|
El puesto exacto de Despouy
suena un tanto pomposo: "Representante especial para derechos humanos
en el ámbito internacional". El especialista tendrá, además, rango
de embajador. Leídas al mismo tiempo, las dos cosas significan que
Despouy tendrá relación directa con Rodríguez Giavarini y que podrá
participar de negociaciones internacionales con el nivel más alto posible
en la diplomacia.
En rigor, será su segundo
turno en la Cancillería. En tiempos del gobierno de Raúl Alfonsín el
nuevo funcionario, un puntano de 53 años, fue director de Derechos
Humanos, después de Horacio Ravenna, justo en la etapa en que la
Argentina adhirió al Pacto de San José de Costa Rica y la Justicia civil
condenó a los miembros de las tres primeras juntas de la dictadura.
Despouy colaboró entonces en el armado internacional del juicio de 1985.
Contactó a testigos como la ex directora de Derechos Humanos de James
Carter, Patricia Derian, y el experto holandés Theo van Boven. Antes logró
convencer al ministro del Interior Antonio Troccoli de que cediera fondos
reservados para colaborar con los viajes pese a la irritación de los
servicios de inteligencia.
Para Despouy, el trabajo en la
Cancillería fue simultáneo con el regreso a la Argentina. Había tenido
que huir cuando arreciaron las amenazas por su trabajo de defensor de
presos políticos, especialmente los chilenos que tuvieron la mala fortuna
de elegir la Argentina de José López Rega para librarse del Chile de
Augusto Pinochet.
Cuando en 1997 Pinochet fue
arrestado en Londres, Despouy no sólo se alegró en términos personales.
También ofreció argumentos jurídicos a favor de la detención. Página/12
recogió algunos de ellos:
* "Las convenciones
internacionales de derechos humanos no amparan el colonialismo: le ponen
freno".
* "El fallo de los lores
tiene un precedente en las actas de Nuremberg contra los criminales de
guerra nazis".
* "Si alguien ordena
aplicar sistemáticamente la tortura mientras está en el poder, es
inadmisible que cuando lo deje se beneficie con la inmunidad sólo por
haber sido funcionario".
* "Los conservadores
argentinos podrán hacer un curso de derecho internacional con los lores
británicos".
* "Pinochet torturó, mató
y masacró gente en su país y fuera de su país. En Chile, en Estados
Unidos con el asesinato de Orlando Letelier y en la Argentina con el
homicidio de Carlos Prats".
* "Hoy el individuo puede
llevar a su propio gobierno a una instancia internacional, el individuo es
sujeto".
* "Temor sólo deben
sentir los dictadores".
De buena relación con los
organismos de derechos humanos --integra uno: la Asamblea Permanente--,
Despouy asesoró al candidato Fernando de la Rúa cuando éste criticó
que el gobierno de Carlos Menem no enviara a un juez el pedido de
extradición de Lino Oviedo.
Su agenda, ahora, será la
menos apacible de la Cancillería, con excepción de los negociadores con
Brasil.
La Justicia aún debe contestar
el pedido del juez Baltasar Garzón de que la Argentina envíe represores
para ser procesados en España. Despouy deberá frenar la tentación de
otros funcionarios del Ejecutivo que quieren una solución política, es
decir un freno puesto por De la Rúa.
Si Pinochet sigue en Londres,
tendrá que oponerse a los que quieran solidarizarse con los reclamos del
gobierno chileno.
La situación de los presos por
el copamiento de La Tablada puede transformarse
en un conflicto internacional si el Gobierno no acelera el tratamiento de
los reclamos de la OEA, un área sensible: el mismo Despouy acaba de
viajar a Costa Rica para discutir el mejoramiento del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos.
|