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EL FFCC SARMIENTO IRA BAJO TIERRA
Un túnel hacia Liniers

 

El gobierno porteño proyecta poner bajo nivel las vías del Sarmiento, desde Caballito a Liniers, para eliminar todas las barreras. Arriba habrá espacios verdes con bicisendas. La empresa TBA está de acuerdo pero se resiste a financiar la obra, que costaría 300 millones.

Las barreras, un infierno para automovilistas y vecinos


Por Eduardo Videla
t.gif (862 bytes) La pesadilla que significa cruzar en auto o colectivo las barreras del Ferrocarril Sarmiento a la altura de Flores y Caballito, y los nervios de punta con que viven los vecinos de esas zonas, altamente contaminadas, pasarán a ser un recuerdo en unos años: el gobierno porteño proyecta construir un túnel de siete kilómetros, por donde circularán los trenes de esa línea, desde Caballito hasta Liniers. Sobre la superficie, habrá un extenso espacio verde, con bicisendas y espacios para aerobismo. La ejecución quedará en manos del próximo gobierno de la ciudad, que deberá encargarse, además, de obtener unos 300 millones de dólares para financiar la obra.

  De acuerdo con los estudios previos, durante cada hora, las barreras del Sarmiento están bajas durante 45 minutos, en promedio. "Esto es una catástrofe para los vecinos, que están abrumados por las bocinas y la contaminación de los escapes, más el riesgo de los que salen disparados cuando suben las barreras", dijo a Página/12 el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil.

  Las barreras ofrecen otro problema, aún más grave: el de los accidentes. Según voceros del consorcio TBA, concesionario de la línea, sus trenes provocaron 150 muertes sólo durante 1999, en los corredores del Sarmiento y el Mitre, ambos administrados por la empresa.

  "El proyecto implica unificar dos sectores de la ciudad que están separados por las vías. Y significará una mejora en la calidad de vida no sólo para los automovilistas sino para los vecinos de las zonas donde están los pasos a nivel", argumentó García Espil.

  La propuesta de enterrar el Ferrocarril Sarmiento ya forma parte del Plan Urbano Ambiental, que elabora un consejo multisectorial ad hoc y estará aprobada antes de mitad de año. La iniciativa se suma a una serie de proyectos estratégicos que apuntan a diseñar un nuevo perfil de la ciudad para la próxima década, y que incluye, entre otras obras, la ampliación de la red de subterráneos y la recuperación de 106 hectáreas en Dársena Sur del puerto.

  El consorcio TBA ve con buenos ojos la iniciativa. "Es una solución definitiva al problema de los cruces", sostienen sus voceros. Aunque advierten que la inversión "deberá correr por cuenta del Estado", admiten que el financiamiento podría ser mixto, pero que para eso, debería "renegociarse el contrato y, probablemente, aumentar las tarifas".

  Por lo pronto, el secretario de Obras y Servicios Públicos, Abel Fatala, ya se reunió para tratar el tema con el titular de Infraestructura y Vivienda de la Nación, Nicolás Gallo. "Es una obra que involucra a las dos administraciones y deberá ser encarada por ambas, porque los ferrocarriles son de jurisdicción nacional", explicó García Espil.

  El Sarmiento nace desde Once hacia el Oeste y corre semienterrado, entre trincheras de cemento, hasta Caballito. En ese tramo, los vehículos cruzan las vías por puentes o túneles. La avenida Acoyte es el último paso sobre el nivel de las vías y luego, en Rojas --corazón de Primera Junta-- comienza la odisea de las barreras. Allí debería comenzar la construcción del suterráneo hasta Liniers.

  De acuerdo con fuentes de la empresa, cada día utilizan el Sarmiento unas 450 mil personas. "El servicio del ferrocarril tiende a incrementar su frecuencia, con lo que se estima que en poco tiempo se puede producir un colapso en el sistema de barreras", advierte García Espil.

  En la renegociación de los contratos ferroviarios que cerró el gobierno menemista con las empresas --y que no fue avalada por la gestión de Fernando de la Rúa-- se prevé la construcción de cuatro o cinco pasos bajo nivel en cruces clave, como Boyacá, Nazca y Carabobo, entre otras. Pero para el gobierno porteño, "que los trenes circulen sobre la superficie y los autos por debajo, es una pésima solución urbanística". También los vecinos se oponen a la idea de los túneles, por el alto impacto en materia de contaminación sonora que afectará a la zona.

   El proyecto del gobierno se inspira en el corredor verde que los españoles hicieron a partir de la estación de Atocha, en Madrid, después de tender las vías bajo tierra. En Buenos Aires, a ese corredor se sumarán las ex playas de maniobras ferroviarias de Caballito y Liniers, hoy desactivadas. Esos terrenos están en manos del gobierno nacional, pero la ciudad aspira a convertirlo en espacios públicos, como adelantó Página/12 el 6 de enero último. En los próximos días, las autoridades convocarán a un concurso de ideas para la recuperación de 110 hectáreas de Caballito.

  La obra del ferrocarril subterráneo debe enfrentar dos grandes escollos. El primero es el financiamiento. De acuerdo con el plan elaborado, el costo total será de 300 millones, incluidas las expropiaciones que sean necesarias. TBA, en cambio, estima que el costo del túnel totalmente equipado será de 80 millones por kilómetro, lo que llevaría la cifra final a 560 millones. El otro inconveniente es cómo garantizar la continuidad del servicio mientras la obra se ejecuta. Para los autoridades, esto es perfectamente posible, aunque admiten que los trenes deberán circular a menor velocidad en los tramos donde se trabaja bajo tierra.

  --¿No se corre el riesgo de que los usuarios del tren sufran demoras eternas?--, consultó este diario.

  --Con las tecnologías actuales, la obra se puede terminar en dos años. Sólo hay que garantizar el financiamiento--, aseguró García Espil.

 

Un plan para recuperar el Riachuelo

  Después de la recuperación de algunos sectores de la costa del Río de la Plata, las autoridades porteñas apuntarán este año a un sector más postergado de la ciudad: la ribera del Riachuelo.

  Según anunció a Página/12 el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil, el gobierno está a punto de lanzar el plan "Buenos Aires y el Riachuelo", que consiste en recuperar la zona de la costa, desde La Boca hasta Puente de la Noria.

 "En principio, hay que lograr consensos con los municipios vecinos, como Lanús y Lomas de Zamora --explicó el funcionario--. El objetivo es mejorar las condiciones ambientales en ambas orillas, eliminar la basura y construir nuevos accesos para cruzar hacia la provincia".

  Como la ciudad no tiene injerencia sobre el curso de agua, que es de  jurisdicción federal, el gobierno porteño iniciará gestiones con la Secretaría de Medio Ambiente para incrementar los controles de efluentes y disminuir la contaminación.

  El plan se complementa con la ampliación y mejora del camino ribereño, la finalización de la Autopista AU7, prevista para este año, que cruza a la provincia, y la construcción de un puente a la altura de la avenida Escalada, en Lugano, que comunica con Lomas de Zamora.

 

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