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ALGUNOS DESTINATARIOS DEL SUBSIDIO DE DOS MILLONES DE PESOS OTORGADO A LA FUNDACIÓN DEL PADRE MAGGI NUNCA RECIBIERON LOS BENEFICIOS. HOY PRESENTAN LA DENUNCIA.
Los indígenas saben lo que es dormir sin frazada


Por Adriana Meyer
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Pocos días antes de abandonar el poder, el gobierno de Carlos Menem otorgó un subsidio de casi dos millones y medio de pesos a la Fundación Nuestra Familia que preside el padre Antonio Maggi, un sacerdote que estuvo vinculado con los sindicalistas Saúl Ubaldini y Jorge Triaca. El dinero estaba destinado a la adquisición de frazadas y prendas de vestir para distribuir entre los integrantes de poblaciones indígenas de diversas regiones del país. Página/12 pudo comprobar que algunos de los destinatarios del llamado Plan Abrigo nunca oyeron hablar de la Fundación. Y otros respondieron que reciben material pero desde el INAI, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, en donde hay un sumario administrativo abierto. El diputado socialista Jorge Rivas presentará hoy toda la documentación sobre el caso en la Oficina Anticorrupción.

  El 1º de octubre de 1999, la Secretaría de Desarrollo Social que ocupaba José Figueroa --el ex senador santiagueño, menemista histórico y participante del "gabinete de las luces"-- otorgó el subsidio a esa institución para la adquisición de "frazadas, conjuntos unisex frizados, camperas, remeras, camisetas y medias". "Es menester que esta secretaría acuda de inmediato a satisfacer esas necesidades, incluso aceptando la colaboración de organizaciones no gubernamentales especializadas en dicha atención social", reza la resolución 3869.

  Los diputados socialistas Jorge Rivas, Alfredo Bravo, Guillermo Estévez Boero, Héctor Polino y Gustavo Galland exigieron en diciembre una explicación al Poder Ejecutivo para saber por qué las autoridades recurrieron a una organización no gubernamental en lugar de utilizar al propio INAI, que depende de esa secretaría. Además reclamaron los antecedentes de esa fundación sobre la problemática indígena.

  El 9 de agosto pasado, Maggi le envió una nota al secretario de Desarrollo Social para solicitar el dinero, aunque en diálogo con Página/12 aseguró que su fundación fue "elegida" por la Secretaría para llevar adelante la tarea. Dos meses después obtuvo una respuesta afirmativa a su reclamo, a través de un depósito en el Banco Nación (ver facsímil). El director de asuntos jurídicos de la Secretaría, Carlos Canepa, reconoció que la Fundación no había rendido 38.966 pesos de otro subsidio de 130 mil recibido en 1998. Sin embargo, consideró que no había objeción alguna para otorgar el nuevo beneficio. Maggi explicó que no lo rindieron en su momento porque pidieron más dinero para comprar una casa para chicos de la calle, y aseguró que ya presentaron todos los comprobantes del destino que le dieron al subsidio ampliado.

  El diputado Rivas opinó ante Página/12 que "otorgarle un subsidio semejante a una fundación que ya actuó en forma irregular es altamente sospechoso porque si había que asistir a los indígenas no se entiende por qué no lo hicieron directamente a través del INAI". Y arriesgó que "estamos ante una más de las tantas dilapidaciones del erario que plasmó el menemismo en retirada, pero en plena campaña electoral". Mientras en el INAI investigan qué pasó con el Plan Abrigo y aseguran que no tuvieron ninguna intervención, algunos empleados de la repartición afirman en voz baja que "esto fue una decisión de Figueroa, hicieron cosas irracionales como mandar frazadas en verano...". Por su parte, la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, anunció que canceló los subsidios otorgados por la gestión menemista entre el 24 de octubre y el 10 de diciembre del año pasado.

  La relación del padre Maggi con el sindicalismo se remonta a principios de la década pasada, cuando era el colaborador más estrecho del obispo de San Justo, el fallecido Rodolfo Bufano, quien integraba la Pastoral Social y era el responsable de las relaciones con el movimiento obrero. Había desaparecido de la escena pública, pero volvió al ruedo a mediados de enero, cuando recibió al presidente Fernando de la Rúa en un encuentro con niños organizado por su fundación en la Colonia 22 de Agosto de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), situada en Ituzaingó.

  "La Fundación Nuestra Familia trabaja desde hace 15 años con comedores que alimentan a 2500 chicos. Además sostiene ocho comedores de mayores, un hogar para discapacitados y otro para madres solteras. Estábamos colaborando con la Secretaría de Desarrollo Social en la distribución de ropa para comunidades indígenas, pero quienes dispusieron la cantidad y el destino de los envíos fueron ellos", afirmó el padre Antonio Maggi.

  --¿Ustedes tenían experiencia en temas aborígenes?

  --No, pero nos eligieron por nuestra trayectoria, dado que nos conocen desde la época en que estaban Rodríguez Larreta y Santiago de Estrada.

  --Pero pidieron un subsidio para comprar material...

  --Nosotros somos una de las ONGs a las que la Secretaría nos pidió colaboración. El Gobierno nos dio el 3 por ciento del subsidio (69 mil pesos) para los gastos de administración, pero la Fundación no recibió ni un peso.

  --¿Hay lugares adonde no llegaron los envíos?

  --No, no es así, mire. Tenemos los remitos de todo (los muestra).

  --Mandaron frazadas a una asociación de ciegos tucumana y luego fueron funcionarios a pedirles esa mercadería...

  --Ahí intervine porque me pareció una aberración sacarle las cosas a los pobres ancianos y amenazarlos con denunciarlos.

  --Si eran para aborígenes, ¿por qué fueron a una asociación de ciegos?

  --A mí me pareció que hubo un doble mensaje de la Secretaría.

  --¿Cómo conoció al presidente Fernando de la Rúa?

  --Yo trabajo con minoridad desde 1974 así que tengo mucha amistad con el Presidente. He colaborado con los distintos gobiernos.

  --¿También tiene una buena relación con Menem?

  --Sí, muy buena.

  --¿Y con Triaca?

  --Sí, claro, los conozco a todos. Pero ahora estoy de vuelta y quiero dedicarme sólo a los pobres.

 

Al abrigo de la sospecha

Por A.M.
Isabel Elías es ciega y tiene 60 años. Vive en San Salvador de Jujuy, donde recibió el envío de 900 frazadas y otras tantas prendas de vestir. "Tuvimos bastantes inconvenientes con este tema porque nos amenazaron y se lo querían llevar. Me di cuenta que algo raro pasaba y tenía mucho miedo de que me golpeen", confió ante la consulta de este diario.

  "Primero vinieron dos hombres corpulentos pero no les di nada. Luego, vino un funcionario de Desarrollo Social, un tal doctor (Miguel Angel) Cabezas (N.de R.: coordinador general operativo del INAI), que decía que se habían equivocado, que se lo diera que después ellos me iban a volver a mandar lo que necesitara. Yo le dije que si lo tenían que mandar a los indígenas por qué no lo hicieron directamente. Recibí faxes intimidándome para que entregara la mercadería si no me mandaban a la policía. No le puedo decir ahora a mi gente que la devuelvan... yo no lo conozco al padre Maggi pero esto me vino del cielo." La mujer hizo una pausa para respirar, pero ya no quedaban preguntas para hacerle.

  Intendentes como Ana María Czyz, de Cushamen, Chubut, se mostraron satisfechos y agradecidos por el material recibido. Sin embargo, en Santiago del Estero quien figura como responsable de la recepción de las frazadas en la localidad de Brea Pozo es el señor Luis Villavicencio, que manifestó ser un comerciante que no sabe nada del asunto. En el remito de entrega que Maggi mostró, en lugar de su firma aparece la de Antonio Martínez. En la documentación a la que tuvo acceso este diario figura el número 0385-4911043, que corresponde a una cabina pública donde funciona el único teléfono de Brea Pozo. Su propietario, Carlos Atía, aseguró que la comunidad indígena de esa zona "es medio inventada" porque todos tienen un "origen remoto". En Las Lomitas, Formosa, el "responsable" Carlos Mesa mandó una carta a Buenos Aires para saber "de dónde provino la misteriosa donación". El ex intendente de Aluminé, Carlos Cuiñas, aseguró a Página/12 que "vinieron frazadas para entregar a gente carenciada, no a indígenas. ¿Usted dice que lo envió el padre Maggi? No, no me suena".  

 

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