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El Sexteto Mayor actúa hoy en Parque Lezama
�Nosotros nunca tocamos mal�

José Libertella, fundador y bandoneonista de uno de los mejores grupos de tango que existen, habla sobre el baile, los arreglos difíciles y sobre cómo el tiempo lima las asperezas musicales.

José Libertella, Luis Stazo, Mario Abramovich, Eduardo Walczak, Oscar Palermo y Osvaldo Aulicino.
Desde hace veintisiete años (y con un solo cambio), el Sexteto Mayor toca tango alrededor del mundo.


Por Diego Fischerman

t.gif (862 bytes) En lo que dice el bandoneonista José Libertella se mezcla el orgullo con una especie de azoramiento. Es que últimamente no está demasiado acostumbrado a permanecer en la Argentina. El Sexteto Mayor, que él fundó junto al otro bandoneonista del grupo, Luis Stazo, viaja permanentemente. Toca en todos lados. Y, todavía, a Libertella lo desconciertan ciertos desagradecimientos. �Puede ser que haya otros que toquen mejor que nosotros, no sé. Pero lo que sí sé es que no hay ninguno que haya difundido al tango como nosotros; ninguno ha viajado tanto ni tocado en tantas partes. Además, hemos tocado bajo el Partenón, o en Efesos, donde comenzó a predicar San Pablo. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?�
Lo que no muchos pueden decir, tampoco, es lo que Libertella asegura con absoluta calma. Y la calma tiene que ver, naturalmente, con que es verdad: �Puede parecer fanfarrón, pero nosotros nunca tocamos mal. No podemos. Porque conocemos el tango. Sabemos todo lo que hay que saber, es imposible que nos equivoquemos. Es imposible que algo nos salga sin sentimiento o que no estemos ajustados. Yo siempre me acuerdo de una vez en que Mancera entrevistó en la televisión al pianista Witold Malcuszinski y le preguntó cómo se sentía cuando tocaba mal. El le contestó que nunca tocaba mal. Y para el Sexteto Mayor es igual�.
El grupo nació en 1973 y ese mismo año graba su primer disco, el hoy inconseguible Preludio nochero. �Al principio �cuenta Libertella� teníamos que adaptar nuestra manera de tocar a los bailarines; hoy, ellos conocen nuestro estilo y es al revés, ellos se adaptan a nosotros.� El baile, en todo caso, es algo que el Sexteto Mayor nunca deja de tener en cuenta. �Nos interesa que algo se pueda bailar y, también, escuchar. En realidad, no puede faltar ninguna de las dos cosas porque si la música es pobre, poco interesante, tampoco dan demasiadas ganas de bailarla.� En ese sentido, Libertella se ha vuelto algo más tolerante. De joven, relata, �no podía entender cómo a alguien podía gustarle la orquesta de D�Arienzo�. El venía de las orquestas de Maderna y Carlos Di Sarli (�ésa era una orquesta para bailar, con una precisión única�, afirma) y había creado su propia agrupación para acompañar a Miguel Montero y, más tarde, a Edmundo Rivero. Pero todas las tradiciones, según él, �se remontan a Villoldo, él inventó el tango�.
Ahora, después de haber registrado más de veinte discos, de haber inaugurado el Trottoirs de Buenos Aires, en París, y de haber tenido un éxito descomunal con el primer Tango Argentino y después con Tango Pasión, acaban de editar, en el sello BAM (Buenos Aires Música), en coproducción con Nueva Dirección en la Cultura, un nuevo disco que se llama, explícitamente, Tangos para bailar. Y hoy a las 21, en el Parque Lezama y dentro del ciclo Buenos Aires Verano, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, lo presentarán en vivo. Los carteles anuncian �gran milonga� y Libertella piensa que el baile, �si se trata de darle un gusto a la gente�, está bien. �Los arreglos pueden ser complicados, puede haber sutilezas en el fraseo, buena música, pero si tiene ritmo como para que pueda ser bailado, todo corre más fácil. No todos están preparados para ponerse a escuchar así nomás cosas difíciles. Pero hoy es posible bailar a Piazzolla y cuando apareció era imposible. El oído se va acostumbrando y lo que sonaba raro hace cuarenta años, hoy es de lo más normal.�

 


 

5º Porto Alegre en Buenos Aires
Una ciudad dentro de otra

Este será el quinto año. La idea nació como un convenio cultural entre dos ciudades. Y ya cuenta, además de la continuidad, con varios logros infrecuentes en su haber. Por ejemplo, el haber conseguido un contacto fluido entre músicos brasileños y argentinos. Tanto el Festival Porto Alegre en Buenos Aires como su versión gemela en el sur de Brasil, cuando viajan para allí artistas locales, han derivado también en un disco de tangos cantados por alegrenses (que el sello BAM presentará en el Club del Vino el próximo 9 de marzo, dentro del marco del festival) y, sobre todo, en el descubrimiento por parte del público porteño de artistas mayores como Adriana Calcanhoto o Renato Borghetti (y de creadores como León Gieco por parte de los brasileños). En su quinta edición, que se desarrollará entre el 3 y el 12 de marzo en la Sala AB del Centro Cultural San Martín, estarán presentes Jorginho do Trumpete (un músico de jazz que en realidad se llama Jorge Alberto de Paula), Renato Borghetti, el grupo Bandaliera, Vitor Ramil, Lourdes Rodriguez, Rubens Santos, Bebeto Alves, Totonho Villeroy, Nenhuno de Nos, Arthur de Faria, Muni. Entre los invitados argentinos participarán Pedro Aznar, Chango Spasiuk, Raúl Carnota, Liliana Herrero, Carmen Baliero, Edgardo Cardozo, Lidia Borda, Brian Chambouleyron y Esteban Morgado, a los que se sumará, también, el uruguayo Leo Maslíah. Los recitales tendrán entrada libre en todos los casos y entre lo más interesante estará el encuentro de fueyes de la inauguración, el viernes 3, con Borghetti, Spasiuk y el bandoneonista Gabriel Rivano.

 

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