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COMO SE REPUDIA EN VARIOS IDIOMAS LA LLEGADA DE LOS NEONAZIS
Europa no baila el Danubio pardo

Los manifestantes, reprimidos fuera del palacio presidencial Hofburg, donde juró el nuevo gobierno.

Las condenas al fenómeno Joerg Haider quieren atender a la historia de un país y un continente donde la derecha siempre estuvo ahí y no es una novedad. Aquí, una muestra de cómo lo hacen. 


Una utopía retrospectiva

Jacques Le Rider*
El estatuto de país víctima le permitió a Austria no llevar a cabo ese trabajo obligatorio con la memoria. Trabajo tanto más difícil cuanto que, tras la Segunda Guerra Mundial, los aliados consideraban a Austria como el primer país libre que cayó víctima de la agresión hitleriana. En Austria no hubo un equivalente al proceso de Nüremberg. No hubo proceso  y ni siquiera una verdadera limpieza en determinados cuerpos profesionales, como pueden ser los magistrados o los médicos. Tampoco hubo investigaciones acerca de las atrocidades cometidas en aquella época y menos aún una responsabilización austríaca en los crímenes cometidos durante el nazismo. Extraño país que vive encerrado entre un pasado del que no se hace cargo, otro pasado imperial mucho más fastuoso y un presente que le acarrea muchos problemas. En su utopía retrospectiva, los austríacos mantienen el patrimonio imperial y cultivan su memoria pero, al mismo tiempo, huyen ante todo aquello que los implica como obligación. El imperio unió a los austríacos, húngaros y eslavos. Hoy se niegan a ser los mediadores en el proceso de ampliación de la Unión Europea a los países del Este, un papel que sin embargo está hecho a su medida �.

*Investigador francés, autor de Modernidad vienesa y crisis de modernidad 

Sirenas populistas

Jean Daniel*
Los austríacos no tienen suerte. Segura pero lentamente hubiesen podido colmar su sed de germanidad uniéndose a la democracia alemana, la cual se convirtió en una de las naciones más abiertas y menos xenófobas de Europa. Pero no; las sirenas populistas y tradicionalistas que cantan a través de la voz de Jörg Haider los invitan a unirse ya no al presente sino al pasado de Alemania. Gracias a las obras de dos grandes escritores austríacos, Thomas Bernhard y Peter Handke, sabemos por qué. Austria sufre de un déficit de culpabilidad. Tiene un recuerdo tan execrable de los stalinistas que el pasado nazi le inspira nostalgia.

*Director del semanario Le Nouvel Observateur 

Las máscaras han caído

Bruno Deltour*
Incluso si Haider no es más que un ambicioso sin vergüenza y sin convicciones, su irresistible ascenso siembra dudas sobre la madurez democrática de Austria. Las máscaras han caído. Desde hace unos quince años, el FPO logró conducir el debate electoral hacia sus terrenos predilectos. En un precedente artículo relaté qué fue lo que hizo posible un nivel tal de aceptación de la extrema derecha en Austria: un sentido agudo de la identidad, ausencia de responsabilidad frente a la historia y, como consecuencia de estas dos fracturas, la debilidad del tabú moral. Se trata hoy de decir que del olvido al sueño el camino es natural. La metáfora un  poco indecente del deporte se justifica porque traduce bastante bien el tipo de ánimo que puede reinar en Austria este invierno. Austria es, mucho más que cualquier otro, un país dividido entre una tradición de la que conocemos su vivacidad y la modernidad mundializadora y tecnológica. Sus esquiadores parecen mostrarle el camino y expresan simbólicamente lo que sustenta el suceso de Haider. Entre su populismo y su aspecto de ejecutivo deportivo, Haider representa la unión milagrosa de la tradición y de la modernidad. Casi con seguridad, Haider no encarna el retorno a una versión pasada de una hipotética Austria inmutable, encerrada sobre sí misma. No: su Austria es la de las virtudes como estilo de vida, por encima de todo. Falta de madurez democrática, extravío entre tradición y modernidad, todo parece conducir a Austria a través de la vía quimérica que le están proponiendo.

*Politólogo francés

Tan peligroso  como Blair

Peter Handke*
Es un pensamiento que mueve a preocupación, tener al partido de Haider en el gobierno, pero pienso que Europa no tiene ningún derecho a juzgar qué hace Austria, después de la agresión fascista contra Yugoslavia. Haider es peligroso como todos los restantes políticos europeos. Jospin, Chirac y Blair demostraron que son criminales. La verdad, no pueden decir nada sobre Austria. Chirac, Blair y Jospin fueron comandantes de una guerra. Son responsables de la muerte de miles de personas en Yugoslavia. Haider dejó pasar la ocasión para demostrar que era un auténtico político. Tenía razón al decir que los europeos tienen que limpiar delante de la puerta de sus propias casas y evitar inmiscuirse en las peripecias internas de Austria. Pero las razones que invocó no valen nada. Con esto demuestra, que es un fanfarrón muy primitivo. Haider debería haber dicho que (el presidente francés) Chirac inauguró su mandato con la reiniciación de las pruebas atómicas. Ese es el motivo por el que debería limpiar delante de la puerta de su casa.

 Las empresas están con Haider

Max Rodenberg y 
 Peter Schwarz*

A la larga, en una sociedad dominada por el dinero y los medios, el ascenso político de un hombre como Haider no sería posible si no contara con un apoyo substancial de los círculos gobernantes. Las negociaciones por la coalición entre conservadores y populistas contaron desde el comienzo con la participación de importantes representantes de grandes empresas, incluyendo el secretario general de la Federación de Industriales.  Lo que hace que Haider sea tan valioso para esos círculos, es su habilidad para unir un programa económico neo liberal con una demagogia social y chauvinista, y así brindar un cierto apoyo a las políticas pro empresarias. Haider y su FPO sirven como palancas para romper el Estado de Bienestar, que en Austria siempre estuvo ligado a una red de puestos públicos controlados por el partido, nepotismo y peleas por puestos y corrupción. Tanto el Estado de Bienestar como la profusión de puestos públicos controlados por el partido, se han convertido en un obstáculo para las corporaciones internacionales y los mercados financieros que dominan la vida económica de hoy. Haider es perfecto para esta función. Es uno de los hombres más ricos de Austria, pero siempre se presenta como un "representante del hombre pequeño", vitupera contra la corrupción, se presenta como un hombre con las manos limpias y no duda en prometer mejoras sociales. Como todos los demagogos de derecha, apela a los más retrógrados prejuicios e instintos, dirige los temores sociales hacia los canales chauvinistas, despotrica contra los "criminales extranjeros" y protesta sobre Europa.

*Investigadores sociales.

 

La carta de los intelectuales franceses

La alianza de gobierno entre el Partido Conservador y la extrema derecha de Joerg Haider arrastra a Austria hacia una espiral infernal. Europa corre el riesgo de perder su alma. En todas partes del mundo los gobiernos más moderados manifiestan su preocupación. La Europa política reaccionó con vigor, igualmente lo hizo Francia. Pero al aislamiento político hay que agregar el aislamiento intelectual y artístico. En un país tan rico por su música, su teatro, su literatura y sus artes, la posición firme de los artistas y de los intelectuales europeos aportará apoyo a quienes resisten. Es por ello que nosotros, los firmantes de este texto, intelectuales, directores de cine, productores, editores, escritores, profesores, llamamos a los artistas y creadores de todas las disciplinas y de todos los países rechazar su participación en toda manifestación artística o intelectual que tenga, en Austria, un lazo con el gobierno.

Jerome Clément (presidente de la productora La 5, presidente de La Sept/Arte), Catherine Clément (escritora), Alexandre Adler (periodista), Laure Adler (escritora, directora de France Culture), Didier Bezace (directora de teatro), Yves Boisset (cineasta), Patrick Bouchain (arquitecto), Laurent Bouhnik (cineasta), Laurent Cantet (cineasta), Claude Cherki (editor), Constantin Costa Gavras (cineasta), Monique Coutance (Festival de Avignon), Henri Cueco (pintor), Jérome Deschamps (director de teatro), Sophie Duez (comediante), Xavier Durringer (cineasta), Bernard Faivre d'Arcier (director del Festival de Avignon), Dan Franck (escritor), Romain Goupil (cineasta), Gilles Hertzog (escritor), Guy Konopnicki (escritor), Blandine Kriegel (profesor universitario), Jacques Lasalle (director de teatro), Daniel Leconte (productor), Jacques Le Goff (historiador), Serge Le Péron (cineasta), Bernard-Henry Levy (filósofo), Llana Levi (editora), Joëlle Losfeld (editor), Gérard Mordillat (realizador), Michel Nadet (animador cultural), Andrew Orr (productor, realizador), Erik Orsenna (escritor, miembro de la Academia Francesa), Yves Peyré (escritor, director de la Biblioteca J. Doucet), Ernest Pignon-Ernest (pintor, escritor), Roger Planchon (director del Teatro de Villeurbanne), Olivier Py (director de teatro), Marie-France Pisier (escritora y actriz), Madeleine Riffaud (escritora), Patrick Rotman (escritor, realizador), Olivier Rubinstein (editor), Fabienne Servan Schreiber (productor), Daniel Toscan du Plantier (presidente de Unifrance).

 

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