ABRAZOS Es difícil abandonar las costumbres de diez años en el poder. Carlos Menem puede recorrer en el mismo día Buenos Aires, Anillaco, Mar del Plata, Punta del Este y algún club de golf como si todavía fuera presidente. Hasta ahora incluso reunía a su antiguo gabinete, un hábito que recién ahora se propone dejar. Igual que su jefe, Ramón Hernández es fiel a su vida de siempre: deportivo, casi casero, ayer repartió abrazos en el restaurant del Hotel Alvear.
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