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Una auditoría sorpresa a la 
universidad favorita de Menem

La Sindicatura General, con su titular a la cabeza, apareció por sorpresa en La Rioja para investigar las raras finanzas de la universidad local. Faltan 25 millones de dólares y sobran alumnos que al parecer son ficticios.
El síndico Rafael Bielsa comanda en persona el equipo que revisa las finanzas de la UNLaR.
Su sede costó tanto como el Abasto y de los 21 mil alumnos declarados existirían sólo 10 mil.
Por Irina Hauser

t.gif (862 bytes) Una auditoría sorpresa interrumpió el lunes la calma estival de la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR). Una delegación de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) llegó a la tierra de Carlos Menem para investigar presuntas irregularidades académicas y financieras en la casa de altos estudios. Una denuncia que el organismo analiza desde hace un mes y que Página/12 adelantó en exclusiva señala, entre varios puntos, que de los 63 millones pagados para construir la Ciudad Universitaria, 25 millones habrían tenido destino desconocido. Según pudo saber este diario, en los tres primeros días de trabajo los auditores ya juntaron elementos que indicarían que el precio abonado por metro cuadrado sería excesivo, que la UNLaR tendría menos alumnos que los que reporta y que se habrían adulterado actas de exámenes. 
Algo incómodo por la visita, el rector Enrique Tello Roldán se mostró, sin embargo, dispuesto a dar la información que requirió el team de 10 auditores, comandado por el propio síndico general, Rafael Bielsa. La Sigen tiene entre sus funciones la de fiscalizar el funcionamiento de las universidades nacionales. Entre esta semana y la próxima redondeará una �auditoría por muestreo aleatorio� �el nombre técnico que reciben las inspecciones fuera de programa� motivada, en parte, por una denuncia anónima de 20 páginas que aportaba detalles sobre posibles desvíos de millonarios de fondos y manejos administrativos dudosos. 
La Sigen ya tenía datos que mostraban, por ejemplo, que en el último ciclo lectivo la universidad declaró cerca de 1600 inscripciones más que el total de egresados de escuelas secundarias de la provincia. Un diagnóstico que da que pensar teniendo en cuenta que La Rioja no sólo recibe pocos estudiantes de otras provincias sino que muchos nativos, entre quienes estaría el hijo del rector, prefieren irse a estudiar a Córdoba. También marcaba que la Ciudad Universitaria de la Ciencia y la Tecnología estaba ideada para unos 24 mil alumnos, una cifra que triplicaría a la existente. En realidad, las autoridades anteriores de la Sindicatura quisieron concluir este informe al efectuar la auditoría regular del año pasado, pero cuando a fines de agosto los expertos desembarcaron en la UNLaR fueron expulsados entre insultos y empujones. Tello Roldán los denunció ante el Ministerio de Educación por �amenazar y extorsionar� a sus colaboradores. 
Con ese antecedente, los auditores que ahora están en La Rioja intentan mantener un bajo perfil. Y extremaron la discreción al punto de no probar ni un bocado del lunch que les ofrecieron los directivos a su llegada. En el primer tramo de su labor acopiaron material que apuntaría a refrendar ciertos aspectos de la megadenuncia que tienen en estudio: 
El precio pagado por cada metro cuadrado del complejo universitario habría sido de 750 dólares. Según evalúan en la Sindicatura, la cifra estaría �inflada�. �Es casi lo mismo que se pagó en el Abasto, que a diferencia de la obra de la UNLaR requirió movimiento de tierra�, explicaron los voceros. 
Al parecer, no se encontró justificación de pagos extra destinados a acelerar la terminación de la obra, concluida hacia fines de 1998. Ese sería uno de los temas que más preocupan al rector. 
Los 21 mil alumnos referidos por el rectorado en las conversaciones con representantes de la Sigen no se corresponderían con el total de estudiantes activos, que no serían más de 10 mil. En tren de entender cuál es el alumnado real, los auditores investigan, por ejemplo, cuántas personas están inscriptas bajo la figura del �alumno voluntario�. Hay que tener en cuenta que a mayor número de matriculados en una universidad, más presupuesto puede pedir, además de justificar el tamaño y número de sedes. 
Se hallaron nombres agregados a mano en actas de examen, un posible signo de falsificación de documentos que certifican materias aprobadas. 
�Si la cuestión es de una gravedad tal como la que refleja la denuncia que recibió la Sigen, no quedará otra alternativa que presentar en elCongreso un proyecto de intervención de la UNLaR�, anunció el titular de Educación Superior, Juan Carlos Gottifredi. �Desde el ministerio ya pedimos informes. Sabemos, por ejemplo, que la obra social de la UNLaR no está normalizada de acuerdo con la ley. Debería ser un organismo autónomo y, sin embargo, depende de los nombramientos del rector�. 

 

 

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