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PROTESTAS VS. LA POLICIA AUSTRIACA, QUE ES PRO HAIDER
Viena del color del miedo

 

 

Mientras el ultraderechista Joerg Haider contraataca y amenaza con boicotear a la UE, los vieneses conocen un estremecimiento nuevo

 

Un triunfante Joerg Haider ayer en Berlín, en la televisión alemana

The Guardian 
de Gran Bretaña

Por John Hooper
Desde Viena

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La llegada al poder del Partido de la Libertad de Joerg Haider inyectó un nuevo elemento de miedo en la política cotidiana de este país miembro de la Unión Europea (UE). "Perdón, pero antes de contestar otra pregunta, ¿le molestaría mostrarme su credencial de prensa?", pide un hombre joven, con un anorak negro. "Es que uno nunca sabe", se justifica. Era una de las 2000 personas que se unieron en un maratón de nueve horas de duración, que empezó el sábado a la noche y culminó ayer. Dijo que había venido porque "es lo único que puedo hacer como para decirme a mí mismo: `Pase lo que pase ahora, yo hice algo en contra'".

  Después de que le mostré mi credencial me contó que no estaba casado, que tenía un hijo, que trabajaba como ingeniero de sonido, pero rehusó darme su nombre. Desde que el viernes el ultraderechista Partido de la Libertad entró como socio igualitario en la coalición de gobierno, su líder Joerg Haider advirtió que vigilará activamente a todos sus críticos. Y como un alto porcentaje de la policía está formado por simpatizantes ultraderechistas, nadie duda de que Haider cumplirá su palabra. Algunas mujeres se perdieron en el interior de la marcha apenas empecé a hacerles preguntas.

  Como los cordones policiales rodearon efectivamente el centro de la ciudad, los manifestantes se vieron obligados a convertir su protesta en una especie de peregrinación. Marcharon hacia el Parlamento, rodearon después el ayuntamiento, volvieron a enfrentar el cordón policial, hasta que finalmente se les autorizó llegar al centro. Después, siguieron una ruta circular a través de calles empedradas hasta llegar al cuartel general del Partido de la Libertad.

  Allí, poco antes de las dos de la mañana, empezaron una sentada, frente a una policía antimotines armada hasta los dientes, y rodeada de carros hidrantes. Pero, a diferencia de lo que había ocurrido en noches anteriores, no hubo violencia. Miriam Mkzoch, que me dio su nombre sólo después de preguntarme si eso no iba a tener consecuencias para ella, llevaba una pancarta donde se leía "Un NO pacífico". Me dijo que la idea de esta larga marcha era "que fuera vista por mucha gente".

  La estudiante Ronja Vogl dijo: "Pienso que la gente va a empezar a darse cuenta. Pienso que ahora habrá más conciencia". Sólo muy excepcionalmente vio Viena escenas anárquicas como las de las últimas noches, y esto podría producir un shock en muchos austríacos, que cambiarían su modo de ver las cosas. Al menos, esto pensaban los manifestantes.

  En última instancia, las cosas más llamativas en esta marcha de protesta fue que estaba compuesta enteramente por jóvenes, y que, en una noche en la que los compromisos de la mayoría de los vieneses eran puramente sociales, sólo un par de miles de personas se encontraba en la calle para expresar abiertamente pero cuidadosamente su disenso contra un partido que había ganado el 27 por ciento de los votos. Entretanto, Joerg Haider estaba ayer en Berlín, junto con el flamante canciller, el conservador Wolfgang Schuessel. Los dos viajaron para sendos programas de televisión. En contra de lo que se esperaba, no fueron filmados en vivo, sino pregrabados, en medio de estrictas medidas de seguridad. Los dos defendieron la legitimidad del gobierno austríaco, y Haider repitió y matizó sus amenazas contra la UE y los social-demócratas y conservadores austríacos que "traicionaron a su patria" y buscaron para su partido la condena de las autoridades comunitarias. Por su parte, las autoridades alemanas ni se reunieron con Schuessel ni menos con Haider. 

 

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