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Fue muy noble. O aterradoramente cínico. Sea lo que sea, no tiene precedentes en Austria. El canciller conservador Wolfgang Schuessel anunció ayer que el Estado austríaco compensaría, en base a los cálculos de una comisión independiente, a los sobrevivientes de los que fueron trabajadores forzados en Austria durante el Tercer Reich. El anuncio fue parte de la presentación formal ante el Parlamento del programa de gobierno de la coalición negro-parda. La oposición austríaca criticó el programa por ser vago en temas tan sensibles como la inmigración. También manifestaron el temor de que Schuessel se convierta en un hombre de paja de su socio neonazi, Joerg Haider. Tampoco los países de la Unión Europea (UE) se mostraron demasiado convencidos por la presentación de Schuessel. El presidente francés Jacques Chirac afirmó que sólo por existir el gobierno neonazi había �roto el contrato� con la UE. Ayer, la prioridad de Schuessel era simple: su programa no podía sonar de ninguna manera neonazi. El resultado fue que su presentación fuera menos que concisa. Comenzó destacando que en el preludio de su programa se encontraba una declaración de rechazo al racismo y la xenofobia, firmada por él mismo y Haider. Por lo tanto, Schuessel apeló a sus opositores a que �reflexionen sobre sus prejuicios�, y que sean abiertos al programa que presentaba a continuación. En lo que seguía, el canciller se cuidó de que sus propuestas sonaran mucho más conservadoras que neonazis. Destacó los planes para eliminar un 7 por ciento de los empleos estatales, subir los impuestos y privatizar algunas compañías. También habría recortes presupuestarios para reducir el actual déficit de 5500 millones de dólares. Para Schuessel, la expansión hacia el este de la UE (una política antes resistida por Haider) era esencial: �La ampliación, damas y caballeros, nos brinda beneficios económicos y enriquecimiento social y cultural�. Algo claramente inspirado en el populismo del FPOE era el proyecto para incrementar los subsidios estatales a las familias. En lo que constituye una política poco tranquilizadora viniendo de ese gobierno, Schuessel anunció que incrementará el gasto militar para mejorar las capacidades de las Fuerzas Armadas. Las mejoras estarían dirigidas para ingresar a la OTAN, una idea impulsada por Haider. A propósito, el actual ministro de Defensa es un neonazi. Pero lo mejor vino al final: �El gobierno compensará a los que fueron trabajadores forzados bajo el nazismo a la luz del informe de la comisión de historiadores (convocada el año pasado)�. Históricamente, Austria se resistió a pagar compensaciones, alegando que sólo había sido una víctima más del Tercer Reich. Recién en 1995 se aprobó un fondo de compensación, y aun entonces los sobrevivientes sólo recibieron 400 dólares por persona. Ayer, Schuessel agregó que designó a una comisionada, la ex presidenta del Banco Central, Maria Schaumayer, para manejar el tema. La compensación fue bien recibida por la oposición, pero con muchas reservas. Una diputada de los Verdes apuntó que �con este gobierno, la comisionada Schaumayer está en terreno muy inseguro�. La Casa Blanca se mostró complacida por el anuncio. �Crea una buena base para que el nuevo gobierno encare los problemas en relación con el Holocausto�, estimó el encargado de asuntos del Holocausto del gobierno estadounidense, Stuart Eizenstat. Europa se mostró insensible ante todas las propuestas de Schuessel. Daniel Vaillant, vocero del gobierno francés del premier Lionel Jospin, subrayó ayer que �queremos avanzar en el proceso de enfriar las relaciones de la UE con Viena�. El presidente Chirac argumentó que �nuestra condena no es un injerencia, es un llamado a Austria para que recuerde que hay un contrato al cual adhirió�. También ayer, el ex canciller socialdemócrata austríaco Franz Vranitzky renunció como comisionado de la UE a causa de �el nuevo gobierno austríaco�. En este clima de �cuarentena� contra Austria, la reina Beatriz de Holanda suscitó una tormenta de críticas en su propio país al rehusarse a cancelar su tradicional viaje de vacaciones a la localidad austríaca de Lech. No ayudó el hecho de que su marido, elpríncipe Claus, haya sido durante la guerra miembro de las Juventudes Hitlerianas y de la Wehrmacht alemana.
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