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Por la forma de caminar y la ropa que vestían parecían tres visitantes como tantos otros. Tal vez por eso nadie se percató de su ingreso al edificio del Congreso. Pero cuando llegaron a la tesorería del Palacio, ubicada a metros de la entrada, con la misma tranquilidad con que habían llegado los caballeros sacaron sus armas y anunciaron a los presentes �un legislador justicialista, dos policías y cinco empleados� que se trataba de un asalto. El insólito robo a la tesorería del Congreso, de la que se llevaron una cantidad no precisada de sobres con dinero correspondiente a los haberes de los legisladores y subsidios provinciales, duró apenas 20 minutos, al cabo de los cuales los tres asaltantes se retiraron a pie por la misma puerta por la que habían ingresado. Para sorpresa de los legisladores y empleados del recinto tras el atraco, las puertas de acceso al edificio fueron cerradas por más de dos horas, lo que ocasionó molestias y el enojo de más de un diputado. El de ayer es el segundo robo que sufre la tesorería del Congreso de la Nación: ya la habían asaltado en 1997. Eran las 11 de la mañana de ayer cuando los tres desconocidos traspasaron libremente la puerta de acceso al público ubicada sobre la avenida Rivadavia al 1800. De la misma forma eludieron el detector de metales por el que deben pasar todos los ingresantes y a partir de ahí recorrieron los 60 metros, del pasillo en forma de L, que los separaba de su objetivo.Una vez en la tesorería y a cara descubierta, los tres inesperados visitantes redujeron armas en mano a los dos policías que estaban de guardia e invitaron a todos los presentes, entre los que se encontraba el diputado justicialista por Chubut José Manuel Corchuelo Blasco, a tirarse al piso cuerpo a tierra.A continuación y con mucha profesionalidad, en cuestión de minutos, el grupo maniató con precintos de plástico a siete de sus ocho rehenes, mientras que el protesorero de la institución fue obligado a entregarles los sobres con el dinero correspondiente a los sueldos de los legisladores y a subsidios provinciales, que se encontraban en el tesoro, en el interior de las cajas de seguridad, algunas de las cuales fueron rotas a patadas. Botín en mano y con sus anfitriones maniatados en el piso, los tres asaltantes dieron por concluida su visita, que se extendió por 20 minutos. Sin despertar sospecha alguna entre los miembros de la guardia parlamentaria, cuya oficina se encuentra a pocos metros del lugar del robo, con la misma tranquilidad que habían llegado, los ladrones de traje se dirigieron hacia la puerta, para perderse enseguida entre los transeúntes.�Eran tres hombres de unos 40 años. Actuaron con sumo profesionalismo y por cómo se movían parecían conocer el terreno en el que se manejaban�, precisó a Página/12 el legislador chubutense Corchuelo Blasco, quien involuntariamente fue testigo del robo, al encontrarse en la tesorería para retirar un subsidio para su provincia cuando ingresaron los asaltantes. El de ayer es el segundo golpe que sufre el tesoro del edificio parlamentario en los últimos tres años. El anterior había ocurrido en julio del �97, cuando dos hombres armados substrajeron cerca de 100 mil pesos de la tesorería de la Cámara alta, concretando así el primer robo en la historia del Senado. Corchuelo Blasco reconoció que, pese a ese antecedente, �hay varias puertas que no tienen detectores de metales�.Minutos después de ocurrido el asalto, llegaron los efectivos de la comisaría 6ª de la Policía Federal, que quedaron a cargo de la investigación, que se desarrolló durante la tarde de ayer en el más hermético silencio. Pese a que se barajaron diversas cifras, algunas incluso millonarias, ninguna autoridad del Parlamento, ni de la seccional, informó con precisión en torno al monto robado. Aunque trascendió que, sibien no es época de pagos, en la Tesorería siempre quedan sobres de sueldos y subsidios que no fueron retirados.
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