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El eterno retorno de Tlatelolco en el fin de la huelga de la UNAM


Treinta años después de la masacre de Tlatelolco, donde fueron asesinados 300 estudiantes y heridos otros 1000, la policía mexicana entró a la UNAM para terminar con 10 meses de toma estudiantil en contra del arancelamiento universitario. Hubo 632 detenidos.

 

La protección de la Virgen de Guadalupe no alcanzó.


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Fue una operación comando en la madrugada del domingo, cuando el sol ni siquiera se asomaba. Fueron 2500 policías en total. Unos 300 efectivos policiales sorprendieron a una asamblea en pleno que iba a reunirse en el auditorio rebautizado Ernesto "Che" Guevara. En menos de una hora, más de 600 estudiantes quedaron detenidos por el delito de "despojo". Así terminó la huelga más grande de la universidad más grande de Iberoamérica. Tras 10 meses de huelga, los estudiantes que tomaron la Universidad Autónoma de México (UNAM), contra el entonces flamante arancelamiento vieron cómo se apagaba esta nueva especie de Mayo del '68 mexicano. Y temieron que volviera el Octubre del '68 en México: la masacre de Tlatelolco, donde murieron 300 estudiantes y fueron heridos otros 1000. Quizá por el fantasma de Tlatelolco, todos los policías estaban desprovistos de armas de fuego. Sus instrumentos de represión fueron escudos y bastones.

[FrontPage Image Map Component]  Cientos de efectivos antimotines del escuadrón Granaderos, de la policía de la Ciudad de México, y del escuadrón Centauros, de la policía montada, comenzaron la operación tendiendo un cerco en torno de la Ciudad Universitaria de la UNAM, mientras retiraban las vallas y barricadas de escombros, muebles viejos y alambres de púa que habían levantado los estudiantes. Unos 300 efectivos de la Policía Federal Preventiva entraron sigilosamente en el edificio de la Rectoría y en el de la Facultad de Filosofía, donde iba a sesionar la asamblea mientras otros cientos de policías tomaban posiciones estratégicas. Minutos después, 632 personas, entre ellas los máximos líderes de la revuelta, salían detenidas.

  "No se emplearon armas ni violencia, se actuó con resguardo de los derechos humanos para proteger la comunidad universitaria y se puso a los detenidos bajo la autoridad de la Procuraduría General de la República", se justificó posteriormente, en una conferencia de prensa, el ministro del Interior mexicano, Diódoro Carrasco. Según Carrasco, la huelga y toma de la UNAM se había convertido en un "asunto de Estado" y aclaró que la intervención de la policía en el ámbito universitario, la primera desde los días de 1968 que desembocaron en la masacre en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco), obedece a que un grupo minoritario "no quiso aceptar la voluntad de 180.000 universitarios que pidieron la terminación de la huelga en un plebiscito celebrado el 20 de enero".

  La protesta comenzó luego de que el ex rector de la UNAM, Francisco Barnés, decidiera elevar a 69 dólares la suma simbólica de dos centavos de dólar que los estudiantes pagaban por cada semestre académico. El conflicto se radicalizó posteriormente, pese a ser anulado el aumento. El viernes, luego de 12 horas de reunión, el nuevo rector Juan Ramón de la Fuente y el Comité General de Huelga (CGH) no pudieron llegar a un acuerdo para levantar la huelga, por lo que el gobierno mexicano ordenó el desalojo de la universidad. Un 1968, sin aquella masacre.

 

UNAMargenmex

Organismos de derechos humanos y partidos de izquierda se movilizaron ayer frente a la embajada de México "en repudio al violento desalojo y detención de los estudiantes mexicanos en huelga", según reza un comunicado del Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS). Entretanto, el Comité Estudiantil de Solidaridad con la Huelga de la UNAM se reunirá hoy a las 19, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA (Marcelo T. de Alvear 2230), para determinar qué medidas se tomarán en repudio a la actitud del gobierno mexicano.

 

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