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LA MITAD DE LOS QUE ESTEN EN EDAD DE JUBILARSE NO PODRAN HACERLO
La década de los ancianos en peligro


Debido al aumento del trabajo informal, en los próximos 10 años serán más los que no puedan jubilarse por no registrar aportes.  Subió la cantidad de mayores que trabajan o no tienen beneficios previsionales.  

 

A pesar de la edad, hoy casi un millón de mayores de 60 trabajan o buscan activamente un empleo


Por Raúl Dellatorre
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Si no cambia la actual tendencia al incremento del trabajo informal, más de la mitad de las personas que en la próxima década estén en edad de jubilarse no podrán hacerlo por no haber registrado aportes al sistema. Sobre una población de aproximadamente cinco millones de personas mayores de 60 años en todo el país, hoy casi un millón sigue activa, ya sea ocupada o desocupada pero buscando empleo. Otros 700 mil no se encuentran en condiciones de trabajar, pero no perciben jubilación ni pensión de ningún tipo, de acuerdo a un estudio realizado por la Consultora Equis, que dirige Artemio López. Esta situación se iría agravando a medida que quienes hoy trabajan en negro vayan alcanzando la edad de jubilarse, poniendo de manifiesto el creciente grado de desamparo de la población de la tercera edad. 

  El trabajo determinó, además (en base a datos del INDEC), que hay más de un millón de personas mayores de 60 años que no cuentan con servicios sanitarios adecuados (21,8 por ciento de la población de tercera edad) y casi 700 mil (14,1 por ciento) sufren condiciones de hacinamiento en la vivienda que ocupan. Más de un 15 por ciento, por otra parte, no cuenta con cobertura de salud alguna. El 15 por ciento de la población mayor de 60 años (740 mil personas) vive bajo la línea de pobreza, de los cuales 124 mil son indigentes (no alcanzan a cubrir siquiera una canasta básica de alimentos).

  Las mencionadas situaciones surgen como las consecuencias más relevantes del declinante nivel de cobertura del sistema previsional sobre la población de la tercera edad. Pero, además, prende luces rojas hacia el futuro inmediato, dado el creciente grado de informalidad que registra la economía argentina, lo cual amenaza con aumentar la marginalidad de la gente mayor. 

  "La curva de trabajadores sin aportes previsionales marca valores altos para los jóvenes de 18 a 21 años (67,2 por ciento trabajan en negro), baja a medida que avanza la edad pero vuelve a subir al 45,7 por ciento en la franja de edad de 62 a 64 años", describió Artemio López, al ser consultado por Página/12. Pero agregó que, "si incluimos a los trabajadores autónomos, la proporción de población sin aportes entre los 62 y 64 años alcanza al 58 por ciento".

  "Este dato es el que hace desaconsejable aumentar la edad jubilatoria, como se analiza en ciertos ámbitos oficiales, porque la tasa de marginalidad sube a medida que avanza la edad, con lo cual le resta posibilidades de acceder a una jubilación", advirtió López. "El acceso a un régimen previsional, aunque las remuneraciones sean exiguas, tiene directa relación con la situación de pobreza de las personas de edad", agregó. "Entre los jubilados o pensionados, sólo 9 de cada 100 personas conviven en hogares ubicados por debajo de la línea de pobreza, mientras que entre los que reciben otro tipo de ingresos menores o no tienen ingresos, la proporción de pobres aumenta a niveles del 28 al 31 por ciento respectivamente", señaló el especialista. El estudio señala que el ingreso medio de los hogares compuestos sólo por ancianos es de 143 pesos mensuales para dos personas, a un paso de colocarse en situación de carencia alimentaria extrema. 

  Dado el cuadro de situación descripto, el titular de la Consultora Equis considera que "la informalidad laboral es una hipoteca a mediano plazo", ya que amenaza con agravar la situación en un futuro no tan lejano. "Como el ritmo de informalidad creció mucho en esta última década, se calcula que para el 2010 el 50 por ciento de las personas en edad de jubilarse van a estar sin ningún tipo de protección", añadió.  

  El consultor consideró responsables de la evasión previsional a "empresarios que, por maximizar su ganancia, no hacen los aportes" y en segundo término a aquellos que "no pueden hacerlo porque hay una situación de precariedad". López sostuvo que en los establecimientos más chicos el trabajo en negro puede alcanzar un 60 por ciento de la plantilla laboral.

  El autor del estudio sostuvo, además, que la reducción de aportes patronales resultó ineficaz para el blanqueo de trabajadores. En las zonas más postergadas, como el noroeste y nordeste del país, se verificaron reducciones de aportes de hasta el 75 por ciento. "La paradoja es que allí donde se bajaron fuertemente los aportes hoy se registran los índices más altos de informalidad", con proporciones mayores al 42 por ciento de los trabajadores activos. Las señaladas son, además, las regiones con mayor proporción de ancianos sin cobertura previsional. Contra un promedio del 34,5 por ciento de los mayores de 60 en todo el país que no recibe pensión ni jubilación alguna, en el nordeste dicha proporción alcanza al 52 por ciento.

 

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