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El
colombiano de Boca, Córdoba, dio siempre sensación de seguridad,
respondió ante pelotazos muy difíciles, le ganó un claro mano a mano a
Graf con el partido 0 a 0, le sacó un cañonazo a Ariel Montenegro cuando
estaban 2 a 1 y una espectacular palomita a Graf poco después; además,
no perdió nunca en los centros que cayeron en el área, rechazó con los
puños cuando era lo más conveniente, no dio ningún rebote, salió del
arco con noción de tiempo y de distancia y no tuvo ninguna
responsabilidad en el gol de Martínez. Anduvo fenómeno y jugó para 9
puntos, 10 si no se hubiera ganado la amarilla tontamente. El colombiano
de Independiente, Mondragón, se comió el primer gol de Boca. Bermúdez
le ganó a Pena y la bombeó muy justo desde más allá del punto del
penal, pero él estaba parado casi en la raya del arco. No fue un cabezazo
débil, claro, pero tampoco un cañonazo. El largo recorrido del balón, a
velocidad media, le dio el tiempo suficiente para reaccionar. No hizo otra
cosa que mirar primero y lamentarse después. No se le puede atribuir
responsabilidad en el segundo gol de Boca (en realidad, los que esa vez
vieron pasar la pelota fueron los marcadores centrales). Tampoco en el
tercero, porque Arruabarrena lo fusiló. No transmitió a sus compañeros
la seguridad que daba hace unos años. En los últimos tiempos,
Independiente no la pega con los arqueros. Scoponi y Pontiroli hicieron
que se hablara de Mondragón, y Mondragón ahora hace que se hable de
Islas. Defensas: Boca 6, Independiente 4 Si
se suman los puntajes individuales de los jugadores que formaron las líneas
de cuatro de los dos equipos casi no habrá diferencias, pero esta
calificación incluye los aportes ofensivos de esos jugadores. En la función
específica de defender, Independiente tuvo menos trabajo que Boca, pero
mostró deficiencias mayores. Pena mantiene sus clásicos errores
conceptuales (espera cuando debe anticipar, anticipa cuando es mejor
esperar, deja picar pelotas que se le metan a sus espaldas, no cruza...) y
los marcadores de punta son frágiles en el mano a mano. Sólo Milito se
muestra sólido. Nada de esto es nuevo respecto del torneo anterior. La
vuelta de Martínez le da al equipo mayores posibilidades ofensivas, pero
no cubre las descubiertas espaldas. Por el lado de Boca, hubo algunos que
se lucieron gracias a la activa participación a que los obligó la forma
en que se dio el juego. Bermúdez, por ejemplo, que hizo de paraguas a
todos los centros que llovieron. Los marcadores de punta no jugaron mal. Y
el más flojo resultó Matellán, que salió atolondrado a enfrentar al
que llegaba con pelota dominada y pegó demasiado. Mediocampos: Independiente 6, Boca 5 No
fue un sector de la cancha en que proliferara el talento. Independiente
quiso tenerla y la tuvo, pero la usó mal; Boca esperó, retrocedió, tapó,
cuando la tuvo (menos) también la usó mal. El mejor, lejos, que transitó
por ese sector fue Cambiasso y es el que desnivela a favor de los rojos.
Fue, vino, puso, llegó, hizo de todo y todo bien. A sus costados, los
Montenegro no pesaron como se esperaba, sobre todo Daniel, que apareció
apenas con un par de tiros de afuera y en la pared con Martínez que fue
el empate. Lo de Víctor López, muy hostigado como siempre, discreto. En
el resultado del partido, el aporte del mediocampo de Boca se limita sólo
a la disciplinada función defensiva: Traverso y Pereda tapaban con
diversa fortuna a los Montenegro, mientras Navas (sólo "afanó"
el córner del que vino el primer gol y le dio un taquito a Barijho) y
Basualdo (¿de qué jugó? A los 90' apareció dándole el pase a
Arruabarrena) no conseguían ser enganches de nada y deambulaban sin
destino. Boca no había llegado al arco hasta el gol de Bermúdez (25
minutos de juego) y después de embocar el segundo, más la expulsión de
Barijho, optó por echarse aún más atrás con la entrada de Battaglia.
Ahí, sin paradojas, anduvo mejor por el orden y la claridad del juvenil.
Sin embargo, ninguno de los mediocampistas de Boca jugados al ataque --muy
poco-- resolvió bien. "Generoso" Independiente y
"mezquino" Boca, ninguno de los dos mediocampos, más allá del
resultado, fue decisivo para bien o para mal.
Durante
el primer tiempo, el único delantero que hubo en la cancha fue Marioni,
que jugó muy bien, encarando siempre y ganándole los mano a mano a
Matellán. En el segundo jugó muy echado a la izquierda y perdió
efectividad en el área. Graf estuvo desacertado, sin confianza, desprendiéndose
de la pelota en devoluciones apresuradas. También decayó con el correr
de los minutos y la desesperación de Independiente. En su mejor aparición
--palomita a un rincón estando 1-2--, Córdoba le dijo no.
Cuando se sumó Guerrero no hubo solución porque, excepto en la
llegada del gol, Independiente no supo buscar de otro modo que con centros
frontales que Córdoba se cansó de bajar, o con tiros de afuera. Por el
lado de Boca, sin enganche ni compañía, los delanteros Barijho y Giménez
estuvieron muy aislados y hasta el gol inicial ni siquiera apuraron en el
mano a mano. En el balance, Barijho estuvo más seguro que otras veces con
la pelota, no la regaló, y las que tuvo las aprovechó: una en el palo y
otra adentro, tras dominarla. Giménez, intrascendente, acertó en el
centro del segundo gol y muy poco más. Moreno hizo, en un ratito,
bastante como para ser titular. Planteos tácticos: Boca 6, Independiente 4 Bianchi
fue al "estilo marplatense": más mezquino, sin enganche,
tratando de tapar en el medio, y le iba muy mal --no pasaba la mitad de la
cancha ni y tenía la pelota-- cuando la embocó en un tiro libre a los 25
minutos en su primera llegada y pudo definir el partido dos después.
Hasta ese momento, Independiente había sido más porque el planteo de
Trossero funcionaba: Cambiasso de pivot, los Montenegro buscándose y
aprovechando las subidas por los costados de Díaz y Martínez, y Marioni
mostrándose para encarar. Con el 0-1 apareció la otra cara: Boca cedió
los laterales e Independiente tiró centros a morir mientras se desguarnecía
atrás y se exponía a las contras. Cuando llegó el gol de Martínez
parecía que Independiente se lo comía y no fue así: Boca lo embocó y a
partir de ahí hizo todo bien, jugó sus mejores minutos incluso con diez,
especulando con las contras. Así, hubo dos cosas a considerar: el planteo
y las circunstancias. A Bianchi lo ayudó el momento en que embocó los
goles; a Trossero las ideas se le empañaron con la desesperación. Así,
uno ganó en los lugares y momentos donde debía; el otro no.
Hinchadas: de Independiente 8, de Boca 6 En
cantidad de gente, en intensidad de aliento durante el juego y en cantos
de apoyo al final, fue goleada de los rojos. El público que llenó la
cancha tenía depositadas muchas expectativas en el equipo de las M:
Montenegro por dos, Mondragón, Martínez, Milito, Marioni. Fue a la
cancha con entusiasmo, con la ilusión de ver en acción a un buen equipo
que se enfrentaba con un Boca remendado. En los pronósticos,
Independiente era mucho más que Boca y la gente cantó, apoyó y aplaudió
al final, pese al resultado adverso. Algunos energúmenos que poblaban las
plateas se la pasaron insultando a Víctor López mientras estuvo en la
cancha y después se la agarraron con Graf, pero no se notaron demasiado.
La hinchada de Boca, que ocupó una cabecera y pocas plazas en las
plateas, llevó una bandera ("La barra de Miguel") que recordaba
al barrabrava asesinado en Mar del Plata. En silencio durante los últimos
diez minutos, los hinchas de Boca estallaron poco antes del final, cuando
Arruabarrena metió su golazo.
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