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POR QUE EL GOBIERNO FILTRO EL INFORME SOBRE PINOCHET
Técnica del golpe de España

Anteayer, dos diarios españoles de derecha dieron la �primicia� sobre la salud del ex dictador. Aquí, las razones de la maniobra.

Antelación: La operación de filtración del informe confidencial fue contemplada, según las fuentes consultadas, con bastante antelación al martes 15.

El canciller español Abel Matutes, cuestionado ayer.
Sus maniobras con el gobierno chileno datan de tiempo atrás.


El País de Madrid
Por Ernesto Ekaizer desde Londres

t.gif (862 bytes) Los dos diarios que más apoyaron aquí al general Pinochet �The Times y The Daily Telegraph� coincidieron ayer en señalar el posible origen de la filtración del informe médico sobre el general Pinochet. El primero: �Los gobiernos de España y de Chile son los que tienen más que ganar con esta filtración�. El segundo: �Abogados relacionados con el caso dicen que el gobierno español de centroderecha, que ha tratado de bloquear la extradición, es responsable de la filtración�. Ambos también afirman que el ministro Jack Straw se ve reforzado ahora para liberar al ex dictador.
Fuentes solventes consultadas por este diario señalaron que la operación de filtrar el informe médico fue preparada como una de las alternativas ante un eventual fallo como el que dictaron los tres jueces del tribunal divisional �Divisional Court� el pasado martes 15. El gobierno español esperaba una sentencia favorable al ministro Straw. Hay pruebas que ilustran el estado de ánimo del Ministerio de Asuntos Exteriores en dicho sentido. Por ejemplo: una carta del 10 de febrero, escrita por el subsecretario de Asuntos Exteriores, José de Carvajal, al juez Baltasar Garzón. Carvajal, como quien no quiere la cosa, dice: �Además, a este respecto (la revisión judicial) cabe también recordar que el juez Brown ha declarado recientemente que `podemos discutir el asunto de los exámenes médicos, pero la realidad es que el ministro del Interior tiene amplísimas prerrogativas para decidir si concede o no una extradición o cuándo interrumpe el proceso y en la práctica podría enviar a Pinochet a Chile por motivos políticos o simplemente porque quiere hacerlo y nadie podría hacer nada para evitarlo��.
La indicación �recientemente� se refiere al inicio de la vista, el lunes 7, y la frase está fuera de contexto. Pero eso es harina de otro costal. Lo que importa es señalar la esperanza del gobierno de Aznar de que con dicha frase se prefiguraba el fallo. Los argumentos del gobierno español �no hay bases para recurrir, es discreción total del ministro Straw, no es un asunto judicial� sufrieron una derrota cuando el tribunal decidió dar permiso para recurrir el martes 8. El mismo día, el abogado Jonathan Sumption, del Ministerio del Interior británico, fue sometido a un intenso vapuleo por parte del tribunal. La sensación resultante fue la de una nueva catástrofe para el ministro del Interior. Al día si-guiente, miércoles 9, Sumption se recuperó. Advirtió al tribunal sobre las consecuencias políticas de una sentencia que obligase a entregar el informe médico a los cuatro países que solicitan la extradición de Pinochet �España, Bélgica, Francia y Suiza�.
Fuentes jurídicas solventes aseguran que en ciertos medios del gobierno español se contaba con información sobre el contenido del informe médico desde hacía ya cierto tiempo. Hay un dato preciso: el gobierno chileno tenía los informes previos enviados al ministro Straw el 14 de octubre de 1999, junto con la petición de examinar a Pinochet. Son una serie de informes que resumen la historia clínica pasada y presente del ex dictador y que fueron utilizados como background por los cuatro médicos que revisaron a Pinochet en el Northwick Park Hospital de Londres el 5 de enero del 2000.
La operación de filtración del informe médico confidencial fue contemplada, pues, según las fuentes consultadas, con bastante antelación al día martes 15. �No fue una improvisación. Se trataba de una fórmula ante un proceso que renacía en una etapa difícil, esto es, durante la propia campaña electoral española�, dijo una fuente.
Por lo tanto, la decisión de filtrar fue tomada ante la hipótesis, remota pero posible, de que los jueces británicos decidiesen ordenar la entrega del informe. Tenía que ser una filtración �ipso facto�. ¿Por qué razón? Primero para diluir el efecto de un fallo que iba nuevamente en contra de lo que juraba y perjuraba el gobierno español. Pero, además, la clave del fallo del martes 15 es que recortó la discrecionalidad del ministro del Interior mediante la fórmula de entregar el informe ��está usted obligado�, dice la sentencia� y dar tiempo, siete días, para hacer alegaciones ante Straw, quien después podrá tomar, conforme a la ley, su decisión. El informe �y esto, nuevamente, es una resolución judicial� debía ser entregado bajo estricta confidencialidad.
El período de alegaciones también preocupaba. Los jueces de instrucción �Garzón en España, Vandermeersch en Bélgica y Le Loire en Bélgica, aparte de los suizos� formarían sus equipos médicos forenses para examinar el informe médico �y un juego importante de cartas que lo acompañan, que no han sido develadas� y presentar sus alegaciones a Straw el próximo martes 22.
Los gobiernos de Chile y de España, ¿comparten el interés en un desenlace rápido o les da igual el factor tiempo? Es una pregunta fundamental. La obsesión de ambos por las fechas es coincidente. Al presidente Frei, según fuentes diplomáticas chilenas, le quita el sueño la posibilidad de que Pinochet no pueda regresar a Chile antes del 11 de marzo, cuando deja el Palacio de la Moneda. Frei, que prometió el retorno de Pinochet durante su mandato, quiere �cumplir� con lo dicho. Tiene que ser, pues, antes del 11.
Por su parte, Aznar hubiera querido liquidar el asunto bastante antes del inicio formal de la campaña de las elecciones del 12 de marzo, en lugar de verse enzarzado en la batalla sobre los recursos judiciales en Londres y la guerra de guerrillas entre la Cancillería española y el juez Garzón. No pudo ser, porque los jueces británicos se opusieron.
Por todos estos factores de carácter político, ni el gobierno de Aznar ni el de Frei podían esperar el desenlace del calendario judicial establecido: entrega del informe el martes 15, alegaciones el martes 22 y decisión de Straw quizá dos días más tarde, el jueves 24. A todo esto hay que agregar otro elemento: si los equipos médicos de los países que alegarán no están de acuerdo con el diagnóstico de que Pinochet está incapacitado para someterse a juicio, los Estados pueden recurrir en revisión judicial la decisión final de liberación que adopte Straw. Y pueden pedir, también, que los tribunales paralicen ��vía injunction� o �stay�� la libertad del ex dictador, lo que, caso de ser aceptado, no le permitiría regresar a Chile.
El calendario político en Santiago y en Madrid, pues, no aguantaba. Si para Frei era un problema de prestigio, como dice un diplomático chileno muy familiarizado con el lenguaje de Madrid, y que prefiere por razones obvias pasar inadvertido, para Aznar era liquidar la molestia en que se había convertido el caso Pinochet. Y la filtración del contenido del informe médico era pues el hachazo, salvaje �interferir en la acción de la Justicia, actualmente en curso� pero aparentemente definitivo. �¿De qué estamos hablando cuando hablamos de Pinochet? Pues, de esto, de este despojo.� Ese fue el mensaje de la fría y calculada operación. El canciller Abel Matutes resumió en pocas palabras la situación a partir, se supone, de la lectura del informe: �Es rotundo, concluyente y sin fisuras�. Otros ministros, como Louis Michel, según dijo su asesora Chantal Monet ayer a este diario, ni siquiera abrieron el sobre lacrado con los documentos de Londres. Se lo entregaron directamente al juez Vandermeersch. Ni Michel, ni sus colegas de Francia y Suiza hicieron declaración alguna, por entender que el asunto está sub judice. Que es la verdad.
La tentativa de arbitraje bilateral en julio de 1999 entre España y Chile, a propuesta del gobierno de Santiago, fue el primer intento en regla de ajustar cuentas con el caso Pinochet. Pero fracasó en setiembre.Luego le siguió, ya en octubre, la visita aparentemente secreta de dos funcionarios de Asuntos Exteriores �Miguel Aguirre de Cárcer, de Madrid, y la consejera política Carmen de la Peña, de Londres� el 5 de octubre de 1999 a la Fiscalía de la corona londinense, tres días antes de la sentencia de extradición del 8 de octubre. Dicha misión dio lugar a un incidente con la Fiscalía británica, por no estar en condiciones los diplomáticos de aclarar si era necesario recurrir un eventual fallo adverso a la extradición.
El 12 de octubre, fue el embajador de España en Londres, marqués de Tamarón, quien mantuvo una reunión en la citada Fiscalía británica para �ordenar� las comunicaciones en el futuro, un futuro que, más pronto que tarde, se pudo advertir, sería decisivo. Las comunicaciones directas, fluidas, entre el juez Garzón y la Fiscalía británica quedaron bloqueadas para siempre.
La decisión de no recurrir en revisión judicial parecía a los ojos del gobierno español el último punto de esta carrera. Pero, como un monstruo de mil cabezas, volvió a ser una pesadilla. Cuando se vio que el informe médico de Pinochet podría llegar a España, se ejecutó el plan. Una bomba �limpia�. O más bien sucia.

 

Claves

  La filtración del informe sobre la salud de Pinochet fue una maniobra abortiva del gobierno español para demostrar que el ex dictador no puede ser llevado a juicio, y favorecer su liberación por parte de Londres.

  Esa maniobra estaba planeada desde hacía tiempo, pero se aceleró cuando la Alta Corte británica ordenó al ministro del Interior Jack Straw que entregara el informe a Bélgica, España, Francia y Suiza, los países que pidieron la extradición.

  Es que el tiempo apremiaba, tanto para el gobierno de centroderecha de José María Aznar en España �que enfrenta el 12 de marzo unas elecciones muy reñidas con el frente de izquierda� como para el de Chile, cuyo jefe saliente Eduardo Frei había prometido retornar a Pinochet al país antes de su propio cese, el 11 de marzo.

 

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