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Cómo controlar desde el bife hasta las biromes


Por Cledis Candelaresi
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El 12 de mayo pasado el Servicio Penitenciario Federal compró bifes de chorizo a 1,42 peso el kilogramo al mismo proveedor al que sólo tres meses antes había pagado 2,87 pesos (es decir el doble) por idéntico producto. Durante el mismo ejercicio fiscal, Economía demostró ser, paradójicamente, menos austera que otras áreas a la hora de aprovisionarse: en varias ocasiones compró, en forma directa y a la misma empresa, bolígrafos que pagó el triple de lo que le costaron a Defensa las mismas biromes conseguidas a través de una licitación. Los datos surgen de la página que la oficina de contrataciones del Palacio de Hacienda publica en Internet y que desnuda las debilidades del sistema de compra oficial, alimentando la posibilidad cierta de que haya enormes sobreprecios. La Alianza intentará perfeccionar el régimen de contrataciones públicas con una batería de inminentes medidas legales.

  Los defectos del régimen de contratación pública, que surgen nítidos en las propias páginas informáticas del Gobierno, son de lo más variados. El Servicio Penitenciario es uno de los casos típicos de un organismo que compra a la misma empresa un producto con brecha de precios abismal según la operación, que a veces se concreta con sólo un día de diferencia respecto a la otra, o hasta en la misma jornada.

  La distancia que existe entre el valor de los bifes de chorizo (cuyo precio mayorista en el mercado ronda 1,90 el kg) se repitió con otras provisiones como el arroz o el pollo sin menudos: el 13 de mayo, la administración de cárceles compró carne de ave de la misma especificación a un costo inexplicablemente diferente: el mismo día pagó 2,10 pesos el kilo en un pedido y 1,30 en el otro.

  Los bolígrafos muestran otra presunta desviación del sistema de compras, por la cual distintas áreas de la administración pública central compran lo mismo a diferentes proveedores y con valores incomparables. No hay razones económicas evidentes para explicar por qué Economía pagó a Papelería México entre 15 y 16 centavos cada una de las biromes que compró en el último semestre del año, cuando Defensa consiguió que Abesa se las proveyera a 5, apenas un tercio.

  Toda esta información está disponible en la página web del Ministerio de Economía, a la que puede accederse tipeando www.mecom.ar. Pero, deseoso de demostrar voluntad de transparencia, Rodolfo Terragno también está armando su propio portal de la Jefatura de Gabinete, que conduce a idéntico punto del ciberespacio, y al que identificó con el inequívoco nombre de "cristal" (www.cristal.gov.ar).  

  Sin embargo, el programa para difundir por vía electrónica las compras de bienes estatales sólo funciona parcialmente, a pesar de que fue creado hace más de cuatro años. Desde entonces, la oficina de contrataciones de la Secretaría de Hacienda tiene la responsabilidad de centralizar la información, que algunas dependencias públicas jamás le hicieron llegar.

  Una de las primeras decisiones que adoptará el gobierno de Fernando de la Rúa en materia de contrataciones públicas apunta a corregir la debilidad informativa de aquella página, ahora bajo la órbita del secretario Mario Vicens. Para ello ya existe un proyecto de decreto que impondrá expresamente a cada repartición pública la obligación de remitir a Hacienda los detalles de cada producto que compre.

  La intención oficial que inspira este decreto es doble. Por un lado, la Alianza está empeñada en demostrar que el Gobierno tiene auténtica vocación de transparencia. Por el otro, intentará un control más cerrado sobre el movimiento de caja de cada dependencia de la administración central, acotando el margen para tomar decisiones que tienen los funcionarios subordinados.


INICIATIVAS PARA TERMINAR CON LOS SOBREPRECIOS
Controle desde el "Ciber café"

Por C.C.
Una de las principales iniciativas de la Alianza para sanear el sistema de compras estatales es el proyecto para sancionar una nueva Ley de Contrataciones Públicas que, entre otras novedades, habilitaría al Estado para realizar licitaciones por Internet. Este mecanismo podría servir para inaugurar un sistema de control social sobre las compras: el Gobierno difundiría cómo y a cuánto compran los funcionarios a través de "terminales públicas" instaladas en lugares de gran afluencia de gente.

  De avanzar en este sentido, el gobierno argentino no sería demasiado original. Chile hace rato inauguró un portal con amplia información pública y el 30 de enero convocó a una licitación internacional para instalar un software para las compras estatales. México, por su parte, transita un camino similar.

  El uso de Internet para transparentar los mecanismos de licitación o contrataciones es sólo un punto del proyecto de ley en ciernes y una de las varias iniciativas en estudio que prevén los siguientes cambios:

* Compra consolidada. Permite que varios organismos públicos se unan para comprar un mismo producto. Hoy las compras se hacen por vía independiente y esto debilita la capacidad negociadora del Estado.

* Precio unitario. Se podrían solicitar cotizaciones por unidad de producto y sin asumir el compromiso de comprar una cantidad determinada. Esto daría más libertad al Estado para cambiar de proveedor, si descubriese uno más conveniente.

* Dividir las licitaciones en la etapa técnica y la económica. A semejanza de la fórmula utilizada en el grueso de las privatizaciones menemistas, esto sólo permitiría competir por precio a los oferentes que hayan probado la solvencia técnica de su producto o servicio. "Hasta ahora el Estado compró sólo con la pauta de obtener el mejor precio posible. Pero nunca importó la calidad", dice Marcos Makón, secretario de Modernización y ex subsecretario de Presupuesto durante la gestión de Domingo Cavallo. 

* Sólo la Sigen elaborará los precios testigo. Estos valores sirven para determinar si las compras se ajustan a precios razonables. En la gestión menemista, la Sindicatura terciarizó la tarea de calcular los precios testigo, confiándola a consultoras privadas. Los precios resultantes habrían sido excesivamente altos, amparando así licitaciones objetables. El gobierno de la Alianza resolvió que ese organismo recupere su potestad de calcular los precios de referencia.

* Planificación más estricta de las compras. Para garantizar pagos a término --y así mejorar los precios de adquisición-- cada repartición pública debería adjuntar al proyecto de presupuesto de su área un programa detallado de lo que piensa comprar, precisando cantidades y fechas.

* Castigar a las dependencias públicas que escatimen información a Economía. Un inminente decreto impondrá sanciones para aquellas oficinas de compras estatales que no remitan copias de sus órdenes a la Secretaría de Hacienda, encargada de difundirlas. Esa difusión podría asumir la forma de centros de consultas a través de terminales que serían instaladas en shoppings o hipermercados. Ciber cafés para controlar a los funcionarios de turno.

 

Presión por una norma

Fernando de la Rúa está resuelto a convalidar la letra de un decreto que Carlos Menem firmó en los últimos días de su gestión y que cambia algunas reglas de juego en detrimento de los proveedores del Estado. Por presión de esas empresas, la norma fue suspendida por sesenta días el 27 de diciembre pasado. Pero, según confió fuente oficial, el Gobierno intentará consagrar en la nueva ley de Contrataciones varios de los puntos propuestos. El decreto número 1547 bajó de 100 mil a 75 mil el monto por el cual el Estado puede realizar contrataciones directas y de 1 millón a 750 mil el límite para comprar bienes mediante concurso privado de precios, sin necesidad de apelar a una licitación pública. "No es malo. Por el contrario, el decreto prevé cambios que pueden ser útiles", se sinceró la fuente gubernamental. Pero la primera reacción oficial fue dejarlo en suspenso, luego de la presión ejercida por Unión Argentina de Proveedores del Estado. Parte del fastidio empresario se explica no sólo por la baja en los topes, sino también porque los proveedores tendrían menos posibilidades de intervenir en las licitaciones impugnando a sus contrincantes.

 

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