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Por Raúl Kollmann No hay euforia, hay expectativa. El Gobierno puede tener un período de gracia, algo que se parece a una luna de miel, de aproximadamente unos ocho meses. Este es el resumen del estado de ánimo de la población a la luz de una encuesta integral realizada por Hugo Haime y Asociados. Fernando de la Rúa -.y también Carlos Ruckauf.- recogen una opinión positiva de dos de cada tres personas, pero lo más notable es que son muy pocos, menos del 10 por ciento, los que opinan mal del Presidente. Los ministros cuentan también con un cierto crédito, aunque tampoco despiertan pasiones por ahora. El que sí está en la mala, por lo menos desde el punto de vista de la opinión pública, es el ex presidente Carlos Menem: el 62 por ciento opina mal o muy mal de él y apenas el 14 lo ve con buenos ojos. Las conclusiones surgen del relevamiento que Haime realizó durante el fin de semana pasado en Capital Federal y Gran Buenos Aires, sobre la base de 400 personas encuestadas. En el estudio se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.�Los números muestran que la gente está esperanzada�, señala Haime. �Quiere que al Gobierno le vaya bien. Le tiene confianza. Yo diría que el Presidente tiene tal vez un margen de siete u ocho meses en que la gente va a mantener su expectativa. Después ocuparán el centro de la escena los resultados concretos que se hayan conseguido. Y aquí hay que poner atención, porque cuando les pregunta a los encuestados por las cosas más concretas, esos ciudadanos no encuentran demasiadas razones para las expectativas. De manera que diría que por ahora existe un clima de confianza, un clima de cierto optimismo, más que razones concretas�.�Mirando las expectativas que había en noviembre, antes de la asunción, y las que hay ahora, parece haber igualmente un deterioro.�Yo tengo evaluadas las expectativas que hubo en época de Alfonsín, en el primer gobierno de Menem, en el segundo y las que existen ahora. Veo que hay una expectativa sustentada en un cambio de estilo político y la esperanza del combate contra la corrupción y la desocupación. Por ejemplo, las acciones realizadas en relación al PAMI son positivamente evaluadas. Por supuesto que hay gente, un 30 por ciento, que se sintió afectada por el ajuste fiscal y no dudo de que querrían más efectividad en las denuncias de corrupción. Eso es lo que redujo en algo las expectativas, que de todas maneras son muy fuertes.Las opiniones positivas respecto de De la Rúa y Ruckauf son la expresión de esa expectativa. Ambos tienen menos del 10 por ciento de imagen negativa, o sea que son pocos, muy pocos, los que opinan mal de ellos. Ese capital es el que tienen en este momento: dentro de unos meses -.siete u ocho, evalúa Haime.- empezarán las ansiedades y los enojos. Algunas encuestados, por ejemplo, ya están disconformes porque no hay personas detenidas a raíz de las denuncias por corrupción, pero todo indica que el peso mayor de las evaluaciones vendrá por el lado económico, particularmente en lo que respecta a si baja o no la desocupación, si hay crecimiento y si se mantiene la estabilidad. Más del 80 por ciento de los consultados dice que la paridad un peso un dólar no debe modificarse. El acuerdo con el estilo austero de conducción se verifica fuertemente con el ascenso en la imagen de Carlos �Chacho� Alvarez, el político que mayor crecimiento tuvo en opiniones positivas. El vicepresidente tenía fuerte imagen negativa producto de que los peronistas lo miraban con malos ojos porque abandonó ese movimiento y a los radicales tampoco les gustaba porque era de origen peronista. Alvarez parece haber remontado la cuesta. También Alfonsín y Fernández Meijide vienen con tendencia ascendente: el ex presidente mejoró después del accidente, la ministra empezó a revertir la situación desfavorable en la que quedó después de perder la elección bonaerense. A dos meses de haber asumido, en la Casa Rosada pueden decir que la luna de miel no se terminó. En las cosas concretas, los encuestados ya empiezan a sentir algunas disconformidades, pero el estilo gusta y el crédito se mantiene abierto. Eso sí: en la población no hay grandes franjas que se llenen la boca de elogios, y con los meses la gente se pondrá más exigente y menos tolerante. Entonces mirarán de cerca los resultados palpables de la gestión aliancista.
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