Por Diego Fischerman
En
lo que dice el bandoneonista José Libertella se mezcla el orgullo con una
especie de azoramiento. Es que últimamente no está demasiado
acostumbrado a permanecer en la Argentina. El Sexteto Mayor, que él
fundó junto al otro bandoneonista del grupo, Luis Stazo, viaja
permanentemente. Toca en todos lados. Y, todavía, a Libertella lo
desconciertan ciertos desagradecimientos. �Puede ser que haya otros que
toquen mejor que nosotros, no sé. Pero lo que sí sé es que no hay
ninguno que haya difundido al tango como nosotros; ninguno ha viajado
tanto ni tocado en tantas partes. Además, hemos tocado bajo el Partenón,
o en Efesos, donde comenzó a predicar San Pablo. ¿Cuántos pueden decir
lo mismo?�
Lo que no muchos pueden decir, tampoco, es lo que Libertella asegura con
absoluta calma. Y la calma tiene que ver, naturalmente, con que es verdad:
�Puede parecer fanfarrón, pero nosotros nunca tocamos mal. No podemos.
Porque conocemos el tango. Sabemos todo lo que hay que saber, es imposible
que nos equivoquemos. Es imposible que algo nos salga sin sentimiento o
que no estemos ajustados. Yo siempre me acuerdo de una vez en que Mancera
entrevistó en la televisión al pianista Witold Malcuszinski y le
preguntó cómo se sentía cuando tocaba mal. El le contestó que nunca
tocaba mal. Y para el Sexteto Mayor es igual�.
El grupo nació en 1973 y ese mismo año graba su primer disco, el hoy
inconseguible Preludio nochero. �Al principio �cuenta Libertella�
teníamos que adaptar nuestra manera de tocar a los bailarines; hoy, ellos
conocen nuestro estilo y es al revés, ellos se adaptan a nosotros.� El
baile, en todo caso, es algo que el Sexteto Mayor nunca deja de tener en
cuenta. �Nos interesa que algo se pueda bailar y, también, escuchar. En
realidad, no puede faltar ninguna de las dos cosas porque si la música es
pobre, poco interesante, tampoco dan demasiadas ganas de bailarla.� En
ese sentido, Libertella se ha vuelto algo más tolerante. De joven,
relata, �no podía entender cómo a alguien podía gustarle la orquesta
de D�Arienzo�. El venía de las orquestas de Maderna y Carlos Di Sarli
(�ésa era una orquesta para bailar, con una precisión única�,
afirma) y había creado su propia agrupación para acompañar a Miguel
Montero y, más tarde, a Edmundo Rivero. Pero todas las tradiciones,
según él, �se remontan a Villoldo, él inventó el tango�.
Ahora, después de haber registrado más de veinte discos, de haber
inaugurado el Trottoirs de Buenos Aires, en París, y de haber tenido un
éxito descomunal con el primer Tango Argentino y después con Tango
Pasión, acaban de editar, en el sello BAM (Buenos Aires Música), en
coproducción con Nueva Dirección en la Cultura, un nuevo disco que se
llama, explícitamente, Tangos para bailar. Y hoy a las 21, en el Parque
Lezama y dentro del ciclo Buenos Aires Verano, organizado por la
Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, lo presentarán en vivo.
Los carteles anuncian �gran milonga� y Libertella piensa que el baile,
�si se trata de darle un gusto a la gente�, está bien. �Los
arreglos pueden ser complicados, puede haber sutilezas en el fraseo, buena
música, pero si tiene ritmo como para que pueda ser bailado, todo corre
más fácil. No todos están preparados para ponerse a escuchar así
nomás cosas difíciles. Pero hoy es posible bailar a Piazzolla y cuando
apareció era imposible. El oído se va acostumbrando y lo que sonaba raro
hace cuarenta años, hoy es de lo más normal.�
5º
Porto Alegre en Buenos Aires
Una ciudad dentro de otra
Este será el
quinto año. La idea nació como un convenio cultural entre dos ciudades.
Y ya cuenta, además de la continuidad, con varios logros infrecuentes en
su haber. Por ejemplo, el haber conseguido un contacto fluido entre
músicos brasileños y argentinos. Tanto el Festival Porto Alegre en
Buenos Aires como su versión gemela en el sur de Brasil, cuando viajan
para allí artistas locales, han derivado también en un disco de tangos
cantados por alegrenses (que el sello BAM presentará en el Club del Vino
el próximo 9 de marzo, dentro del marco del festival) y, sobre todo, en
el descubrimiento por parte del público porteño de artistas mayores como
Adriana Calcanhoto o Renato Borghetti (y de creadores como León Gieco por
parte de los brasileños). En su quinta edición, que se desarrollará
entre el 3 y el 12 de marzo en la Sala AB del Centro Cultural San Martín,
estarán presentes Jorginho do Trumpete (un músico de jazz que en
realidad se llama Jorge Alberto de Paula), Renato Borghetti, el grupo
Bandaliera, Vitor Ramil, Lourdes Rodriguez, Rubens Santos, Bebeto Alves,
Totonho Villeroy, Nenhuno de Nos, Arthur de Faria, Muni. Entre los
invitados argentinos participarán Pedro Aznar, Chango Spasiuk, Raúl
Carnota, Liliana Herrero, Carmen Baliero, Edgardo Cardozo, Lidia Borda,
Brian Chambouleyron y Esteban Morgado, a los que se sumará, también, el
uruguayo Leo Maslíah. Los recitales tendrán entrada libre en todos los
casos y entre lo más interesante estará el encuentro de fueyes de la
inauguración, el viernes 3, con Borghetti, Spasiuk y el bandoneonista
Gabriel Rivano.
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