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El martes, Albertito fue
pescado en una sucursal de Carrefour comprando con una tarjeta de crédito
falsa. La Policía Federal lo detuvo y el fiscal José Barbaccia le avisó
al juez Juan José Galeano, quien, ayer mismo, ordenó el allanamiento de
la casa del imputado. En la investigación que realizó la Brigada
Antiterrorista, que comanda el comisario Jorge Palacios, hay elementos que
indican que Albertito vivía haciendo maniobras: con tarjetas, con
cheques, con pagarés, con compras y ventas extrañas. Esta vez, además,
parece que lo sorprendieron con documentos y billetes falsos. El elemento clave
El
elemento clave que une a los Kannore Edul con el caso AMIA es la llamada
telefónica a la casa de Telleldín, el mismo día en que el armador de
autos truchos presuntamente entregó la camioneta que se iba a estrellar
contra la mutual judía.
Cuando a Alberto padre le
preguntaron por esa llamada dio tres respuestas distintas:
* Primero contestó que en esa
época quería comprar una camioneta Trafic y justamente Telleldín había
puesto un aviso en un diario para vender un vehículo de ese modelo. Los
investigadores demostraron que ese mismo día se publicaron en el diario
varios avisos de Trafic y, sospechosamente, Kannore no llamó a ningún
otro. Sólo al de Telleldín.
* Cuando le volvieron a
insistir con la pregunta, papá Alberto dijo que seguramente la llamada la
hizo su chofer, ya que el celular desde el que se realizó la comunicación
estaba en el auto. Llamado a declarar el chofer, éste contestó que nunca
trabaja los domingos y que aquel 10 de julio fue justamente un domingo.
* Por último, Kannore terminó
aduciendo que no recordaba la llamada.
Después de semejante cúmulo
de contradicciones y preguntas sin respuestas, la impresión de los
investigadores fue que en realidad papá Alberto encubría a Albertito. En
ese punto es que se iniciaron las pesquisas sobre Kannore Edul hijo.
El otro elemento que une a
Kannore Edul con el atentado es el volquete, que fue bajado de un camión
de la empresa Santa Rita, propiedad de otro empresario árabe, Nassib
Haddad, cinco minutos antes del atentado. En la hoja de ruta que llevaba
el chofer del camión, Alberto López, figura tachada la dirección de
Pasteur 633, es decir el edificio de la AMIA, y un renglón más abajo
dice "Constitución 2657", es decir una dirección que queda al
lado de la casa de los Kannore, Constitución 2645. En el número 2657 en
verdad no hay nada, apenas un baldío.
La importancia de la pista
Kannore Edul reside en que une la camioneta Trafic y el volquete ubicado
frente a la AMIA con un grupito árabe, más precisamente sirio-libanés.
Siempre se consideró como posible que la llamada conexión local del
atentado tuviera como protagonistas a hombres de confianza de los
terroristas supuestamente llegados de Medio Oriente. En anteriores
atentados --en Londres, en las Torres Gemelas de Nueva York, en Tanzania y
Kenia-� siempre actuaron terroristas profesionales, apoyados en grupos
árabes locales. En su informe sobre los atentados de la Argentina, el FBI insistió en 1998 en que debía profundizarse la pesquisa sobre Kannore, algo que en realidad debió hacerse inmediatamente después del atentado, o sea hace casi seis años. Habrá que ver qué nuevos elementos o comprobaciones aporta esta nueva movida del juez Galeano.
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