Por Adrián De Benedictis
La vida suele ubicar a la gente en lugares extraños. Y dicen que los deportistas, por ejemplo, son los que experimentan las más curiosas situaciones. Por eso, seguramente nunca nadie se hubiera imaginado que el próximo presidente de los Estados Unidos por el Partido Demócrata puede llegar a ser un ex campeón de la NBA. Sin embargo, para Bill Bradley no es ninguna sorpresa, ya que desde niño quiso incursionar en la política, y su lucha contra la discriminación racial comenzó en sus años de adolescente. Las elecciones norteamericanas serán en noviembre y Bradley perdió por escaso margen en las primarias de Iowa y Nueva Hampshire. El actual vicepresidente Al Gore se impuso por 52-48 por ciento en ese último estado. El próximo 7 de marzo habrá primarias en 10 estados, entre los cuales se incluyen Nueva York, Nueva Jersey, California y Washington. Para entonces, los norteamericanos ya habrán consumido el spot publicitario -ver recuadro� en el que Michael Jordan llama a votar por Bradley.
En su lucha por llegar a la Casa Blanca, la principal base política de Bradley apunta a la mala atención médica de los pobres y a la desigualdad racial. Y en este grupo ya cuenta con el apoyo de un sector que reúne a algunos sindicalistas, al cineasta de raza negra Spike Lee y a varios demócratas descontentos por la actual administración de Bill Clinton. Bradley se convenció de que era demócrata cuando asistió en 1964 a la discusión en el Congreso de la ley de derechos civiles, que terminó con la discriminación racial en Estados Unidos. Sin embargo, su discurso contrasta con actos de su pasado. Por ejemplo, apoyó los recortes presupuestarios de Ronald Reagan, que favoreció a los más ricos.Nacido en Crystal, Missouri, Bradley es el único hijo de Warren y Susan, una típica familia de clase media. De su padre heredó la conciencia ética que ha mostrado en su vida pública. Dicen que su papá debió dejar el estudio y salir a trabajar desde chico. Después de pasar por varios empleos ingresó como cadete a un banco. Llegó a ser gerente, y comentan que en la época de la Depresión nunca se aprovechó de los clientes de la entidad bancaria para ejecutarles sus bienes o extorsionarlos quedándose con sus tierras. Es decir, Bradley defendió a la raza negra casi por herencia. De su mamá recibió el amor por el estudio y la creencia presbiteriana. En principio, Susan le inculcó que fuera modesto, le hizo conocer la religión en la iglesia de enfrente de su casa en la ribera de Mississipi y lo motivó para que estudiara piano, trompeta, francés, y practicara natación, básquet y boxeo.Lo cierto es que este hombre de 56 años, que mereció un lugar en el Hall de la Fama del Básquetbol, fue boy scout y líder en el centro de estudiantes. Bradley se fue alejando del béisbol cuando descubrió que su equipo, por tener afronorteamericanos en el plantel, era enviado a dormir en hoteles de segunda categoría. La rebeldía contra las actitudes racistas lo inclinaron definitivamente por el básquetbol, donde no se veían ni actitudes despectivas ni diferencias por el color de piel. Su equipo escolar fue el Crystal City Hornets, y en cuatro años de secundaria marcó 3000 puntos, recibiendo una distinción valiosa para ese nivel: el All American Honors. En la cancha, siempre se preocupó por el funcionamiento colectivo más que por el lucimiento personal. Más de 75 universidades lo esperaban con los brazos abiertos luego de conocer su talento deportivo. Pero después de inclinarse por la Duke University de Carolina del Norte, optó por realizar un viaje de estudio solventado por su papá, que incluyó un paso por la Universidad de Oxford. De regreso, lo convencieron para que cambiara de idea en cuanto a la facultad a la que iba a asistir. Como integrante del quinteto universitario de Princeton, alcanzó hazañas, como marcarle 68 puntos en un partido a los del Estado de Wichita. Esta capacidad le valió su primer título resonante. Convocado para representar a los Estados Unidos, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964. Convocado para los drafts por los New York Knicks, eligió recorrer el viejo mundo, ya que pasó por Rusia y Alemania antes de instalarse en Oxford. Hasta que un día, en el gimnasio de la universidad, sintió que tenía que probar si estaba en condiciones de ser una de las estrellas de la NBA. No sólo se integró en los Knicks, sino que también lo hizo como soldado de reserva en la Base de San Antonio de la Fuerza Aérea. Seis meses duró su permanencia militar, y un poco más su desagradable experiencia jugando como base. En ese puesto Bradley no rendía y comenzó a recibir las mayores hostilidades del público. Pero en la segunda temporada logró revertir las cosas. Quedó confirmado como titular y tuvo un promedio de 29,4 minutos en cancha por partido. En el tercer año pasó como ala y condujo a su equipo al primer título ante Los Angeles Lakers. Ese mismo logro lo volvió a repetir un año más tarde y ante los mismos rivales. Bradley se retiró en 1977 y su record acredita 742 juegos y 95 playoffs, la cifra de 10.439 puntos. En el año de su adiós ya quiso ser senador de Nueva Jersey. Le aconsejaron que empezara de abajo. El no les hizo caso y consiguió el cargo en 1978. Luego fue reelecto en 1984 y ahora aspira a alcanzar un solo objetivo.
De la canchaa la política
Así como el de Bill Bradley, hay otros casos de deportistas que se volcaron a la política. En nuestro país, el paso más importante lo dio el ex futbolista y entrenador de la Selección Argentina de Fútbol, Carlos Bilardo, quien ya anunció que se postulará para presidente en las elecciones del 2003. Por su parte, también el ex técnico del seleccionado argentino de fútbol, César Luis Menotti, participó en las internas de la provincia de Santa Fe, pero luego desistió de continuar con aspiraciones a la gobernación. Pero el que sí logró ese cargo fue Carlos Reutemann, quien pasó de correr en Fórmula 1 a conducir la provincia santafesina. En tanto, Daniel Scioli llegó a ocupar una banca en el Congreso, luego de consagrarse campeón en diferentes categorías en la motonáutica mundial. Carlos Pachamé y Antonio Rattín fueron candidatos en las últimas elecciones. Hugo Porta y Marcelo Garraffo son los últimos ejemplos en el país. En el ámbito internacional, el caso más conocido es el de Gianni Rivera, diputado en Italia durante varios períodos tras haber sido el número 10 del Milan en los �70 y capitán de la selección italiana en la final del Mundial de México. Carlos Caszelly, delantero chileno en la misma época, participó en organizaciones de defensa de derechos humanos y fue un pertinaz opositor del dictador Pinochet. Y José Luis Chilavert no ha renunciado a su sueño de ser, alguna vez, presidente de Paraguay.
Jordan hace campaña
Michael Jordan hizo una fortuna como la cara de cereales, zapatos, telefonía celular y cuanto cachivache pueda venderse. Pero siempre estuvo al margen de la política y siempre se mostró reacio a vincularse. Sin embargo, desde mediados del año pasado apoyó públicamente a Bill Bradley y ahora estará en las pantallas de los televisores de los norteamericanos haciendo campaña por el ex basquetbolista. Hace unos días dijo que �siempre respeté a Bradley como líder�. Según el diario USA Today, Jordan ya grabó una serie de spots que comenzarán a emitirse esta semana. Según los especialistas en encuestas, el apoyo de Jordan a Bradley podría ser decisivo en la campaña. Jordan, de 36 años y de regreso en la NBA como director-entrenador de los Washington Wizzard, es la personalidad más respetada por los jóvenes estadounidenses, mientras que en la población mayor figura quinto, detrás de Madre Teresa, Abraham Lincoln, Martin Luther King y Ronald Reagan. |
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