Una
sensación de desamparo dejó la exposición pública del secretario
de Energía, Daniel Montamat, al admitir que el Gobierno no tenía
herramientas para persuadir a las empresas petroleras de que bajaran
el precio de los combustibles. Las expectativas acerca de una rebaja
habían sido impulsadas desde el propio Gobierno apenas una semana atrás,
cuando el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno, anticipó que los popes
petroleros serían citados "para hacerles bajar los
precios". Los expendedores de combustibles y los consumidores, en
tanto, desconfían de una real falta de armas oficiales, y en cambio
tienden a creer en la falta de voluntad política de algunos
funcionarios para oponerse a la política de precios de las empresas.
Como ningún otro producto,
el comportamiento de los precios de los combustibles resultó
marcadamente irritante para los consumidores. Tras un prolongado período
de estabilidad, cuando el mercado mundial registraba una baja continua
en el valor del petróleo, la tarifa de las naftas en surtidor entró
en una loca carrera de ajustes semanales cuando la cotización de
crudo inició el camino de la recuperación. El proceso se aceleró
durante la transición (del 24 de octubre al 10 de diciembre) y
continuó, aunque a paso atenuado, en los últimos dos meses.
De los diversos sectores
privatizados en los tempranos '90, el petrolero fue el único al que
no se aplicó ningún tipo de regulación. Objetivamente, el Gobierno
se desentendió de contar con herramientas de control, pero además
alentó --por acción y omisión-- una concentración que hoy deja en
manos de tres empresas la comercialización del 95 por ciento de los
combustibles, con la facultad de mantener cautivas a 5500 estaciones
de servicio mediante contratos a diez años de provisión exclusiva.
Las propuestas que deslizó
Montamat en la conferencia de prensa del jueves para introducir mayor
competencia de precios resultarían inefectivas en el actual cuadro de
situación o, en el peor de los casos, agravarían la concentración.
Apostar a la importación de combustibles sin tener en cuenta que sólo
las estaciones blancas podrían distribuirlos, en competencia con la
producción local, significa no tomar en consideración que estos
puntos de venta independientes apenas representan el 5 por ciento del
volumen total del negocio, además en manos de comerciantes en general
con escasa capacidad económica como para encarar las compras externas
o conseguir créditos.
"Si se habilitara al
parque de estaciones de servicio existentes a vender nafta importada,
en 30 días las naftas bajan un 20 por ciento", asegura Manuel
García, titular de la Asociación de Estaciones de Servicio
Independientes. Pero, para ello, habría que legislar contra los
contratos de exclusividad que imponen las petroleras, una manifestación
de actitud monopólica que Montamat no tuvo en cuenta en su evaluación.
"No tenemos pruebas de que haya prácticas monopólicas en el
mercado local de combustibles", aseguró en sentido contrario el
funcionario, el jueves.
La respuesta de Alfonso
Cortina, presidente de Repsol-YPF, a la demanda de rebajas del
Gobierno, no dejó espacio a la esperanza. "En primer lugar, me
ha sorprendido la fuerte competencia que existe entre las marcas en el
mercado argentino", señaló el empresario español.
"Diferencias de hasta el 20 por ciento del precio al público es
un porcentaje muy grande en los márgenes de las petroleras, sobre
todo si consideramos que en dicho precio el 60 por ciento son
impuestos", refirió, en la misma línea del argumento utilizado
por Montamat 24 horas atrás. "Estimamos que la referencia del
valor del producto importado debe ser la guía para establecer los
precios del mercado (...). En esta línea, nuestra compañía asume el
compromiso de ajustar sus precios en el mercado argentino, siguiendo
los movimientos de alzas o bajas en el mercado internacional cuando éstos
se produzcan", completó su declaración Cortina.
Entre los disconformes con
el resultado de la gestión de Montamat ante las petroleras se
encuentran varios legisladores y técnicos de la Alianza, que le han
reclamado al funcionario una reunión para los primeros días de la
semana próxima. Allí le alcanzarán algunas propuestas para inducir
una baja en los combustibles para lo que, aseguran, el Gobierno cuenta
con herramientas. Si hay voluntad política, lo mejor es que se note.
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