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183 pasajeros esperaban ayer en Auckland, Nueva Zelanda, volver a Buenos Aires, luego de que el avión Airbus A 340 de Aerolíneas Argentinas, que habían abordado en Sydney, Australia, tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia por una alarma técnica, que indicaba mal funcionamiento de uno de los motores. Anoche se organizaba el embarque de los pasajeros en otras líneas aéreas, mientras la aeronave era revisada para detectar el problema.
Como en algunas
novelas de ciencia ficción, los viajeros quedaron varados, no sólo en el
espacio sino en el tiempo, futuro en este caso: ayer a las 19, el jefe de
prensa de Aerolíneas, Alejandro Lotito, explicaba que "la mayoría
de los pasajeros saldrán en aviones de otras empresas durante el día de
hoy... de ellos, es decir, el martes". Es que ayer a esa hora porteña
eran las 9 de la mañana de hoy, en Auckland.
El vuelo 1180 de Aerolíneas
Argentinas, con 183 pasajeros y 20 tripulantes, había despegado a las
3.35 de la mañana de ayer (hora y día de la Argentina) del aeropuerto de
Sydney y tenía previsto llegar a Ezeiza, en vuelo traspolar, a las 14.10.
A poco de partir, se activó una alarma indicadora de mal funcionamiento
de uno de sus cuatro motores, y el piloto solicitó descender en el
aeropuerto de Auckland, Nueva Zelanda. Previamente, por seguridad, tuvo
que sobrevolar la zona para aligerar sus depósitos de combustible, que
cargan entre 180 y 190 toneladas.
Los pasajeros pasaron
la noche neocelandesa en hoteles, mientras esperaban que sus pasajes
fuesen endosados a otras compañías. Anoche (de aquí), en el aeropuerto
de Auckland, el avión seguía siendo sometido a revisiones técnicas:
"Hasta el momento no se registró ningún desperfecto: es posible que
haya sido un error del instrumental", informaba Lotito.
El avión es uno de
los 12 que Aerolíneas compró el año pasado a la firma europea Airbus,
para utilizarlos en vuelos a Europa y Oceanía. |