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Ayn Rand, de la URSS a Hollywood

 

 

El film que emitirá Hallmark, ganador de un Globo de Oro, retrata la revulsiva carrera  de la escritora, interpretada por Helen Mirren 

 

Peter Fonda obtuvo un Globo de Oro en su rol de marido de Rand.


Por Cecilia Bembibre
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La cena sorpresa es un homenaje a Ayn Rand, que acaba de publicar su libro Atlas Shrugged después de doce años de trabajo. En torno del banquete se cuentan los seguidores más cercanos de la escritora. Ella entra del brazo de su marido Frank, convencida de que se trata de una velada de a dos. Caras conocidas le sonríen y le gritan "¡Sorpresa!". Rand permanece muda, y su rostro se arruga en una mueca de disgusto. "¿Cómo se atreven? Odio las sorpresas", escupe frente a las copas levantadas en su honor.

  Esta escena sintetiza el espíritu de la Ayn Rand que interpreta Helen Mirren: impetuosa, terca y egoísta, rodeada de discípulos jóvenes y bellos, de quienes exige fidelidad absoluta. La pasión de Ayn Rand es una mirada polémica sobre la vida de la escritora ruso-estadounidense, con Mirren, Peter Fonda, Eric Stoltz y Julie Delpy en los papeles principales. Ganadora de un Globo de Oro --a Fonda, como mejor actor de reparto--, la película fue presentada el año pasado en el festival de Sundance, y será emitida por Hallmark el 14 de febrero a la medianoche.

  Rand nació en San Petersburgo en 1905 y creció en la misma ciudad: desde su juventud se rebeló contra la lógica del sistema soviético. A los 21 años quebró todos sus lazos con la URSS y emigró a Hollywood, convencida de su destino de guionista para las estrellas de cine. En su nueva patria se casó y se dedicó a promover sus ideas, reunidas como una corriente del objetivismo. Abrazó el capitalismo, defendió el derecho del individuo a ser egoísta, y se sentó a escuchar las polémicas envuelta en el humo de los cigarrillos que fumaba con largas boquillas esmaltadas.

  Con la publicación de su primera novela, The Fountainhead (El manantial), a fines de la década del 40, la fama sacudió el mundo de Rand: ése es el momento en que el director Christopher Menaul elige para comenzar el telefilm. Por esa época, Nathaniel Blumenthal y su novia, Barbara Branden (Stoltz y Delpy), tocan el timbre de la casa de Ayn por primera vez. Ambos adhieren a sus ideas, y mantendrán por largos años una estrecha amistad y colaboración intelectual con la escritora. Blumenthal es pronto "adoptado" por Rand como su heredero intelectual, administrador de sus negocios y más tarde, como su amante. Las frecuentes veladas que comparten las dos parejas (Frank y Ayn; Nathan y Barbara) desembocan en una propuesta de Rand, una versión práctica de los ideales que predica. Así es como, en el nombre del egoísmo, la lógica y el objetivismo, Rand y Nathan duermen juntos una vez por semana. La rutina no se concreta sin antes discutirla civilizadamente hasta obtener el consentimiento de Barbara y Frank.

  Al mismo tiempo en que su trabajo filosófico se consolidaba --especialmente con la publicación de Atlas Shrugged, su texto emblemático-- la vida personal de Rand se volvió opresiva e inestable. Es invitada a conferencias en las principales universidades, los empresarios escuchan su "ética de negocios", el Instituto Ayn Rand publica y difunde sus ideas. En la televisión es un número fijo: su seguridad, sarcasmo e histrionismo la convierten en un imán para los televidentes, que la aman y la odian en partes iguales. Pero Nathan se ha enamorado de otra mujer y Barbara se rebela ante la doctrina. Frank, entretanto, permanece junto a Rand, fiel y subordinado a su férrea compañera. El círculo se rompe: Ayn toma distancia de sus viejos y queridos discípulos. Mientras que la película de Menaul explora la evolución del pequeño grupo a través de los años, la biografía oficial, promovida por un discípulo tardío de Rand, Leonard Peikoff, sugiere que la mirada de los Branden, clave en el film, es sumamente parcial en su apreciación de la vida y trabajos de la autora.

 

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