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Por Graciela Römer *
Promediando el '99 y en pleno fragor de la campaña presidencial, los
medios difundieron encuestas de opinión que daban cuenta de una notable
mejoría en la imagen del ex presidente Alfonsín. Había superado el
nivel alcanzado en noviembre de 1997, luego de la euforia que sucedió al
triunfo de la Alianza en octubre de ese mismo año y lo ubicaba en la
posición más favorable obtenida desde los años más gloriosos de su
gestión. Si bien esta "reconciliación" de la sociedad con
Alfonsín pudo haberse profundizado a partir del accidente que sufrió,
este crecimiento venía verificándose desde la constitución de la
Alianza. La imagen positiva de Alfonsín se profundizaba en sectores de
clase media pauperizada y también en otros de bajos ingresos,
tradicionalmente reactivos a su figura. La reconciliación de Alfonsín
con la sociedad parece contener varios elementos. Por un lado, la demanda
de liderazgos con una fuerte impronta ética. Por otro, los naturales créditos
de formar parte de una fuerza política que tiene hoy un alto predicamento
en la sociedad. Y en tercer lugar la revalorización de una política que
no divorcie principios de resultados. El polo progresista Por
Rosendo Fraga*
Las declaraciones del ex presidente acerca de que el FMI va en contra del
federalismo argentino no resultan del todo cómodas para un gobierno que
ha puesto especial énfasis y prioridad en cumplir con los requerimientos
del organismo financiero internacional, a los efectos de ganar la
confianza de los mercados. Desde esta perspectiva, un Alfonsín opinando
con diferencias respecto de la gestión de gobierno, puede no resultar
deseable. Pero donde Alfonsín resulta imprescindible es en el plano de la
política. Además, en momentos en que las necesidades de la gestión del
gobierno han obligado a las figuras más importantes del Frepaso, como
Alvarez y Fernández Meijide, a asumir posiciones más conservadoras,
Alfonsín puede transformarse en el polo "progresista" de la
Alianza. El Gobierno a su vez necesita hacer una gestión de
centroderecha, bajo la presión de la economía, pero, simultáneamente,
mantener el perfil de centroizquierda de la alianza política que lo
sustenta. Es en este campo donde el aporte de Alfonsín sigue siendo
imprescindible, sobre todo en momentos en que la reforma laboral causa
tensiones en los sectores del Frepaso más vinculados con el sindicalismo. Un
patriarca Por
Andrew Graham-Yooll* Alfonsín
sigue siendo para mí el hombre que a partir de 1983 le devolvió a la
Argentina una altura moral que el país había perdido cuarenta años
antes. También le dio a la producción cultural argentina un muy
respetado perfil mundial como sociedad. Como residente argentino en
Londres en los años ochenta, eso se lo voy a agradecer siempre. Hoy su
partido lo necesita, como autoridad, moderador, patriarca (en un sentido
de guía, no paternal), y lo necesita como estadista. En mi opinión no lo
necesita como político. Sí, como estadista, como esos ex jefes de Estado
europeos que están para la palabra serena y sabia. Alfonsín tiene una
pasión por el trajín político, por las declaraciones y la figuración,
como si tuviera el temor de dejar de ser noticia o como si le fuera
imposible delegar la dirigencia y la autoridad. Ese temor, esa incapacidad
de confiar en el crecimiento político de su partido sin su mando, lo
daña, a su persona y a su perfil, como hombre que debería ponerse por
encima de la actividad política diaria. Eso también lo necesita su
partido, y le daría a Alfonsín un gran ascendente internacional. Eso lo
necesita la Argentina. Reconocimiento Por
Hugo Haime *
Desde hace un tiempo hay un fuerte crecimiento
de la imagen de Raúl Alfonsín que se debe, principalmente, a un
reconocimiento de su anterior acción de gobierno y a su trayectoria
política. Lo que Alfonsín le aporta a la Alianza en este momento en
particular es su experiencia. Es parte de la historia y su gestión
democrática siempre fue reivindicada. Creo que hay dos planos, uno es el
de la opinión pública, y en ese aspecto su figura se revalorizó.
Otra cosa es el análisis político de su situación. Es probable que
Alfonsín esté previendo que el ajuste que se viene en las provincias
pueda generar conflictos sociales. A eso tal vez se deban sus
declaraciones sobre el FMI, más allá de lo que sea la línea oficial del
Gobierno. Creo que en los próximos meses se van a desatar problemas
concretos en las provincias y el Gobierno se va a beneficiar con esta
posición previsora que toma Alfonsín. Otra hipótesis es que si
Alfonsín empieza con declaraciones de desacuerdo podrían generarse
conflictos internos en el oficialismo. Otra posibilidad es que estén
buscando definiciones más claras dentro de la Alianza. |