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"Durante la gestión
menemista la SIDE vivió un tiempo de derroche", explicó como motivo
del achicamiento un funcionario que prefirió
reservar su identidad.
"Se había llegado a
emplear a 3200 agentes como personal permanente y a cerca de mil inorgánicos
o contratados, englobados en la figura de personal transitorio", dijo
otro directivo de inteligencia.
Lo cierto es que el aumento de
la planta de personal durante la gestión del ex abogado laboralista Hugo
Anzorreguy tenía su correlato con el aumento presupuestario. De los 34
millones gastados por la SIDE en 1989, cuando el gobierno de Carlos Menem
daba sus primeros pasos, se saltó a una cifra cercana a los 360 millones
de dólares al año, es decir cerca de un millón de dólares diarios,
sobre el final de la Era Menem.
En diálogo con este diario, el
nuevo secretario de la SIDE, reconoció el ajuste de personal y eligió
definirlo como reestructuración, una actividad de la que dijo tener
amplia experiencia por su trayectoria como banquero. De todos modos,
reconoció que es bien distinto tratar con los espías que con los
empleados bancarios. --Página/12
estableció que más de mil personas quedaron fuera de la SIDE. ¿Esa es
la cifra? --preguntó este diario.
--Sí. De una planta permanente
de más de 3200 personas hemos quedado con un total de aproximadamente
2000.
--¿Cuál fue el criterio
utilizado en la selección de personal?
--La idea fue seleccionar el
personal de acuerdo a las exigencias de la SIDE para esta etapa, que es la
de garantizar las libertades públicas y a su vez ser una eficiente
agencia de informaciones para la actividad presidencial. Muchos de los que
quedaron fuera de la estructura son quienes tuvieran más de 20 años de
servicio o estuvieran en condiciones de solicitar su jubilación, o a
quienes en algunos casos ya eran jubilados de alguna fuerza de seguridad o
de las fuerzas armadas.
--Además de los 2000
empleados de planta permanente, ¿cuál es total de empleados inorgánicos
que quedó en la SIDE?
--No hay más personal
contratado ni inorgánico. Todas las actividades de esta agencia se harán
por derecha y será responsable su personal permanente.
--¿Los acusados por
violaciones a los derechos humanos quedaron finalmente fuera de la SIDE,
como usted le dijo a este diario en enero?
--Sí, pero no quisiera que
confundiéramos a aquel personal con el que en este momento está quedando
fuera de la SIDE. Sería injusto, ya que en esta reestructuración quedan
al margen algunas personas honestas que simplemente no se ajustan al nuevo
perfil que buscamos para esta agencia de inteligencia.
--¿Seguirá con el ajuste
de personal?
--Al margen de que puedan
existir casos puntuales, ya sea de ineficiencia o de personal que haya
transgredido las normas del funcionamiento interno, pienso que estamos en
el límite necesario para mantener las condiciones operativas de la SIDE.
Hace un mes atrás Santibañes
había dicho a Página/12 que el principio rector para las finanzas
de la SIDE era "no gastar lo que no se tiene". Desde un primer
momento, una premisa apareció clara en la que iba a ser la gestión del
ex banquero: la reducción de más de 160 millones en los fondos
disponibles para la central de inteligencia en el presupuesto de este año.
Funcionarios cercanos al actual
Señor 5 sostuvieron a este diario que la reestructuración de personal no
fue indiscriminada. "Se tuvieron en cuenta las excepciones pedidas
por los directores de la Secretaría", informaron
A la hora de definir el perfil
de los agentes que quedaron fuera, los funcionarios consultados
coincidieron en señalar que "no se discriminó a nadie por sus
vinculaciones políticas ni por sus antecedentes".
Ayudada por el ajuste económico,
la nueva gestión de la SIDE trazó la primera línea divisoria de aguas
con la gestión anterior al echar de la central de inteligencia al
personal inorgánico. La franja está formada por una masa de denunciantes
que recibían su paga en negro y que en muchos casos deambulan por los
bordes de la legalidad. Entre ellos revistó
Eduardo Alfredo Ruffo, miembro de la banda de Aníbal Gordon y
regente del centro clandestino de detención Automotores Orletti durante
la dictadura militar. La presencia en la SIDE de conocidos protagonistas de la represión ilegal fue uno de los regalos envenenados que Anzorreguy le dejó a su sucesor. Los contratos de los coroneles Pascual Guerrieri y Rubén Visuara habían sido renovados días antes de que Fernando De la Rúa llegara a la Casa Rosada. La teoría de Anzorreguy señalaba que "mejor tener a esta gente bien paga dentro de la SIDE, a que anden haciendo lío por ahí". La frase encerraba una gran cuota de temor, o bien personal o bien institucional. ¿Comparte esa inquietud el actual secretario? Aunque De Santibañes afirma que no teme la reacción de "la mano de obra desocupada", suele decir a sus interlocutores que toma sus precauciones ante dos reacciones eventuales. Una es la reacción del personal desplazado vinculado a los años de plomo. La otra es la venganza de todos los afectados por la ruptura de la "cadena de la felicidad", como se denominó a esa lista que, según versiones nacidas en la propia SIDE, incluía generosas contribuciones a funcionarios judiciales, diplomáticos, políticos de distinta extracción, militares y periodistas.
Por
Fernando Cibeira
Los hombres de De la Rúa en la
central de inteligencia se esforzaban por demostrar que el recorte no era
chiste. "Nosotros no echamos para traer a nuestra gente. Hasta ahora,
incluido Santibañes, en la SIDE nombramos apenas 11 personas",
explicaba uno de sus colaboradores. El recorte en el organismo, que ya no
cuenta más con sus míticos gastos reservados, comenzó por la amputación
de una de sus secretarías. Pero seguramente la variante más brutal que
se impuso la nueva administración es el cambio de dirección a sus
investigaciones, inspirada en la CIA norteamericana. En vez de teléfonos
pinchados, ahora el área de trabajo será el movimiento de capitales en
el mundo o, también, antes que preocuparse del seguimiento de una
manifestación de militantes de izquierda, sus hombres estudiarán los
movimientos de los grandes inversores. Como muestra, valga el reciente
viaje de Santibañes a Estados Unidos en donde, por ejemplo, se reunió
con Joseph Nye, decano
de la Escuela de Gobierno de Harvard.
Es lógico suponer que para
semejante cambio sea necesario incorporar segundas líneas con equipos técnicos
capacitados, pero cerca de Santibañes aseguran que no. "Dentro de la
SIDE encontramos también mucha gente útil que estaba
desaprovechada", explicó un funcionario. "En realidad, no
estamos pensando en ir por el mundo buscando datos reservados. Nuestra
idea es revisar información pública que aparece en publicaciones
internacionales como The Economist o el Financial Times, pero con gente
que sepa clasificarla, de manera que sirva para el país", agregaba. Claro que el cambio de rumbo no fue digerido por igual. Sólo en voz muy baja en la SIDE confiesan que los nuevos funcionarios debieron pasar más de un mal momento por culpa de los aprietes que recibían de quienes se sabían fuera del nuevo esquema. "Nunca lo tomamos como algo muy serio. Igual, nosotros no somos boludos", explicaba un colaborador de Santibañes. Pese a los despidos masivos, los encargados de la central de inteligencia aceptan que todavía no tienen totalmente dominada la estructura de la Secretaría y que existen oficinas de las que aún no conocen exactamente cuál es su función. "Podríamos decir que conocemos la SIDE en un 80 por ciento. Si pensamos en cómo entramos, avanzamos bastante", evaluaba.
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