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Fuego a discreción en la frontera libanesa-israelí


La guerrilla fundamentalista islámica volvió a atacar a Israel en el sur del Líbano, causando la salida israelí del grupo de monitoreo del alto el fuego y severas advertencias de Jerusalén

 

Los delegados sirio y libanés salen de la reunión


t.gif (862 bytes) Siria y el Líbano acusan a Israel. Israel y Estados Unidos acusan a Siria y a la guerrilla islámica Hezbollah. Ese fue el resultado del encuentro de la Comisión de Vigilancia para el Alto el Fuego en el Líbano entre los delegados de Israel, Siria, Líbano, Estados Unidos y Francia, que comenzó ayer y se frustró abruptamente después de que el representante de Israel fuera retirado como protesta por la muerte de un soldado israelí en un ataque del Hezbollah en la zona libanesa ocupada. La protesta se extendió además al campo militar cuando, apenas minutos después, aviones israelíes atacaron el sur del Líbano. Irónicamente, la reunión de la comisión tenía como objetivo hacer cumplir los acuerdos de 1996 que prohíben los ataques militares israelíes contra poblaciones civiles libanesas.

  La reacción de Israel fue instantánea y doble: ni bien recibió la noticia de que otro soldado, el séptimo en 10 días, había muerto en medio de un ataque lanzado por el Hezbollah dentro de la "zona de seguridad" en el sur del Líbano, retiró a su delegado de la reunión que se desarrollaba en la localidad libanesa de Naqura y amenazó con tomar represalias. El premier Ehud Barak adelantó que los continuos ataques contra el Ejército israelí y su aliado Ejército del Sur del Líbano (ESL) recibirán "severas y dolorosas respuestas". Apenas minutos después de confirmar que el sargento Tzahi Itach, de 19 años, murió cuando hizo explosión un cohete antitanques que había sido disparado contra posiciones israelíes en el castillo Beauforte, sus amenazas se hicieron realidad. "Aviones de combate atacaron algunos blancos terroristas en la región de Nabatiyé, al nordeste de la zona de seguridad", confirmó un comunicado del Ejército.

  El vocero del Departamento de Estado norteamericano, James Rubin, salió a decir que, dada la influencia de Siria sobre el Hezbollah, Damasco debería haber actuado "más efectivamente". El nuevo ataque acentuó la preocupación de Estados Unidos ante la posibilidad de que la violencia en el Líbano complique sus intentos por llevar a Israel y a Damasco de vuelta a la mesa de negociaciones. Con esa intención había sido convocada la nueva reunión de la Comisión de Vigilancia presidida por Estados Unidos y Francia, que se reúne periódicamente en la sede de las Fuerzas Interinas de la ONU (Finul) en la ciudad libanesa de Naqura, para evaluar las violaciones a los acuerdos de abril de 1996, que pusieron fin a las operaciones militares israelíes contra el Líbano y que prohíben los ataques desde y contra poblaciones civiles. Los cinco delegados se reunieron ayer por primera vez desde que los aviones de caza israelíes atacaron el martes pasado la infraestructura civil libanesa en respuesta a las bajas israelíes sufridas en los últimos días. Pero los renovados ataques y contraataques pudieron más que los enviados a Naqura, y la reunión quedó en una postergación por tiempo indefinido.

  "La retirada israelí del encuentro del grupo de monitoreo fue un intento del enemigo de desviar la atención del mundo de los crímenes y violaciones que está cometiendo contra civiles libaneses --disparó el Hezbollah en un comunicado--. Si se nos pide preservar las posiciones militares israelíes en la zona ocupada y no atacarlas, decimos que ese sueño israelí no se realizará jamás". El primer ministro libanés, Selim Hoss, salió a respaldar esas declaraciones al expresar su temor de que Israel esté preparando una "agresión contra su país". Pero fue la entrada en escena del canciller sirio Farouk al-Shara la que terminó de recalentar el ambiente, al disparar que Israel es "plenamente responsable por la escalada. La continua arrogancia del poder israelí solamente conducirá a más pérdidas humanas y materiales y a destruir cualquier posibilidad de paz".

  "Nuestro pueblo ha sido bombardeado en no menos de 15 ocasiones durante los últimos años. No tenemos ninguna protección, ni siquiera la del ejército libanés. Sólo los hombres del Hezbollah vienen de vez en cuando aquí. Solamente podemos confiar en ellos", aseguró ayer, horas antes de los bombardeos israelíes, Ruda Karaki, el alcalde de Ain Basuar, una de las ciudades del sur del Líbano que sufrió la represalia por el ataque del Hezbollah mientras los cinco delegados abandonaban la sede de la Finul sin llegar a ningún acuerdo.

 

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