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La bicisenda tiene 2,20 metros
de ancho y es de doble circulación. Desde Lugones y Comodoro Rivadavia,
toma por esta avenida y luego por García del Río hasta Parque Saavedra.
El ciclista que vaya de paseo puede circunvalar el parque --donde hay
sitios para dejar la bici estacionada--, y el apurado puede seguir por
Ruiz Huidobro hacia Parque Sarmiento; de allí al Parque General Paz y, en
el largo tramo por la calle Ceretti, empieza lo más interesante.
Es que García del Río, como
Ruiz Huidobro, son bulevares por cuyo sector central pasa la bicisenda,
dejando las calzadas, como siempre, para los autos. Pero en Ceretti la
senda se transforma en lo que, para ser fiel al vocabulario ciclístico,
debe llamarse ciclovía: un carril exclusivo para ciclistas que ocupa una
parte de la calzada. En cambio, las dos bicisendas con que ya contaba la
ciudad --la del Parque Tres de Febrero y la Sur, por Avenida Roca y por
Amancio Alcorta-- están íntegramente trazadas sobre parques y veredas.
La ciclovía "está
pintada de blanco, cuenta con tachas reflectivas, separaciones en amarillo
y muchísima señalización", destaca Gabriel Ciribeni, subsecretario
de Mantenimiento Urbano del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Los
automovilistas que se acercan por las calles transversales deben frenar
porque PRECAUCION. CIRCULACION DE CICLISTAS, le ordenan los carteles.
"Hasta ahora, no hemos tenido accidentes", dice Ciribeni. La
mayor parte del tramo que hoy se inaugura empezó a ser utilizada hace un
par de meses y la circulación de ciclistas ya es considerable,
especialmente en la zona de Parque Saavedra.
La vía habilitada desde hoy
llega hasta Chorroarín y Triunvirato, en Agronomía. La mayor parte del
siguiente tramo, que por Chacarita llegará a los parques Centenario y
Rivadavia, ya está lista en realidad, y podría completarse en unos 30 días,
según Ciribeni.
La nueva bicisenda permite
empezar a usar la bici no sólo para pasear sino como vehículo de
transporte urbano: un estudiante de Agronomía o Veterinaria que viva en
Saavedra o Caballito puede ir en bici hasta la facu en aceptables
condiciones de seguridad. La Ciudad Universitaria todavía no es
totalmente accesible por bicisenda, pero la Interparques deja al ciclista
relativamente cerca de la bicisenda Tres de Febrero, que llega al predio
universitario.
Martín Cáneva, presidente de
la Asociación de Ciclistas Urbanos, no olvida el día en que todo empezó:
"Fue el 22 de diciembre de 1997, cuando hicimos la 'Marcha por los
Parques Porteños' para pedir una bicisenda que uniera los parques de la
ciudad. Junto con la Fundación Campomar (ver nota aparte), llevamos esa
idea al Gobierno de la ciudad". En 1998 y 1999, la asociación
organizó congresos sobre la bicicleta en el tránsito; el 16 de julio del
año pasado, la Legislatura porteña efectuó la primera audiencia pública
sobre el tema y, el 19 de diciembre pasado, 40 entidades ambientalistas y
vecinales adhirieron a una movilización de más de mil ciclistas en
reclamo de ciclovías.
La última etapa de la
Bicisenda Interparques debería llegar a los parques Chacabuco y
Avellaneda, y empalmar con la Bicisenda Sur. Pero el propósito de los
ciclistas va mucho más allá: "Se trata de lograr una red de ciclovías
longitudinales y transversales, de modo que cualquier punto de la ciudad
esté a pocas cuadras de distancia; además, guarderías de bicis próximas
a las estaciones de trenes y subtes, de modo que la gente pueda llegar
pedaleando hasta el centro, o desde el centro a su casa", anticipa Cáneva.
El tramo que hoy se habilita
tiene unos 13 kilómetros de longitud, o bien 20 kilómetros si se incluye
la circunvalación de los parques Saavedra y General Paz. El costo de la
obra completa, hasta Parque Rivadavia, será de 800 mil pesos, a razón de
35 a 38 pesos el metro lineal. La inauguración será a las 11 de la mañana
en García del Río y Paroissien, Parque Saavedra.
Por
P.L.
Enrique Belocopitow, director
del programa de divulgación científica de la Fundación Campomar, cuenta
que "al estudiar el medio ambiente de Buenos Aires, encontramos que
el 78 por ciento de las sustancias tóxicas del aire se originan en los
automotores. Cuando perseveramos en publicar esto, empezaron a acercarse
arquitectos y diversas personas interesadas en el tema". Para el
investigador, el Gobierno de la Ciudad "por evitar problemas, todavía
no encaró el tema de las bicisendas en las zonas más densamente
pobladas. Las de Palermo y el sur fueron fáciles de hacer porque están
en los bordes de la ciudad, pero lo que más puede servir a los empleados
y los obreros es que la bicicleta se convierta en un medio de transporte
habitual: la Bicisenda Interparques va en este sentido".
Belocopitow se comunicó con la
empresa Metrovías: "Les pareció buena idea hacer guarderías
de bicicletas cerca de las terminales de subtes". Se comunicó con
facultades de la UBA: "En Ciencias Exactas ya hicieron un
estacionamiento para bicis". La Fundación Campomar integra la comisión
que asesora a las autoridades porteñas sobre el tema.
"Tenemos un diseño que
permitiría reservar calles para circulación exclusivamente ciclística
cada 10 o 12 cuadras, lo cual haría que ningún punto de la ciudad
estuviera a más de seis cuadras de una ciclovía. Se elegirían las
calles de menor circulación de autos. Cada coche ocupa 14 veces más
espacio que una bicicleta, de modo que, por intensa que fuese la circulación
ciclística, se podría en esas calles ensanchar las veredas, como hoy lo
son en la Avenida del Libertador, poniendo franjas verdes y habilitándolas
como lugares de juego para chicos y contacto vecinal", explica el
investigador.
El mejoramiento de la calidad
de vida se daría también en otros planos: "Ir y volver del trabajo
en bicicleta permite un suficiente ejercicio físico cotidiano. La reducción
del tránsito automotor bajaría la contaminación, y el
descongestionamiento del tránsito beneficiaría también a los que
siguieran viajando en auto. Y caería la tasa de accidentes, que en la
Argentina desplazó recientemente a la cantidad de muertos por cáncer".
Belocopitow destacó que "en Europa se han encarado políticas nacionales para evitar que los autos entren a las ciudades más densas, imponiéndoles pagos o directamente prohibiéndoles el acceso. Esto es así no sólo en países clásicamente ciclistas como Holanda o Dinamarca, sino también en Inglaterra, Suiza, Alemania y ahora en Francia".
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