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OPINION
A la vista de todos
Por PERIODISTAS*

Es probable, aunque no seguro, que los condenados en Dolores hayan intervenido en el crimen. Pero es ostensible que no son los máximos responsables y que el fallo judicial no ha dado cuenta irrefutable ni de las motivaciones ni de las circunstancias verdaderas del tremendo episodio, como debe ocurrir en un proceso penal serio. Por eso lamentamos que el asesinato de José Luis Cabezas siga incorporado a la larga nómina de atrocidades impunes que rebajan la calidad de la vida democrática argentina.
Una virtud ha tenido el juicio oral: poner a la vista de todos, lo que en nuestra declaración anual de 1999 llamamos �los puntos oscuros que impiden dar por esclarecido el asesinato de nuestro colega�. Lamentablemente a tres años del crimen esa afirmación no ha perdido vigencia. Por el contrario, se han sumado nuevas evidencias que hacen del caso un escándalo.
Durante al acto realizado en Pinamar al cumplirse un año del asesinato, Periodistas denunció la resolución vergonzosa en la cual el juez de instrucción acusaba a José Luis Cabezas de extorsionador, como única explicación para su asesinato, repitiendo una perversa costumbre nacional de investigar a la víctima y de acusarla por su destino.
También señalamos el empleo de recursos del Estado para introducir en la causa a un oscuro confidente policial. El mismo tribunal que entonces calificó esa maniobra de diabólica y la comparó con aquellas �mediante las cuales se intentaba ocultar a los auténticos autores de los crímenes en la etapa del terrorismo de Estado�, ahora absolvió a su protagonista, sin que se haya avanzado un paso en la investigación que sus miembros ordenaron en mayo de 1997.
Ni el juez, ni la instrucción policial, ni el tribunal de juicio han podido dar una explicación satisfactoria acerca del recorrido del arma homicida y de la cámara de la víctima, de las contradicciones entre los sucesivos peritajes y autopsias, de la incompatibilidad fáctica entre los relatos de los condenados, que constituyen la exclusiva y endeble base de la sentencia. Las sesenta veces que el comisario jefe de la investigación respondió �no sé� o �no recuerdo� miden los pasos que faltan recorrer hasta llegar a la verdad de lo sucedido.
Señalamos en Dolores hace dos años que con la hiperactividad del entonces gobernador, que aportaba supuestos testigos a la causa, y con abogados defensores de los presuntos asesinos que no podían explicar quién pagaba sus honorarios no se iba a llegar al esclarecimiento del asesinato. La opinión pública sigue esperando las precisiones del ex gobernador Duhalde, quien en declaraciones a la revista Noticias del mes de octubre último aseguró no sólo haber pagado 50 mil pesos por informaciones, sino conocer el lugar donde está enterrada el arma del crimen.
Ahora las audiencias públicas fueron escenario de acuerdos tendientes a disimular la forma en que se manipuló el aparato judicial e impedir que pudiera detallarse la evidente politización del caso.
Esta Asociación acompaña el dolor y la indignación de los familiares de Cabezas, agravados por las irregularidades enunciadas, que equivalen a una inadmisible burla.

* Asociación para la Defensa del Periodismo Independiente.

 

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