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BOICOTEARON A UNA MINISTRA AUSTRIACA EN UNA CUMBRE DE LA UE
En Europa nadie me dice te quiero


Elisabeth Sickl, una ministra neonazi austríaca, fue ignorada ayer durante una
cumbre informal de la Unión Europea (UE).

La ministro neonazi Elisabeth Sickl poniéndole ayer la mejor cara posible al desplante.


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Austria comenzó a percatarse de lo que significa ser puesto en "cuarentena" por la mayor parte de la Unión Europea (UE). Ayer se celebró en Lisboa la primera cumbre informal de ministros de la UE en la que participó una neonazi, Elisabeth Sickl. Fieles a las sanciones impuestas desde que el viernes se formó el gobierno conservador-neonazi austríaco, los ministros reunidos no le dirigieron la palabra a Sickl, y las de Francia y Bélgica se retiraron de la sala no bien comenzó a hablar. La belga Laurette Onkelinx propuso que la UE enmiende sus reglas para hacer posible que un país sea expulsado "como medida preventiva". El anfitrión, el portugués Eduardo Ferro Rodrigues, advirtió que "la demagogia populista ocultó muchas veces al totalitarismo". Y en Austria la oposición contra el pacto negro-pardo no da señales de disiparse: miles de personas inundaron ayer las calles de Viena, Salzburgo y Graz, y alrededor de 100.000 personas se manifestarían el 19 en el centro de la capital.

  El líder neonazi Joerg Haider contraatacó ayer en una entrevista con un diario turco. Reiteró su acusación de que los países de la UE eran hipócritas: "Adoptaron una posición dura contra Austria pero no hacen nada contra las violaciones de derechos humanos en Chechenia o Turquía". También aseveró que "me parece cómico que el mundo entero se asuste por un pequeño partido de un pequeño país como Austria". Pero nada es casual, esa incomprensible saña busca nada menos que "llevar la atención a Austria para hacer olvidar sus problemas internos". Con ese tacto que lo caracteriza, Haider concluyó explicándole a su interlocutor turco que, si bien el gobierno negro-pardo no discriminaría contra los inmigrantes turcos, éstos eran "incapaces" de integrarse a la sociedad austríaca. 

  Con estas declaraciones recordando la naturaleza del partido del que es miembro, la neonazi Sickl no debe haber esperado ayer que la cumbre informal le fuera amena. La presidencia de la UE ya había decidido de antemano reducir al mínimo su duración y eliminar de la agenda la tradicional foto conjunta y excursión turística. A la hora señalada, Aubry y Onkelinx no faltaron a la promesa que dieron la semana pasada y se retiraron de sala de conferencias, no sin antes intentar convencer a sus colegas de que hicieran lo mismo. Habiendo alcanzado una distancia segura del neonazismo, las ministros llamaron de inmediato a una conferencia de prensa para clarificar su posición. Retirarse de la reunión fue "un gesto simbólico y político", explicó Aubry, quien pasó a citar a Stefan Zweig para recordar la "suavidad" con la que en la década del 30 el nazismo se había establecido sin mostrar "su verdadero rostro". Más tarde trascendió que el ministro de Relaciones Exteriores francés Hubert Vedrine no tendría ningún "contacto formal" con su colega austríaca, Benita Ferrero-Waldner.

  Sickl hizo lo que pudo ayer para ponerle la mejor cara posible al desplante. A diferencia de su mentor Haider, fue estudiosamente moderada y se describió como "democrática, tolerante y orgullosa de participar en la construcción europea". Calificando la reacción de Aubry y Onkelinx como "exagerada", explicó que "el diálogo es la única forma de resolver los conflictos: si no nos hablamos difícilmente podremos entendernos". Con ese dejo de patetismo que les resulta cada día más natural a los funcionarios austríacos, la neonazi describió cómo "en realidad el único que me saludó y habló fue el ministro de Trabajo portugués Ferro Rodrigues". Rodrigues presidió la reunión, por lo que en realidad no podía ignorarla.

  Más allá del exabrupto diario de Haider, en Austria comienza a perfilarse un nuevo escándalo que podría hundir aún más la reputación del gobierno en el exterior. El problema surgió de la compensación que el canciller conservador Wolfgang Schuessel prometió el miércoles para las víctimas del nazismo en Austria. La comisión de historiadores que debe determinar el monto de la compensación denunció que el gobierno parecía querer compensar por igual tanto a las víctimas como a los ex prisioneros de guerra austríacos y los alemanes sudetes expulsados de Checoslovaquia en 1945. Una sombra del pasado acosó directamente a Haider ayer, luego de que una ciudadana israelí anunciara que iniciaría un juicio para recuperar la propiedad que los familiares de Haider le quitaron a su madre luego del Anschluss en 1938. "Haider se ha hecho rico vendiendo la madera de mi familia", explicó Noemi Merhay, de 73 años.

  Además de estos problemas neonazis, hay señales de que la política más convencional de los socios negro-pardos podría acarrearles problemas. Lo que es potencialmente explosivo es el "férreo" ajuste anunciado por el canciller conservador Wolfgang Schuessel. Los sindicatos criticaron fuertemente ese plan y amenazaron con llamar a un paro. La vicecanciller (neonazi) Susanne Riess-Passer tuvo que salir ayer a asegurar que el gobierno intentaría "dialogar" con los sindicatos.  

 

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