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ALDO RICO SE EXCUSO DE CONCURRIR UNA AUDIENCIA SOBRE SEGURIDAD
�Temor a la inestabilidad emocional�

La Alianza convocó a debatir el proyecto de Ruckauf de darle más poder a la policía. Rico la evitó. Una barra del PJ se dedicó a abuchear a Moreau. Y a aplaudir y vivar a Otacehé y a Patti.

Leopoldo Moreau resultó abucheado por la barra de Otacehé


Por Carlos Rodríguez
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La barra peronista de Merlo, fiel al ex intendente de ese partido y actual ministro de Gobierno, Raúl Otacehé, se robó a los gritos el protagonismo en la audiencia pública convocada ayer por la Alianza, en la Legislatura bonaerense, para discutir, sin llegar finalmente a ningún acuerdo, los proyectos en materia de seguridad que propicia el gobernador Carlos Ruckauf para darle más poder a la policía. La víctima de la inseguridad verbal fue Leopoldo Moreau, principal orador del radicalismo, quien soportó un abucheo constante que lo obligó a acotar su intervención y a exclamar: "¿Esta es la política de seguridad que propician? ¿Patota contra patota? ¿Guapo contra guapo?". La única respuesta vino, una vez más, de la barra de Merlo que le gritó "bruto", "guitarrero" y otras expresiones de escaso valor técnico para cualquier Código de Procedimientos que se precie de tal. Otacehé, muy divertido, se reía a lo Patán, tapándose la boca con la mano, festejando la notoria capacidad oral --y pulmonar-- de su gente.

  El debate, prólogo de la decisiva sesión de mañana de la Cámara de Diputados en la que se discutirá formalmente el proyecto para endurecer las condiciones de excarcelación para los detenidos y propone el regreso de los interrogatorios policiales, tuvo algunos pasajes donde la discusión transcurrió por carriles académicos. El juez del Tribunal de Casación bonaerense, Benjamín Sallargues, criticó duramente el proyecto Ruckauf, al que consideró "un grave retroceso" en el sistema de enjuiciamiento penal porque "las mayores atribuciones a la policía son a expensas de las menores atribuciones a los fiscales".

  El gran ausente fue el ministro de Seguridad, Aldo Rico, quien, remontando su fama de hombre malo, mostró cierto sentido del humor. En una nota enviada al presidente de la Cámara de Diputados, el radical Francisco Ferro, el ex carapintada dijo que se abstenía de asistir "por temor a incurrir en un acto de inestabilidad emocional que usted me atribuye", aludiendo a las críticas recibidas por su mal genio. 

  El que estuvo fue el subcomisario Luis Patti, muy aplaudido --y hasta vivado-- por los peronistas. El ex policía provocó escozor cuando habló en favor de los interrogatorios policiales. Justo él, varias veces acusado de torturas. "La policía debe tener la facultad de interrogar porque si ella no consigue las pruebas, los delitos van a seguir impunes", aseguró Patti demostrando que sabía de lo que estaba hablando. Luego defendió a la policía sospechada. "Creen que se corrompió sola, sin participación de políticos y jueces", apuntó sembrando interrogantes no deseados.

  El ministro de Justicia, Jorge Casanovas, a pesar del clima de guerra, se jugó a un acuerdo con el radicalismo al insinuar que, tal vez, "todos estamos de acuerdo (con el proyecto) y no nos dimos cuenta". Defendió la propuesta del oficialismo como fórmula para frenar "el notorio incremento del delito y de los métodos cada vez más perversos". Sobre la limitación de las excarcelaciones, sostuvo: "No es para castigo de los delincuentes sino para la seguridad de los ciudadanos". Mañana, Casanovas tendrá un encuentro con el presidente Fernando de la Rúa y no se descartaba que intentara lograr un acercamiento sobre el tema seguridad. 

  Poco después, en un breve discurso, Otacehé le puso pimienta a la audiencia pública. Arrancó diciendo que "no toda la culpa es de la policía" y motivó coros en la tribuna adicta: "Hay que matar a los ladrones por la espalda", gritó uno de los chicos de Merlo. En medio de aplausos y vítores de la barra, se escuchó la solitaria voz de Rosa Schonfeld, la mamá de Miguel Bru, víctima de la Bonaerense: "¿Y qué hacemos con los policías que nos matan a los jóvenes?".

  Otacehé, impulsado por las ovaciones que bajaban de las gradas hasta cuando hacía un ademán, sostuvo que los políticos deben "escuchar la voz del pueblo que sufre frente a la agresión de los delincuentes". Moreau, cuando lo dejaron, propuso declarar la "emergencia judicial" como forma de lanzar una "política integral que asegure la Justicia y la seguridad". Para lograrlo, propuso destinar al rubro 100 millones de pesos del Presupuesto 2000. Eso permitiría "la reforma del actual mapa judicial, crear la Policía Judicial e implementar Alcaidías para la internación de presos hacinados en comisarías".

  El frepasista Alejandro Mosquera pudo hablar porque, una vez cumplida su misión, los ruidosos seguidores de Otacehé se retiraron. Mosquera criticó la falta de una política en materia criminal y sobre todo los vaivenes, como ser la cambiante reforma policial. Dijo que "la gente reclama seriedad y no improvisación". Respecto del recorte de las excarcelaciones, pidió igual criterio "para los delitos que son cometidos por los funcionarios públicos". Mañana, en el debate que vale, se presume que la mayoría radical aprobará --con reservas-- el tema de las excarcelaciones y rechazará de plano los interrogatorios policiales.

 

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