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A pedido de Macri revisarán el contrato de concesión del correo

La Secretaría de Comunicaciones aceptó renegociar las condiciones de la privatización. El concesionario tiene una deuda de 100 millones por el canon impago.

Francisco Macri, socio principal del grupo concesionario (arriba)

Enoch Aguiar, secretario de Comunicaciones (derecha)


Por Cledis Candelaresi
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A través de la Secretaría de Comunicaciones, el gobierno de la Alianza se avino a renegociar con el grupo Macri las condiciones en que fue privatizado el Correo Argentino. La discusión entre el consorcio privado --que también integra el Banco de Galicia-- y el Ministerio de Infraestructura --a cargo de Nicolás Gallo-- está promovida por una serie de reclamos planteados por el consorcio, que a la fecha tiene un canon impago por más de 100 millones de pesos. El debate recién comienza, pero no faltan indicios de que la administración aliancista tiene buena voluntad para atender esos pedidos y sostener la más polémica de las licitaciones realizadas durante la gestión menemista, aunque no faltan  elementos legales para darla por caída.

  "Por ahora la negociación va bien. Así que prefiero no dar detalles  sobre nuestros planteos", confió ante Página/12 Jorge Aguado, presidente de la empresa privatizada. Pero pocos meses atrás, el mismo directivo firmó una solicitada detallando algunas de las pretensiones privadas que hoy siguen teniendo vigencia, tal como confirmó ante este diario el secretario de Comunicaciones, Enoch Aguiar.

  En ese momento, setiembre del año pasado, el Gobierno llegó a redactar un decreto concediéndole a la firma privatizada casi todo lo que estaba reclamando. Pero la presión de sus grandes competidores, fundamentalmente de OCA --que acudió a la Justicia--, impidió seguir adelante con una norma que hubiera modificado las condiciones de la licitación. Ahora los aliancistas parecen dispuestos a reintentar varios de esos retoques bloqueados por vía judicial, que entrañan cambiar de cuajo pautas previstas en el momento de la licitación y, por lo tanto, conocidas a la perfección por los oferentes.

  Uno de los reclamos de la empresa es que se le permita modificar drásticamente las condiciones de contratación del personal convencionado, aunque éste es sólo un proporción minoritaria de su grilla. El argumento es que los costos laborales de la ex empresa pública son muy superiores a los que enfrenta cualquiera de sus competidores.

  Otra aspiración consiste en compensar su millonaria deuda de canon (debería, por lo menos, los dos últimos semestres íntegros, 103 millones de pesos) con otros compromisos adeudados por el Estado por algunas prestaciones impagas. Al margen de que es necesario auditar la validez de estos reclamos, el pliego licitatorio prevé que a los treinta días de mora en el pago de aquella obligación, el contrato de concesión podría darse por caído.

  Finalmente, la gestión privada del correo también aspira a que se le reconozca la exclusividad de algunas prestaciones, especie de garantía de que tendrá un negocio cautivo. Por ejemplo, que todas las dependencias públicas sólo contratarán su servicio, a semejanza de lo que alguna vez ocurrió con el correo estatal. O bien, que cierto tipo de comunicaciones (por ejemplo las fehacientes, como cartas documento) sólo puedan cursarse a través de la empresa.

  Tal vez ésta es la pretensión que puso al Gobierno en un brete mayor. "No corresponde mantener una concesión que, en los hechos, resulte económicamente inviable. Pero tampoco podemos cambiar las condiciones, corriendo el riesgo de que se vulneren los derechos de otros oferentes que participaron en la licitación", duda Aguiar.

  Una de las primeras decisiones administrativas del secretario de Comunicaciones fue dejar sin efecto una resolución firmada por la gestión anterior, que otorgaba al Correo Argentino la facultad de conceder los dominios de Internet. Pero la supresión de ese beneficio no significa que el secretario se resista a negociar con la dupla Macri-Galicia una revisión contractual, necesariamente traumática.

  "Vamos a constituir un grupo de trabajo para esto", promete el funcionario. Pero, por ahora, el clima es de calma. En ningún despacho oficial se prevé, siquiera, cursar una intimación que recuerde al concesionario la posibilidad de darle por caído el contrato a raíz de sus incumplimientos.

 

Marco regulatorio postal

  La negociación con el concesionario del correo oficial no es la única tarea vidriosa que tiene entre manos la Secretaría de Comunicaciones. Tal como informó Página/12 en su edición del lunes, Enoch Aguiar también trabaja en la redacción de nuevas regulaciones para toda la actividad postal, tarea que no sólo involucra al Correo Argentino sino al resto de sus competidores. El propósito es imponer a los prestadores diferentes requisitos para operar y ajustar el canon que tributan según el tipo de servicio que cada uno ofrezca. Esta distinción podría barrer a muchas pequeñas empresas del rubro, que proliferaron gracias a la liberalización del mercado postal, en 1993. Ayer mismo, el secretario de Comunicaciones destinó un momento de su jornada a esta delicada tarea, reuniéndose con el titular de la Cámara de Prestadores Postales de la República Argentina, José Raúl Ongaro. Se trata del mismo dirigente que, como representante de las empresas más chicas, ganó protagonismo hace unos años cuando se discutió en el Congreso el marco postal. Esta norma desató la pública pugna entre el ex titular de Economía, Domingo Cavallo, y el grupo de empresas ligadas a Alfredo Yabrán.

 

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