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Su estilo es lo suficientemente
tradicional y lo suficientemente amplio como para que lo inviten periódicamente
a festivales de jazz o a encuentros de música étnica, o lo contraten
para grabar música de películas (El abogado del diablo, o Bin ich
Schoen, esta última de la alemana Doris Doerrie). Y, claro, no necesitó
ir a ver Gato negro, gato blanco (Kusturica) para ver lo que es una
comunidad gitana: "A la gente y a los cineastas les gusta ponerle algún
ingrediente extra a la cultura gitana. Nuestra filosofía de vida se
reduce a la decisión de disfrutar. Nada más se vive una vida y hay que
vivirla al máximo. Otras culturas se dedican a acaparar dinero y
nosotros, el que tenemos, lo gastamos, sin perjudicar a nadie. Si me puedo
comprar un buen coche, pues me lo compro, y me gusta la buena comida y la
buena bebida".
--Se habla de nuevo
flamenco. Ketama, por ejemplo, ¿es la renovación?
--Es que no se puede hablar de
renovación tan ligeramente. No existe el nuevo flamenco. En primer lugar,
Ketama no es flamenco, con que mal puede ser renovador. No sé si alguna
vez hizo flamenco. Creo que hacen buena salsa, o bossa nova. Camarón
representó la última revolución en el flamenco. Y lamento no haberlo
disfrutado más en su momento.
--Si tuviera que elegir, ¿preferiría ver a Camarón vivo, pero
habiendo vivido una vida convencional, o se queda con su existencia vivida
al límite, aunque con una muerte prematura?
--Pues me pones en un gran
aprieto. Preferiría que estuviera acá conmigo en este momento... (piensa
unos segundos) Aunque creo que si hubiera hecho otra vida, no hubiese sido
él sino otra persona. Tanta pasión, tanta sangre puesta en su música
estaban íntimamente ligadas a su personalidad. El era eso: fiestas,
desgarro, excesos. Yo lo quiero así. Es triste comprobar que los mejores
se mueren pronto. Billie Holliday, Charlie Parker, y tantos otros. No
comparto esa idea, me gustaría poder disfrutar de los genios en una vida
larga, y no a través de su leyenda.
--Hace poco trascendió un
problema de xenofobia en Almería. ¿Qué sintió usted en ese momento?
--No creo que el racismo esté generalizado en Andalucía, pero fue
feo lo que ha pasado. Pienso que todos los marroquíes que quieran venir a
España tienen el mismo derecho que yo a vivir donde les plazca. Y si son
pobres y creen que en Andalucía vivirán mejor, que vengan. Y si hay
alguien que comete un delito, da lo mismo si es marroquí o español: que
la Justicia aplique la ley. El miedo a lo distinto hace pensar que si un
marroquí ha matado a una chica española, todos los marroquíes van a
matar a todas las chicas españolas. Y esa idea es espantosa.
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