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Tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe, dicen. Y como una alianza rojo-rosa carecía de antecedentes en la democracia española, las negociaciones entre socialistas y comunistas podrían haber corrido la misma suerte. Pero siempre hay excepciones, y ésta parece ser una. Ayer, después de varios días de marchas y contramarchas, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Izquierda Unida (IU) sellaron finalmente un pacto inédito: formarán una alianza �a la francesa� para intentar derrotar en las elecciones parlamentarias del 12 de marzo al gobernante y conservador Partido Popular (PP) del presidente José María Aznar, y arrancarle la presidencia del gobierno. Un desenlace que parece (bastante) feliz para ambas partes. Sobre todo porque los cálculos electorales dejan a los socialistas a un paso del sillón presidencial y a la IU como un socio menor pero fortalecido.La sorpresiva propuesta de Joaquín Almunia, secretario general del PSOE y candidato a la presidencia del gobierno por la segunda fuerza política del país, fue lanzada el 24 de enero. Una de las condiciones del PSOE que mereció el rechazo de sus habituales adversarios comunistas fue que IU no presentara candidaturas propias en las 34 provincias donde nunca logró ni un diputado. Pero el �no� inicial se convirtió entonces en la plataforma de lanzamiento de nuevas negociaciones. Hasta el martes, el único resultado era una magra declaración de buena voluntad que marcaba el acercamiento entre las partes, pero no llegaba, al menos públicamente, a la posibilidad de firmar un acuerdo para presentar listas comunes en las elecciones parlamentarias del 12 marzo que decidirán quién será el próximo presidente del gobierno español. Sin embargo, las conversaciones de aquella tarde lograron dar el último retoque al �programa básico de gobierno� anunciado ayer: un acuerdo programático, un pacto electoral para el Senado, y un pacto de investidura que significa un apoyo a Almunia como candidato final de la coalición. La IU decidió aceptar la oferta del PSOE de ir juntos a las elecciones para renovar 208 de las 257 bancas del Senado, con dos candidatos del PSOE y uno de IU por cada provincia. La unión de listas es un beneficio neto para IU, que ahora sólo tiene dos senadores designados por las comunidades autónomas, y que gracias al acuerdo con el PSOE podría llegar a tener 10 bancas. Pero lo que no aceptó, al menos por ahora, es retirar sus propios candidatos a diputados, ni siquiera después de que el PSOE disminuyó su exigencia y pidió que la retirada corra para ocho de las 34 provincias propuestas inicialmente. Por otro lado, el acuerdo para presentar candidatos a la Cámara alta sólo alcanzará a 30 de las 54 provincias del país. Es decir, los lineamientos básicos del acuerdo están listos, pero quedan pendientes varios asuntos para ambas partes: en los próximos días, el PSOE intentará convencer a los líderes de IU de unir las listas a diputados, y los comunistas insistirán para extender el acuerdo a las 54 provincias de España. Pero esto último también parece difícil de negociar, ya que el socialismo pretende dar vuelta las cifras en las 30 provincias donde últimamente el PP consiguió tres senadores y el PSOE sólo uno. Con la flamante alianza, el PSOE calcula que ganará dos de los cuatro senadores en juego en esas provincias, y que el tercero quedaría en manos de la IU.En lo que ambas partes se mostraron cautelosas es en el futuro de los dos candidatos a la presidencia del gobierno: Almunia por el PSOE y Francisco Frutos por IU. �Hemos dejado muy claro que van a ejercer de candidatos los dos�, aseguró un vocero en la conferencia de prensa donde se anunció el acuerdo. Pero también quedó claro que si el acuerdo lleva a un triunfo en las elecciones de marzo, será el segundo partido más importante del país el que impondrá su candidato. Según el acuerdo, los dos partidos llegarán unidos a marzo para conseguir una composición parlamentaria que los beneficie. Pero, sobre todo, que sea capaz de llevara Almunia al palacio de La Moncloa e instalar un �gobierno progresista que represente a la mayoría de los ciudadanos�. Esta vez, después de haber perdido las elecciones en 1996 por sólo un punto, el PSOE parece dispuesto a negociar hasta con los comunistas con tal de que la historia no se repita.
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