Un charter que llevaba obreros de la construcción fue baleado desde un auto a 140 kilómetros por hora en plena ruta Panamericana, mientras viajaba de Lomas de Zamora a Pilar. La policía sospecha de otro transportista trucho.
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Por Alejandra Dandan - O dejás de hacer este recorrido o te cago a tiros. Aún no se sabe si fue el autor de aquella amenaza el que cumplió. José Muñoz había sido el destinatario, doce días atrás. Es el dueño y conductor del colectivo Mercedes Benz que cada mañana comienza su recorrido de charter entre Ingeniero Budge y Pilar. Ayer, a las siete y media, su micro cruzaba la ruta 202 en la Panamericana. El hombre mantenía el acelerador a 120 hasta que no lo mantuvo más: fue flanqueado por un Galaxy azul metálico sin patente, enfurecido. Los del auto bajaron el vidrio polarizado de atrás, sacaron una 9 milímetros automática y la estampida de disparos actualizó amenaza y saña. Bajo la lluvia de balas murió uno de los obreros que el charter acercaba todos los días hasta la zona de Pilar donde se construye un bingo. El esquema de ataque repitió las características de organizaciones mafiosas vinculadas al sector de transporte. Pasajeros, contratos con empresas y circuitos son peleados como parte de un botín que habilita los mecanismos irracionales de una guerra sin descanso. Muñoz, desde hacía veinte días, había ganado un circuito, y la sospecha de una venganza es la principal hipótesis investigada por la fiscalía de San Isidro. José Muñoz arranca cada mañana antes de las seis. Prende el motor del micro en su casa de Burzaco y desde ahí parte hacia el barrio el Olimpo, de Budge: �Yo los paso a buscar a todos por los ranchitos y después ya viajamos�, explicó. El camino se repetía como ritual de partida del día de trabajo desde hacía veinte días. Por cuatro pesos llevaba ida y vuelta a cada uno de los 25 obreros que viajaban en su viejo micro escolar, de 54 asientos, que lleva colgada la WJS 906 como patente. El destino era un obrador donde se construye el bingo de Pilar. Fueron los obreros y no la empresa quienes optaron por viajar en el micro de Muñoz. El precio del boleto en su micro, más barato que el de otras líneas, le granjeó más pasajeros y acaso uno de los motivos del ataque. Hacia Pilar viajaban, entre otros quince pasajeros, Manuel Sanmartín Vaamonte, un obrero español de 52 años, y Daniel Molina, de 28. A las 7.30 Muñoz andaba a 120 kilómetros por hora sobre la Panamericana, entre las rutas 197 y 202. �Un auto se me adelantó �contó el chofer�, no sé si era un Galaxy o un Peugeot 505.� Muñoz calculó que el auto circulaba a 140 kilómetros. No pudo saber desde hacía cuánto lo seguía. El auto lo cruzó por delante, sobre la izquierda, buscando el ángulo de disparo. La ventanilla polarizada trasera se bajó y desde allí uno de los cuatro hombres que ocupaban la coraza azul metalizada preparó armas y soltó disparos. Fuentes de la comisaría del Talar de Pacheco, que intervino en la causa, contaron siete impactos sobre el micro de una pistola automática 9 mm. Uno de los proyectiles pegó contra un vidrio. Detrás estaba Vaamonte. Murió por un impacto de la bala en la cabeza. Molina, otro de los obreros, fue rozado por otro disparo y quedó internado en Tigre. Hubo otro hombre con heridas, también hospitalizado. El auto de vidrios oscuros, sin patente, desapareció. La policía del Talar no tiene antecedentes de su presencia en la zona y ni siquiera sabe aún si se trata de un coche robado. Las cintas de las filmaciones de las cabinas de peaje de la Autopista del Sol son parte del material sobre el que trabajan los investigadores policiales para tratar de identificar el auto. La policía asegura revisar un abanico de motivos entre las hipótesis, aunque �a todas luces está claro que no se trató de un intento de robo�, indicó la fuente de la causa. El colectivo de José Muñoz, sin habilitación para transporte público, es uno de los 300 charters truchos que circulan en la capital y el conurbano. Su zona es el circuito que en la jerga de los transportistas se nombra como �la del norte�, donde los capitales de este negocio están sostenidos por la empresa colectivos 152, que hace el circuito entre Olivos y la Boca; Vasco Tour y, entre otros, Serrano, aquella línea controlada por Almirante Brown, dueños del micro en el que otro atentado mató el año pasado, en Rosario, a 13 personas (ver aparte). El andaluz Muñoz no está asociado a ninguna empresa, es parte del universo de cuentapropistas que suelen tener una o dos unidades. Hacía sólo veinte días había conseguido la tropa de pasajeros que hasta allí eran trasladados por el dueño de otros dos coches. Y ése es el punto en el que la rutina del chofer empieza a tocarse con los códigos mafiosos. Existieron amenazas contra el micro del andaluz. Primero livianas. Más tarde, alguien pronunció aquel aviso de los tiros. Fue en Márquez y Panamericana, doce días atrás. �O dejás de hacer este recorrido, o te cago a tiros.� El anticipo, que finalmente ocurrió, tuvo testigos. Varios pasajeros habían escuchado la amenaza y bajaron del ómnibus a defender al chofer. Según Muñoz, fue el dueño de uno de los dos micros que hacía antes su recorrido quien pronunció la provocación. Aquel hombre tiene dos coches, el segundo manejado por un chofer contratado. Hace una semana, el micro de Muñoz tuvo una advertencia más clara aún. Sobre la ruta, su coche debió esquivar a un Scania modelo `83 que se le echó encima. En el ataque �casi matan a todos los pasajeros�, contó ahora Muñoz. No existen denuncias asentadas sobre estos antecedentes pero sí los testimonios de los pasajeros que ayer repetían que �nos amenazan todos los días�. Por estos antecedentes, la fiscal, Beatriz Molinelli, no habría convocado entre los testigos al dueño de esos dos micros. Según anticiparon fuentes de la investigación, sería llamado como sospechoso.
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