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El "Yo acuso" del neonazi Haider contra sus enemigos en Austria

El líder neonazi Joerg Haider amenazó con enjuiciar al ex canciller socialdemócrata Viktor Klima. Lo acusa de "mentiroso".

El líder neonazi austríaco Joerg Haider


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Con su Partido de la Libertad de Austria (FPOE) ocupando desde el viernes la mitad del gabinete, el neonazi Joerg Haider parece estar en ánimos de ajustar cuentas. El domingo había revelado que estaba sopesando pedir una investigación parlamentaria para determinar si el presidente Thomas Klestil y Viktor Klima, líder del Partido Socialdemócrata (SPOE) y ex canciller, habían cometido "alta traición" al alentar a la Unión Europea (UE) a presionar para que los neonazis no entren al gobierno. Haider agregó que antes de que formara su actual coalición con los conservadores, Klima le había ofrecido puestos en el gabinete a cambio de apoyo en el Parlamento. Portavoces de Klima negaron esa acusación, y Haider respondió ayer amenazándolo con un juicio para que "la verdad sea pública". El líder neonazi también criticó a la Unión Europea por su inercia frente a las violaciones de derechos humanos en Chechenia y Turquía y, ya que estaba, se comparó con el líder laborista británico Tony Blair. 

  Haider relató ayer su versión de los hechos en términos de un político honesto (él mismo), siendo amenazado y tentado por un inescrupuloso canciller (Klima). "Los conservadores no pueden ayudarte en el extranjero. Nosotros podemos conseguir que seas admitido en sociedad", le habría sugerido un sinuoso Klima. Pero Haider rechazó plegarse al contubernio socialdemócrata, y habría contestado preguntando si la oferta "era una amenaza". Ayer, Klima salió casi de inmediato a refutar toda la historia, recalcando que nunca ofreció un trato así. 

  Más allá del conventillo austríaco, el frente europeo anti-Haider sufrió ayer su primer revés. El premier portugués y presidente de turno de la UE, Antonio Guterres, tuvo que admitir que no se podía excluir a Austria de las reuniones informales que mantienen los ministros de la Unión. La cuestión se había tornado candente dado que este viernes se celebrará una de esas reuniones, a la que, representando a Austria, asistirá la neonazi Elisabeth Sickl. Guterres se justificó explicando que "a nivel de la UE no pueden existir restricciones". Pero no todas las noticias fueron buenas para Austria. El presidente portugués Jorge Sampaio reveló que "suspendía", si bien no cancelaba, su visita al país en marzo. Desde España, el presidente José María Aznar rechazó --en relación con los incidentes antimarroquíes en Andalucía-- toda "xenofobia" como la que "ahora puede ocurrir en Austria". En Washington, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, calificó de "inaceptable" la inconsistencia de Haider con respecto a sus viejas declaraciones filonazis, y subrayó que la Casa Blanca "sigue la misma dirección que los europeos".

  Haider contraatacó. "Nadie entiende por qué es criticada la pequeña Austria, mientras, al mismo tiempo, la UE no está en posición de intervenir en reales violaciones a los derechos humanos como en Turquía o Chechenia", dijo. En una entrevista publicada ayer por el diario británico The Times, que causó muchísima incomodidad en Londres, el neonazi hizo una excepción del premier británico Tony Blair, quien "sabe que hay muchas similitudes" entre el New Labour y el FPOE austríaco. También ayer afirmó confiar en que el gobierno israelí le permitiría pronto visitar el país.

 

Antifascismo aquí y ahora

  El repudio popular contra la entrada del Partido de la Libertad (FPOE) del neonazi Joerg Haider tuvo su eco ayer en la Argentina. La embajada austríaca fue la escena de una manifestación organizada por la Convergencia por un Judaísmo Pluralista y Humanista. Por su parte, la DAIA, la AMIA y la Organización Sionista Argentina (OSA) llamaron a otra manifestación frente a la embajada para mañana a las 13 horas. Y en almuerzo con el presidente electo uruguayo Jorge Battle, el presidente argentino Fernando de la Rúa planteó desarrollar una posición común del Mercosur.

 

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