Por Ariel Greco
Pese
al triunfo 1-0 ante Newell�s con un gol de Ariel López, la hinchada de
San Lorenzo se fue bastante desconcertada del Nuevo Gasómetro. Por lo que
había generado en la temporada anterior y por lo que había insinuado en
el verano ganándole a Boca y a River, la expectativa por ver el debut del
equipo de Oscar Ruggeri en el Clausura era mucha. Y si bien arrancó con
un triunfo, San Lorenzo estuvo más cerca de defraudar a su gente que de
fomentar la ilusión. Por más que jugó un tiempo y la mitad del otro con
un hombre más, y que se puso en ventaja en el arranque cuando no lo
merecía, nunca pudo demostrar con nitidez su superioridad salvo en los
minutos finales, cuando Newell�s mostraba su impotencia para buscar el
empate.
La historia marca que los partidos ante
Newell�s siempre son complicados para San Lorenzo. La amistad con
Central genera de inmediato el odio con Newell�s. Rivalidad también
fomentada a partir de que en los últimos años los rosarinos se cruzaron
varias veces en el camino para amargar a San Lorenzo cuando jugaba alguna
instancia trascendente. Ningún hincha de Boedo olvida las dos
eliminaciones en fases decisivas de la Copa Libertadores en el �88 y en
el �92. La primera luego de que un triunfo de San Lorenzo ante Peñarol
le permitiera al conjunto del Parque Independencia llegar a las
semifinales, ya que un empate en ese encuentro lo dejaba afuera. También
es muy recordada la serie del �92. En la primera fase, el equipo que
dirigía Fernando Arean goleó 6-0 al Newell�s de Marcelo Bielsa en
Rosario y lo dejó cerca de la eliminación. Sin embargo, los rosarinos se
recuperaron, avanzaron de ronda y cuando se encontraron otra vez con San
Lorenzo, lo dejaron afuera.
Un 4-0 con baile en el Parque, luego de un
triunfo en Buenos Aires, le posibilitó a Newell�s llegar a la final de
la Copa que luego perdería ante el San Pablo, y dejó a todo Boedo con la
frustración por una nueva eliminación. Y la última gran decepción fue
un 1-0 en Rosario con gol de Iván Gabrich, tras un error de Alejandro
Simionatto, que a partir de ese partido no jugó nunca más en el club.
San Lorenzo había llegado a ese partido con posibilidades de ser
campeón, pero la derrota ante Newell�s, que iba último, le entregó en
bandeja el título a River.
El de ayer no era un encuentro tan decisivo, pero sí muy importante para
San Lorenzo. No ganar significaba un golpe demasiado duro para iniciar el
torneo. Con muy poco cosechó los tres puntos, pero quedó en deuda con el
juego a pesar de tener claro lo que quiere su técnico. �Lo único que
rescato es que ganamos. San Lorenzo jugó muy mal�, remarcó Ruggeri.
Pese a la ida de Iván Córdoba y que todavía no llegó ningún
reemplazante (ver recuadro), quedó evidenciado que Ruggeri está decidido
a utilizar el esquema con tres defensores, tres volantes, dos enganches y
dos delanteros. El problema es que las individualidades no estuvieron a la
altura de las circunstancias. Leandro Romagnoli estuvo muy lejos de
exhibir lo que había mostrado en el verano, ya que se entregó sin
rebelarse a la marca de los volantes de Newell�s, por lo que tuvo muy
poca participación en el juego. Y si el juvenil no aparece, a San Lorenzo
le faltan ideas. Mucho más si Franco no toma la posta.
Mientras Newell�s estuvo con once, los de Boedo sufrieron bastante. Como
Manso se tiraba por las puntas y los carrileros locales no llegaban a
tomarlo, la línea de tres planteada por Ruggeri se tornaba vulnerable.
Con mucho espacio para cubrir, tanto a Paredes como a Ameli les costó
cerrar a los costados. Si bien Newell�s no lo aprovechó bien porque le
faltó pimienta arriba, quedó demostrado que cuando lo ataquen San
Lorenzo no la va a pasar bien. Y tampoco fue inteligente para sacar
ventaja de los 70 minutos que jugó con un jugador de más.
La muestra clara de lo ocurrido se dio una vez que Daniel Giménez marcó
el final. Mientras la mayoría sanlorencista aplaudía con tibieza la
actuación de su equipo, el grupo de rosarinos que estaba en la cancha
copó la parada con los insultos al árbitro por la temprana expulsión
deBernardi. Porque la sensación que quedó en el Nuevo Gasómetro es que
once contra once San Lorenzo difícilmente hubiese ganado.
Refuerzo en el fondo
El marcador central de Argentinos, Rolando
Schiavi, está cerca de ser en el segundo refuerzo de San Lorenzo y
convertirse en el reemplazante del colombiano Iván Córdoba. El
jugador fue inscripto cablegráficamente en la AFA, pero los
dirigentes tienen tiempo hasta el jueves para concretar la operación.
Si bien sólo hubo algunos sondeos, es muy posible que la
transferencia se lleve a cabo, ya que la intención de Oscar Ruggeri
es contar con el jugador. El pase de Schiavi, que ayer convirtió un
gol contra Estudiantes, está tasado en 1,3 millón de dólares, cifra
que está dentro de las posibilidades del club. Además, los
directivos de Argentinos están dispuestos a transferirlo, pese a que
es un futbolista fundamental en el esquema de Osvaldo Sosa. El otro
refuerzo de San Lorenzo, el colombiano Freddy Grisales, no pudo
debutar ayer ya que no fue habilitado por una inhibición que tiene
San Lorenzo por una deuda que mantiene con el Toros Neza de México
por la compra del defensor Federico Lussenhof. El volante estará a
disposición de Ruggeri en la próxima fecha, cuando San Lorenzo
visite a Unión. |
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