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BRINZONI CONFIRMO CASI 500 DESPIDOS
Sin plata y sin miedo

 

El jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, descartó posibles represalias por el ajuste. El ministro del Interior, Federico Storani, consideró que "vale la pena el riesgo" de la depuración. 

 

Brinzoni asumió la reestructuración de la inteligencia militar


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El jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, confirmó el despido de casi 500 agentes de inteligencia de la fuerza y minimizó la posibilidad de que los expulsados tomen represalias políticas, pero admitió que es "un riesgo que siempre está latente". También el ministro del Interior, Federico Storani, salió a relativizar sus declaraciones de alerta por la "mano de obra desocupada". "En realidad lo que he planteado es que si el riesgo existe vale la pena correrlo, porque la reestructuración es profunda, pero desde nuestro punto de vista el riesgo es menor", argumentó Storani.

  "Se está prescindiendo de gente de mucha experiencia, pero que ha transformado su forma de pensar, como la ha transformado toda la institución", explicó Brinzoni para justificar que no tiene ninguna "preocupación" personal por posibles venganzas. "No podemos ser rehenes, se trata de barajar y dar de nuevo", aseguraron colaboradores de Brinzoni a Página/12. Además, el propio jefe del Ejército sostuvo que los expulsados son "toda gente respetable" a pesar de que por su antigüedad hayan estado en la fuerza durante la época de la dictadura.

  Las cesantías en el Ejército, así como la purga de casi mil agentes que tuvo lugar en la SIDE hace apenas una semana, se enmarcan en un proceso de reestructuración de los grupos de inteligencia que, en plan de "mayor austeridad", tomó como uno de sus ejes "la reestructuración de personal". La medida cobró mayor impulso a partir del último recorte de presupuesto en el Ejército, que para este año redujo a 111 millones de pesos la partida para gastos operativos. Brinzoni se reunió ayer con el ministro de Economía, José Luis Machinea, para analizar el monto "que requerirá el despido de los agentes civiles", ya que la medida supone la "jubilación anticipada" de casi la mitad del personal total de inteligencia del Ejército. "No se los retira por edad sino por cantidad de años de servicio. Todos pertenecen a la planta permanente, tienen alrededor de 23 años de servicio y algunos estuvieron en las Islas Malvinas, durante la guerra del Atlántico Sur", precisaron.

  Si bien Brinzoni aclaró que "no deberíamos tomar precauciones" por la medida, aclaró que "en toda estructura importante como es la del Ejército, que tiene casi 50 mil hombres, habrá alguno que por allí tenga, lamentablemente, vocación por el delito". Y agregó: "Estamos seguros de que cuando sean descubiertos y se compruebe, van a ser absolutamente sancionados y puestos afuera de la fuerza". A la hora de definir el personal que pasará a retiro, Brinzoni relativizó la figura de "espías" que se les asigna y aclaró que se trata "de empleados de seguridad, analistas de información internacional que hace mucho tiempo que están en el Ejército".

  La idea de reestructuración de los grupos de inteligencia de las Fuerzas Armadas "no es una decisión tomada en un mal día", graficaron fuentes próximas al ámbito militar, sino que se trata de un proceso definido desde hace tiempo por la "necesidad de mejorar la capacidad operativa". La unificación de las tareas de inteligencia de las tres armas se traducirá en una central única de inteligencia táctica, con sede en Campo de Mayo y a cargo del jefe del Estado Mayor Conjunto, general Juan Carlos Mugnolo. "Como estamos convencidos de la necesidad de mejorar la capacidad operativa del Ejército, también estamos dispuestos a optimizar la asignación de los recursos", sintetizó Brinzoni.

 

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