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STORANI TEME REPRESALIAS POR DESPIDOS EN LA SIDE
"Sabemos que el riesgo existe"

El ministro del Interior, Federico Storani, en estado de alerta por la reestructuración en la SIDE

El ministro del Interior dijo que el Gobierno está alerta por la purga de mil agentes que inició en la Secretaría de Inteligencia del Estado y que podría ampliarse con 500 cesantías más en la Inteligencia del Ejército.


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El ministro del Interior, Federico Storani, admitió que en el Gobierno existe preocupación por la "mano de obra desocupada" que dejó la purga de mil agentes efectuada en la SIDE y que podría ampliarse con 500 más que quedarían cesantes en Inteligencia del Ejército. El ministro aseguró que se adoptaron medidas extra de seguridad por miedo a alguna represalia de "connotaciones políticas". "La colaboración de la Policía Federal consistirá en afectar más gente a los operativos y seguimientos que se vienen haciendo", añadió Storani a Página/12.

  "Si tengo que poner en la balanza el riesgo que efectivamente existe y la necesidad de hacer un organismo de inteligencia mucho más eficiente, dinámico, mejor tecnificado, me quedo con lo segundo a pesar del riesgo de lo primero", sostuvo Storani. Fuera de las consideraciones de tipo político, lo que queda claro de las palabras del ministro que tiene a su cargo el área de seguridad del país es que en la Rosada consideran seriamente la posibilidad de que el millar de espías que quedaron desocupados decidan tomarse algún tipo de venganza. "Hay una mayor presencia, justamente, de inteligencia que permita prevenir actividades que puedan ser de connotación política", reveló el ministro.

  El Gobierno encendió la luz amarilla la semana pasada cuando el titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, decidió de un plumazo despedir a alrededor de mil agentes como parte de su política de otorgarle un nuevo rumbo a la central de inteligencia y adecuarse a su nuevo presupuesto, bastante reducido con respecto a lo que contaba su antecesor. Entre los cesanteados de la secretaría se encontraban militares retirados, ex represores y hasta personal sin una tarea muy definida. El propio Santibañes había adelantado que se le haría un seguimiento a algunos de los despedidos como forma de prevención.

  Sin embargo, por la noche, desde Córdoba el presidente Fernando de la Rúa buscó bajarle el tono a la revelación del ministro del Interior. "De ninguna manera debe considerarse así", opinó el Presidente, quien, además, trató de cuidar los ánimos de los despedidos. "Pido que no se hable así del personal que ha sido cesanteado por el estado de necesidad de reducir el gasto", agregó.

  "No hay una alarma generalizada, pero sí sabemos que muchos de los que quedaron cesantes son pesados de verdad y tienen mucha experiencia en hacer trabajitos sucios", explicó a Página/12 un alto funcionario. Las medidas de seguridad adicionales dispuestas por la Rosada incluyen básicamente la decisión de colocar más efectivos de la Federal en las tareas de seguimiento a los ex espías considerados más peligrosos. De cualquier forma, en Gobierno se apresuraban en aclarar que no había funcionarios amenazados ni temían la posibilidad de un atentado. Por eso, por ejemplo, no se habían incrementado las guardias en los edificios públicos ni en las dependencias de Gobierno.

  El cuadro de mano de obra desocupada vagando por las calles podría complicarse si se confirma la cesantía de otros 500 agentes civiles que trabajan en Inteligencia del Ejército. La medida, que sería anunciada por el jefe de la Fuerza, teniente general Ricardo Brinzoni, incluiría la disolución del siniestro Batallón de Inteligencia 601 --símbolo de la represión llevada a cabo durante la dictadura militar-- y la venta de su sede, ubicada en Viamonte y Callao.

 

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