Por Santiago Rodríguez
Muy rara vez un cuerpo parlamentario convoca a una sesión especial para tratar una ley que se sabe de antemano que no va a ser aprobada. Pero la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, que en más de una ocasión ha sancionado normas innovadoras, también puede darse el lujo de marcar el rumbo en este aspecto: después de meses de discusión, los diputados no lograron sancionar ayer la nueva ley electoral para el distrito porque ninguno de los proyectos consiguió los dos tercios de votos necesarios. Así, junto con el jefe de gobierno, el 7 de mayo próximo los porteños elegirán a los 60 diputados locales con el viejo sistema de listas sábana.
�Tanto el justicialismo, como Nueva Dirigencia, son los responsables de que la ciudad no tenga hoy una ley electoral más transparente, participativa y sin listas sábana, que permita acercar los candidatos a los vecinos.� La acusación la lanzó el jefe del sub-bloque del Frepaso, Raúl Fernández, no bien terminó la sesión y no fue otra cosa que una respuesta a la oposición, que en el recinto había tratado también de cargar los costos del fracaso en la mochila aliancista.La peronista Kelly Olmos reprochó a radicales y frepasistas el haberse aferrado a su proyecto, al que calificó como �una especulación exclusivamente electoral que forma parte de la campaña política�. �Coincido en que no hubo voluntad de consensuar; la Alianza dijo �ésta es nuestra propuesta y de acá no nos movemos��, se quejó el belizista Abel Fleitas Ortiz de Rosas. Y el cavallista Jorge Argüello puso en duda la vocación de la coalición para aprobar la ley: �Lo suyo es la �política del tero�: pegan un grito en un lado mientras ponen los huevos en otro lado�.La ley electoral estaba en discusión desde mediados del año pasado. Entonces, el candidato a la jefatura de gobierno de la Alianza, Aníbal Ibarra, alentaba la unificación de las elecciones de la ciudad con las nacionales. Temeroso de una complicación en su carrera a la Presidencia, Fernando de la Rúa prefirió finalmente no mezclar los tantos y el tema quedó en la nada hasta que el mismo De la Rúa �ya instalado en la Casa Rosada� evaluó que era necesario adelantar los comicios para evitar la incidencia de un eventual desgaste del Gobierno.El Ejecutivo porteño convocó a elecciones para el 7 de mayo y las urgencias electorales volvieron a imponer el ritmo de debate: la ley debía ser sancionada antes del 7 de febrero porque de lo contrario no sería aplicable a los próximos comicios y a los legisladores �como finalmente sucederá� habría que elegirlos con el viejo sistema de la lista sábana.Para sancionar la ley eran necesarios 40 votos, o sea cuatro más de los que tiene la Alianza. Los conductores del bloque aliancista apostaron a un acuerdo con Nueva Dirigencia, pero también tuvieron que lidiar con buena parte de su tropa que ni siquiera hoy está convencida de firmar el acta de defunción de las listas sábana.Ayer era el día. La sesión había sido pautada a principios de enero y desde entonces se sucedieron las conversaciones entre el oficialismo y la oposición. Los belizistas afirmaron en algún momento que llegarían a un acuerdo, si la Alianza accedía a introducir modificaciones a su propuesta y su bloque votaba la ley en forma unánime.La semana pasada, y a regañadientes, todos los aliancistas cerraron filas detrás de su proyecto, aunque para la Alianza entonces Nueva Dirigencia pidió mucho: no importaba demasiado la cantidad de divisiones de la ciudad �en todos los esquemas unos legisladores eran elegidos por lista única y otros por zonas� pero era innegociable que el reparto de bancas se realizara según el total de votos obtenidos en el distrito.De nada sirvió la exhortación de última hora de Ibarra a dejar de lado las �conveniencias particulares�, ni que el secretario de Gobierno porteño, Guillermo Moreno Hueyo, fuera ayer a la Legislatura: la ley no salió por más que todos juraran que querían terminar con las listas sábana.
OPINION
Razones de un fracaso
Por Abel Fleitas Ortiz de Rosas*
Parece desconcertante: todos los partidos que integran la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se pronunciaron públicamente por la sustitución de las �listas sábana� y, sin embargo, no se pudo obtener un acuerdo para el dictado de una ley electoral en tal sentido.u ¿Qué pasó?Durante dos años, en la Legislatura se vinieron sumando proyectos de ley electoral, iniciados por el presentado por Gustavo Beliz y el firmante, en diciembre de 1997.El sistema proporcional imperante en el nivel nacional y, hasta ahora, en la ciudad, tiene cualidades y defectos. Por una parte, es el que mejor refleja las tendencias políticas de la ciudadanía, contempla el pluralismo democrático y la representación de las minorías. Por la otra, en un distrito grande y con alto número de legisladores como la Ciudad de Buenos Aires, genera una �lista sábana� de 60 candidatos (o, en sus renovaciones, de treinta) donde el votante a duras penas identifica a los primeros de la lista, y el resto, desconocido por la mayoría del electorado, se introduce en virtud de componendas partidarias y llega a sus bancas mucho más comprometido con la estructura del partido que con la base electoral.u ¿Cómo supera estos defectos, personalizar el voto, y mantener, al mismo tiempo, las ventajas del sistema proporcional requerido, además, por el artículo 69 de la Constitución de la Ciudad?Nuestra propuesta encontró una vía tomada de la ley electoral vigente en Alemania: un sistema mixto, donde se votan candidatos por circunscripciones y también una lista de distrito. Las bancas que corresponden a cada partido se determinan tomando en cuenta sus votos totales en el distrito por el sistema D�Hondt, en forma plenamente proporcional. Ese número de bancas incluye en primer lugar, las obtenidas en las circunscripciones, y se completan con los candidatos de la lista distrital. Esta propuesta fue compartida en lo esencial por el Partido Justicialista y por las otras expresiones minoritarias de la Legislatura.La Alianza prescindió de éste y de todos los demás proyectos, y pretendió una aceptación incondicional del llamado �proyecto Ibarra�, improvisado y presentado en los últimos días, que se limitaba a dividir la �sábana� en cuatro �sabanitas�, y no respetaba el principio de proporcionalidad en su integridad.u No pudo haber acuerdo porque no hubo oportunidad de debate.El resultado será, probablemente, el mantenimiento de la lista única de sesenta candidatos. Más allá de los discursos, esto resolvería ciertos problemas internos de la Alianza porque, dado el carácter múltiple de su composición, toda división de la �sábana� le acarreaba dificultades para incluir en las listas a representantes de sus diversos partidos y sectores internos, mayoritarios y minoritarios. Lo cual puede explicar la poca disposición de la mayoría para llegar a un consenso.* Legislador porteño de Nueva Dirigencia.
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