Las reacciones en Europa ante Joerg Haider son casi todas de condena, pero para nada unánimes. Aquí, un primer anticipo.
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Salman Rushdie * Municiones para demagogos No
basta ver el triunfo de Haider simplemente como una victoria del mal sobre
el bien. El éxito de los líderes extremistas está invariablemente
ligado a las fallas en el sistema que tratan de suplantar o por lo menos
controlar. La tiranía del sha de Irán creó la tiranía de los
ayatollas. La ociosa corrupción de la vieja Argelia secular dio origen al
Grupo Islámico Armado y al Frente de Salvación Islámica. Y la larga
"gran coalición", con su parecido a un grupo de amigos que se
intercambian favores y trabajos, terminó por desilusionar a los votantes
lo suficiente como para que se volcaran hacia Haider. Los diarios europeos
están llenos de historias de corrupción política en estos días y estas
revelaciones son un regalo para un demagogo populista del tipo de Haider.
Cuando los herederos del recientemente fallecido ex primer ministro
italiano Bettino Craxi, que fue condenado por corrupción, se encogen de
hombros y definen como irrelevantes las historias de las coimas recibidas
por él, por el alemán Helmut Khol o por el francés François
Mitterrand, no hacen más que empeorar las cosas. Cuanto más se parezca
Europa a un grupo de líderes arrogantes para quienes el fin justifica los
medios, más municiones tienen los Haiders.
* Novelista angloindio, en
The New York Times. Condenado a muerte en ausencia por el régimen iraní en 1990 a raíz
de su novela Los versos satánicos. Jacques
Amalric * Joerg
Haider, muy a pesar suyo, ¿le hizo finalmente un servicio inconmensurable
a la causa de la Europa política? Por provocadora que resulte, esta
pregunta es legítima: sin las ambiciones del fogoso demagogo xenófobo de
Carintia, 14 dirigentes europeos (sobre 15) jamás hubieran respondido tan
rápidamente a la espinosa pregunta de la incompatibilidad de ciertos
discursos y comportamientos de los responsables de un Estado miembro con
los valores fundadores de Europa. Tampoco hubieran tenido la ocasión de
subrayar tan espectacularmente que la construcción europea supone
renuncias a la soberanía y que éstas irán creciendo y no perdonarán
ningún espacio, incluido el más sensible, el político. *
Editor de Libération, de Francia. Paul
Badura-Skoda * Estoy
muy asombrado de que me pregunten mi opinión sobre la situación política
actual de Austria. No soy un hombre político, soy un músico en busca
permanente de la sabiduría y la verdad. La política divide, la música
une, crea la armonía. * Pianista clásico austríaco, en
Le Monde. John
Gray * Por
primera vez desde los años 30, un partido de extrema derecha está en el
umbral del poder en el corazón de Europa. Al final de esta semana, el
partido liberal de Joerg habrá entrado en el nuevo gobierno austríaco al
lado de los conservadores. Si esta coalición ocurre, tendrá
consecuencias que irán más allá de Europa central (...) Hay pocos
lugares en el mundo donde la idea de que la Historia haya llegado a su fin
sea más ridícula, o más perniciosa, que en Europa central. Y, sin
embargo, los dirigentes europeos se ilusionaron complacientemente con la
idea de que el crecimiento económico era suficiente para establecer en
Europa los valores liberales. La ascensión de Haider muestra que se trata
de una ilusión. Los derechos del hombre no vienen en un paquete de regalo
con el aumento de las ganancias, una baja tasa de desempleo y teléfonos
celulares. * Politólogo de la London School of Economics.
En The Guardian de Gran Bretaña. Jean
Daniel * Austria
ya ha sido simbólicamente desterrada de Europa. Es un precedente
importante. La jurisprudencia será espectacular. Hay muchas objeciones.
¿Se va a precipitar lo que se quiere evitar? ¿No se corre el riesgo de
herir una sensibilidad nacional al perturbar el libre ejercicio de la
democracia? ¿No deberíamos aprender lecciones de las reacciones de
Argelia cuando se interrumpió una segunda vuelta que anunciaba la
victoria de los integristas? ¿No hemos colaborado en el reagrupamiento de
la nación serbia en torno de Milosevic? Todas estas preguntas tienen
fundamentos y hacen difícil definir una regla de comportamiento. Sin
embargo, si las precauciones indicadas en las advertencias europeas se
respetan al pie de la letra, los riesgos son secundarios y, en todo caso,
provisorios. (...) Estoy seguro de que Joerg Haider será más hábil para
modificar sus propósitos y su actitud y, como ya se hace saber a su
alrededor, se proclamará partidario de la línea adoptada por Gianfranco
Fini en Italia más que por la de Le Pen en Francia. * Editor de Le Nouvel Observateur. Pietro Ingrao * Sólo
volviendo a los recuerdos terribles del racismo se puede medir
completamente el sentido de la controversia que se ha abierto, y por qué
el pequeño Haider saltó al nivel de la escena mundial. Por eso sería
necio de parte de Europa cumplir esa tarea sin evaluar su alcance. No sólo
porque eso resguarda su posible eficacia, sino por la gravedad de los
hechos que la cuestión implica, referidos explícitamente al caso austríaco.
Si se contempla, como un lego y desde el llano, la primera decisión de
condena de los 14 como gesto de recalificación de la identidad de la Unión
Europea que --más allá de su rostro de "mercado"-- se redefine
políticamente como antirracista y antifascista. Quizá éstas no son
exactamente las palabras que empleó Guterres, pero al final ésta es la
única motivación válida para sostener un acto que indudablemente no era
indiferente. Y se entiende que en la primera fila de esta decisión hayan
estado Francia y Bélgica, dos países marcados a hierro y fuego por el
nazismo. * Ex jefe del ala izquierda del Partido Comunista Italiano.
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