|
Por Raúl Kollmann
El juez Juan José Galeano seguía anoche analizando los elementos encontrados en la casa de Albertito Kannore Edul, un empresario sirio-libanés que fue detenido por usar tarjetas de crédito, cheques y dinero falsos, pero que en realidad es un viejo sospechoso del caso AMIA. En su informe de 1998, el FBI había alertado sobre la necesidad de seguir la pista de Kannore Edul, quien registra una sospechosa llamada a casa de Carlos Telleldín, el último propietario de la Trafic que estalló frente a la AMIA. Esa comunicación, que nunca pudo ser explicada por Edul, se realizó ocho días antes del atentado, justo el día en que Telleldín �según está probado-. entregó la camioneta. El empresario está bajo sospecha prácticamente desde agosto de 1994, un mes después del ataque, o sea, hace cinco años y medio, cuando ya había elementos para detener a Kannore Edul. Las pruebas en su contra son las siguientes: La llamada a la casa de Carlos Telleldín, que significa de hecho la vinculación con la camioneta Trafic de un grupo árabe local. El padre de Kannore Edul, que también se llama Alberto, fue llamado a declarar y dio versiones contradictorias y falsas sobre esa comunicación. Los investigadores están seguros de que encubre a su hijo, Albertito. Se sabe que frente a la AMIA, cinco minutos antes del atentado, se colocó un volquete. Ese elemento fue dejado allí por un camión de la empresa Santa Rita, perteneciente a otro empresario árabe, Nassib Haddad. Lo que resulta más que sospechoso es que en el papel donde consta la ruta de ese camión el 18 de julio de 1994 no sólo aparece la dirección de la AMIA, sino también otra en la calle Constitución 2657, justito al lado de donde vive Albertito, en el número 2645. En la dirección que figura en la hoja de ruta no hay edificio alguno, sino un baldío. Según el FBI (Informe Secreto, pag. 12 del texto), Kannore Edul mantenía relaciones con el agregado cultural de Irán, Moshen Rabbani, pero también con otro personaje de la historia del atentado, el empresario Alejandro Monjo, el hombre que junto con Telleldín reciclaba autos quemados con partes robadas. Monjo siempre fue un protegido de la División Robo de Automotores de la Policía Federal.La realidad actual es que Albertito está detenido por falsificación, pero, según le contaron a este diario fuentes de la pesquisa, la idea original siempre fue apresarlo primero por sus negocios turbios y jugar entonces las cartas y las pruebas que lo incriminan. Habrá que ver si esto efectivamente se cumple. En atentados anteriores al de la AMIA, siempre se probó que los terroristas tenían apoyo de una célula de fundamentalistas locales. En el caso de la bomba puesta contra las Torres Gemelas de Nueva York, fue apresado todo un grupo relacionado con un clérigo ciego que tenía su centro religioso en esa ciudad. A raíz de otro atentado, perpetrado en Londres una semana después del ataque contra la AMIA, están presos y condenados dos estudiantes islámicos que vivían en la capital británica. Respecto de la AMIA y la embajada de Israel, nunca se pudo detectar quién colaboró con los terroristas, dónde se armó la bomba y, menos que menos, quién condujo la camioneta hasta incrustarse contra la sede de la mutual judía. En rigor, ni siquiera se sabe si hubo o no un suicida al volante de la Trafic. La pista Edul, enunciada poco después del atentado por el fallecido periodista Carlos Juvenal, tiene otras aristasllamativas. El padre de Albertito es una especie de patriarca de la comunidad sirio.libanesa y siempre fue amigo de Carlos Menem. También mantuvo una estrecha relación con Juan Domingo Perón e integró una famosa delegación argentina a Libia, encabezada por José López Rega. Para redondear, los Edul tienen como amigos y vecinos de la calle Constitución a los Ahmed, aquellos comisarios que se hicieron famosos por protagonizar numerosos secuestros extorsivos, la mayoría de ellos contra empresarios judíos.Habrá que ver si ahora el juez Galeano, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el jefe de la Brigada Antiterrorista, comisario Jorge Palacios, aportan nuevas evidencias que puedan aclarar, de una vez por todas, si Edul jugó o no un papel en el atentado.
|