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El trabajo determinó, además (en base a datos del INDEC), que hay
más de un millón de personas mayores de 60 años que no cuentan con
servicios sanitarios adecuados (21,8 por ciento de la población de
tercera edad) y casi 700 mil (14,1 por ciento) sufren condiciones de
hacinamiento en la vivienda que ocupan. Más de un 15 por ciento, por otra
parte, no cuenta con cobertura de salud alguna. El 15 por ciento de la
población mayor de 60 años (740 mil personas) vive bajo la línea de
pobreza, de los cuales 124 mil son indigentes (no alcanzan a cubrir
siquiera una canasta básica de alimentos).
Las mencionadas situaciones
surgen como las consecuencias más relevantes del declinante nivel de
cobertura del sistema previsional sobre la población de la tercera edad.
Pero, además, prende luces rojas hacia el futuro inmediato, dado el
creciente grado de informalidad que registra la economía argentina, lo
cual amenaza con aumentar la marginalidad de la gente mayor.
"La curva de trabajadores sin aportes previsionales marca
valores altos para los jóvenes de 18 a 21 años (67,2 por ciento trabajan
en negro), baja a medida que avanza la edad pero vuelve a subir al 45,7
por ciento en la franja de edad de 62 a 64 años", describió Artemio
López, al ser consultado por Página/12. Pero agregó que, "si
incluimos a los trabajadores autónomos, la proporción de población sin
aportes entre los 62 y 64 años alcanza al 58 por ciento".
"Este dato es el que hace
desaconsejable aumentar la edad jubilatoria, como se analiza en ciertos ámbitos
oficiales, porque la tasa de marginalidad sube a medida que avanza la
edad, con lo cual le resta posibilidades de acceder a una jubilación",
advirtió López. "El acceso a un régimen previsional, aunque las
remuneraciones sean exiguas, tiene directa relación con la situación de
pobreza de las personas de edad", agregó. "Entre los jubilados
o pensionados, sólo 9 de cada 100 personas conviven en hogares ubicados
por debajo de la línea de pobreza, mientras que entre los que reciben
otro tipo de ingresos menores o no tienen ingresos, la proporción de
pobres aumenta a niveles del 28 al 31 por ciento respectivamente", señaló
el especialista. El estudio señala que el ingreso medio de los hogares
compuestos sólo por ancianos es de 143 pesos mensuales para dos personas,
a un paso de colocarse en situación de carencia alimentaria extrema.
Dado el cuadro de situación descripto, el titular de la Consultora
Equis considera que "la informalidad laboral es una hipoteca a
mediano plazo", ya que amenaza con agravar la situación en un futuro
no tan lejano. "Como el ritmo de informalidad creció mucho en esta
última década, se calcula que para el 2010 el 50 por ciento de las
personas en edad de jubilarse van a estar sin ningún tipo de protección",
añadió.
El consultor consideró responsables de la evasión previsional a
"empresarios que, por maximizar su ganancia, no hacen los
aportes" y en segundo término a aquellos que "no pueden hacerlo
porque hay una situación de precariedad". López sostuvo que en los
establecimientos más chicos el trabajo en negro puede alcanzar un 60 por
ciento de la plantilla laboral. El autor del estudio sostuvo, además, que la reducción de aportes patronales resultó ineficaz para el blanqueo de trabajadores. En las zonas más postergadas, como el noroeste y nordeste del país, se verificaron reducciones de aportes de hasta el 75 por ciento. "La paradoja es que allí donde se bajaron fuertemente los aportes hoy se registran los índices más altos de informalidad", con proporciones mayores al 42 por ciento de los trabajadores activos. Las señaladas son, además, las regiones con mayor proporción de ancianos sin cobertura previsional. Contra un promedio del 34,5 por ciento de los mayores de 60 en todo el país que no recibe pensión ni jubilación alguna, en el nordeste dicha proporción alcanza al 52 por ciento.
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