Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

MOCION DE CENSURA CONTRA EL CANCILLER "FILONAZI"
Dicen que aislé a Austria... 


El canciller conservador Wolfgang Schuessel enfrentó (con éxito) una moción de censura. Lo acusaban de poner a Austria en "cuarentena".

 

Algunos de los 700 agentes de policía que rodearon ayer el recinto parlamentario en Viena


t.gif (862 bytes) 
En la Austria de hoy, cada día trae una revolución histórica. Ayer el canciller conservador austríaco Wolfgang Schuessel fue el primero en la posguerra en tener que enfrentar una moción de censura contra su gobierno antes siquiera de poder presentar su programa ante el Parlamento. La moción fue iniciada por los partidos Verde y Socialdemócrata y se basaba en la "cuarentena" internacional que pesa sobre Austria desde que Schuessel formó gobierno el viernes con los neonazis de Joerg Haider. Aunque fue derrotado, el pedido de censura opacó lo que fue ayer la primera reunión del gabinete negro-pardo.

  La "cuarentena" de la que ayer se quejó (sin triunfo parlamentario) la oposición austríaca sigue cosechando adherentes. Costa Rica declaró "suspendidas" sus "relaciones políticas" con Austria, en tanto que el príncipe Carlos de Gran Bretaña aplazó "indefinidamente" una visita que planeaba hacer al país. Por su parte, la presidencia de la Unión Europea (UE) decidió acortar una reunión informal que se celebrará el viernes entre varios ministros de los países miembros. El motivo: la presencia de la ministro austríaca Elisabeth Sickl (del partido de Haider), a quien varios de sus colegas no le dirigirán la palabra.

  Estos reveses en el exterior no hacían sino sustentar la moción de censura de ayer. "Schuessel tiene una responsabilidad personal y política del aislamiento exterior de Austria", disparó en la sesión parlamentaria el líder de los Verdes, Alexander van der Bellen. El caso contra Schuessel se vio fortalecido por un comunicado del presidente Thomas Klestil, quien adujo que en noviembre ya le había informado a Schuessel sobre las "posturas muy preocupantes y las críticas de varios jefes de Estado y de gobierno" hacia la posibilidad de una alianza conservadora-neonazi. Schuessel, daba a entender el comunicado, ignoró las advertencias. Klestil aprovechó la ocasión para negar categóricamente haber instigado esas presiones europeas.

  Cuando vino su turno de hablar, Schuessel admitió que los países de la UE le habían advertido de que una coalición con Haider "no era de su agrado". Pero el canciller pasó a afirmar ingenuamente que, pese a esto, las sanciones fueron para él "una desagradable e inesperada sorpresa". Y, de todos modos, las medidas contra Austria no importan demasiado, dado que "hasta el momento no han tenido efectos negativos en el país". Con las declaraciones de Schuessel quedó claro algo sobre lo que nadie podía abrigar dudas: no habría hoy un gobierno austríacos con Susanne Riess-Passer (del partido de Haider) como vicecanciller si los conservadores no les hubieran abierto la puerta.

  Al final, los argumentos respectivos en el debate importaron poco, y pasaron a contarse los votos. No hubo deserciones del bloque mayoritario conservador-neonazi y la moción fue derrotada. Es que la coalición negro-parda se lleva 104 de las 183 bancas del Parlamento austríaco. Fuera del recinto parlamentario, 700 agentes de policía formaron un extenso cordón de seguridad para mantener a distancia las manifestaciones de protesta. Estas fueron menores a las previstas: de los 5000 manifestantes que se esperaban, sólo asistieron unos 1000.

 

PRINCIPAL