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ENTREVISTA AL GUITARRISTA GITANO TOMATITO
"No hay un nuevo flamenco"

 

 

El ex acompañante del genial cantaor Camarón de la Isla volverá a tocar este mes en Buenos Aires, al frente de un seleccionado flamenco.

 

El guitarrista no cree que haya muchas novedades en el género.

"Camarón representó la última revolución en el flamenco", afirma.


Por Fernando D'Addario
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José Fernández Torres, más conocido como "Tomatito", se considera un "habitante de cualquier sitio". Como buen gitano (nació en Almería hace 42 años), combina con sabiduría el respeto a las tradiciones ancestrales con un espíritu errante que encontró en la música profesional una inmejorable vía de canalización. Durante 18 años fue guitarrista del legendario Camarón de la Isla y, desde la muerte del cantaor, ha iniciado una carrera solista que el 26 y 27 de febrero próximos lo traerá a La Trastienda. Vendrá acompañado por un cuarteto de lujo, que incluye a una especie de seleccionado flamenco: El Potito como cantaor, Bernardo Parrilla (violín), Joselito Fernández (bailaor) y Ramón Porrina (percusión). "Me gusta que lo mío suene tradicional, pero también me gustan otras músicas, por eso me sale lo que me sale", se define en una entrevista telefónica que concede a Página/12 desde Almería. El público argentino que vio el Guitarrazo (espectáculo en el que compartió escenario con Lucho González y Luis Salinas) puede certificar sus dichos.

  Su estilo es lo suficientemente tradicional y lo suficientemente amplio como para que lo inviten periódicamente a festivales de jazz o a encuentros de música étnica, o lo contraten para grabar música de películas (El abogado del diablo, o Bin ich Schoen, esta última de la alemana Doris Doerrie). Y, claro, no necesitó ir a ver Gato negro, gato blanco (Kusturica) para ver lo que es una comunidad gitana: "A la gente y a los cineastas les gusta ponerle algún ingrediente extra a la cultura gitana. Nuestra filosofía de vida se reduce a la decisión de disfrutar. Nada más se vive una vida y hay que vivirla al máximo. Otras culturas se dedican a acaparar dinero y nosotros, el que tenemos, lo gastamos, sin perjudicar a nadie. Si me puedo comprar un buen coche, pues me lo compro, y me gusta la buena comida y la buena bebida".

  --Se habla de nuevo flamenco. Ketama, por ejemplo, ¿es la renovación?

  --Es que no se puede hablar de renovación tan ligeramente. No existe el nuevo flamenco. En primer lugar, Ketama no es flamenco, con que mal puede ser renovador. No sé si alguna vez hizo flamenco. Creo que hacen buena salsa, o bossa nova. Camarón representó la última revolución en el flamenco. Y lamento no haberlo disfrutado más en su momento. 

  --Si tuviera que elegir, ¿preferiría ver a Camarón vivo, pero habiendo vivido una vida convencional, o se queda con su existencia vivida al límite, aunque con una muerte prematura?

  --Pues me pones en un gran aprieto. Preferiría que estuviera acá conmigo en este momento... (piensa unos segundos) Aunque creo que si hubiera hecho otra vida, no hubiese sido él sino otra persona. Tanta pasión, tanta sangre puesta en su música estaban íntimamente ligadas a su personalidad. El era eso: fiestas, desgarro, excesos. Yo lo quiero así. Es triste comprobar que los mejores se mueren pronto. Billie Holliday, Charlie Parker, y tantos otros. No comparto esa idea, me gustaría poder disfrutar de los genios en una vida larga, y no a través de su leyenda.

  --Hace poco trascendió un problema de xenofobia en Almería. ¿Qué sintió usted en ese momento? 

  --No creo que el racismo esté generalizado en Andalucía, pero fue feo lo que ha pasado. Pienso que todos los marroquíes que quieran venir a España tienen el mismo derecho que yo a vivir donde les plazca. Y si son pobres y creen que en Andalucía vivirán mejor, que vengan. Y si hay alguien que comete un delito, da lo mismo si es marroquí o español: que la Justicia aplique la ley. El miedo a lo distinto hace pensar que si un marroquí ha matado a una chica española, todos los marroquíes van a matar a todas las chicas españolas. Y esa idea es espantosa.

 

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