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La década del '90 dejó una
pesada herencia sobre el mercado de trabajo. No sólo creció el
desempleo, el subempleo y la sobreexplotación de los ocupados sino que se
consolidó otra característica sistémica: el empleo no registrado y la
consecuente falta de aportes previsionales. Hoy, los trabajadores en negro
representan casi el 40 por ciento de los asalariados. Y aunque para
algunos analistas se trata de una bomba de tiempo, el problema no es sólo
a futuro sino que --tras una década de profundización del proceso-- sus
efectos ya son perceptibles: un importante porcentaje de quienes están en
edad de jubilarse, al no haber cumplido con sus aportes, no pueden
hacerlo. A la situación de pobreza que, por las bajas remuneraciones,
padece una importante porción de la tercera edad, se agrega también, en
proporción creciente, el desamparo por la falta de cobertura.
Uno de los seis directores de
la Anses, Alberto López Bujanda, comentó a
Página/12 que su organismo trabaja junto con la AFIP en el combate
contra la evasión. Sin embargo, el funcionario afirmó que los niveles más
altos de incumplimiento se registran en autónomos; el sector de más difícil
control, con una morosidad del 70 por ciento. Esta franja está
representada por profesionales y empresarios, pero principalmente --en un
80 por ciento-- por trabajadores independientes con ingresos no regulares;
los más afectados por las retracciones de la economía. Durante la década
del '90, el nivel de cuota para este sector se incrementó en casi el
ciento por ciento. Por otra parte, en la cuota de los autónomos se suman
los porcentajes de empleado --11 por ciento-- y empleador --16 por
ciento--, es decir que, en conjunto, debe aportar 27 pesos por cada 100 de
ingresos, sobre una remuneración teórica que en la mayoría de los casos
no se alcanza.
Si tal aporte se efectúa, además,
a una administradora privada, verá que sólo 7 pesos se destinarán a su
cuenta de capitalización. Jorge Castorina, director ejecutivo de Cafjp,
declaró a Página/12 que el sistema "es perverso" debido a esta
"asimetría existente entre ingresos y aportes". Esto constituye
el "principal desincentivo para que la gente cumpla". Castorina
sostuvo que los tres principales problemas que afronta hoy el sistema
previsional son "los aportes de los autónomos, el elevado desempleo
y la evasión".
López Bujanda se refirió
también a la situación de los sectores asalariados. "Entre evasión
y empleo no registrado (en negro), la falta de aportes alcanza prácticamente
al 50 por ciento de los trabajadores, tanto en el sistema privado como en
el de reparto. Las firmas que menos cumplen son las pymes", afirmó.
Uno de los mecanismos de evasión en las grandes empresas es no registrar
parte de las retribuciones. En las pymes, en cambio, directamente no se
registra al trabajador.
Eduardo Santín explicó a este
diario que las leyes ya presentadas en el Congreso proponen la baja de
cuotas de los autónomos y la introducción de incentivos como, por
ejemplo, la inclusión, como parte del aporte, de una obra social.
"No se debe atender sólo a los pobres estructurales, como proponen
los organismos internacionales, para eso está el Ministerio de Desarrollo
Social", reclamó Santín. "El sistema previsional debe atender
a todos", agregó. Para el diputado, la clave es "el apoyo a las
pymes, la defensa del trabajo estable y el combate a la evasión".
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