puede llamar a nuevas elecciones, pero, según las últimas encuestas, los neonazis saldrían primeros si éstas se realizan. Otra alternativa sería, según sugirieron ayer fuentes de la presidencia, convocar un gobierno de todos los partidos para diluir la presencia del FPOE. Nada indica, sin embargo, que Schuessel y Haider se prestarían a la idea.

  La reacción desde los países de la Unión Europea (UE) promete ser dura. Ayer, el premier francés Lionel Jospin amenazó públicamente ante su Asamblea Nacional que Francia --que en el próximo semestre asumirá la presidencia de turno de la UE-- "tomará todas las medidas para que la Austria de Haider y Schuessel esté políticamente aislada en Europa". El actual presidente de la UE, Antonio Guterres, había subrayado que "nada será igual con un gobierno donde participe un partido que ha negado repetidamente los valores de la tolerancia y de la democracia". El premier italiano Massimo D'Alema declaró que Europa tiene "el deber de injerencia" para defender "sus valores". Los países del ex bloque soviético --preocupados por la posibilidad de que una Austria xenófoba obstaculice su entrada a la UE-- respaldaron en su mayoría la advertencia del lunes.

  Sin embargo, Grecia agitó ayer por primera vez una bandera que tiene el potencial de resquebrajar el frente anti-Haider: la de la "no injerencia". Al desligarse de la advertencia que Guterres hizo en su nombre, el ministro de prensa griego Dimitris Reppas enfatizó que "no queremos bajo ningún concepto intervenciones de la UE en procesos democráticos de los miembros". Otros diplomáticos griegos interrogaron: "¿Quién decide que un partido elegido democráticamente, incluso si tiene ideas racistas o nacionalistas, no puede participar en un gobierno de coalición?". Además, la Comisión Europea (CE), que decidiría una respuesta institucional de la UE, explicó ayer los motivos por los que, "por ahora", tendría que seguir una política de no intervención. Dado que "el funcionamiento de las instituciones europeas no está amenazado", la CE se ve obligada a "mantener relaciones normales con Austria". Vigilará, por supuesto, que obedezca los tratados firmados con la UE, que incluyen garantías de derechos humanos.

  Schuessel y Haider se mostraron bastante satisfechos ayer por haber concretado su bella amistad en desafío a la mayoría de los países de la UE. El conservador disparó que éstos últimos "fueron demasiado lejos: hay que respetar el resultado de las elecciones democráticas". Para Haider, la presión no era más que una confabulación de la socialdemocracia europea para ayudar a sus correligionarios austríacos. Sentenció al final que todo era "una ofensa para todos los ciudadanos decentes de Austria".

 

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