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"La batalla se dará a la
hora de tratar los artículos más controvertidos de la norma",
aseguraron los peronistas, que prometieron exponer las contradicciones de
la Alianza impulsando la propuesta de Castro, y así quedarse --al menos--
con un oportuno rédito político de consuelo.
"Vamos a intentar negociar
con el oficialismo hasta último momento, hasta el mediodía del miércoles",
anunciaron ayer en el bloque del PJ. Ese día, a las tres de la tarde, los
legisladores justicialistas expondrán ante los caciques de la CGT el
resultado de las negociaciones en torno a los aspectos de la norma que más
preocupa a los jefes sindicales. Concretamente la participación de la
conducción nacional gremial en la renovación de los actuales convenios
laborales.
"El paro con movilización
convocado por la CGT endureció la posición de la Alianza, y a nosotros
no nos va a quedar otro camino más que votar en el recinto el dictamen de
minoría que impulsa la aeronavegante Alicia Castro", amenazaron en
el PJ, que se propone dar batalla a la hora de aprobar artículo por artículo
el proyecto del ley.
Un legislador aliancista reveló
que "el miércoles pasado los representantes del PJ nos dijeron:
'Muchachos, tenemos la necesidad de seguir hablando porque no podemos
aparecer ante la CGT como si hubiéramos cerrado las negociaciones'".
Según el diputado, durante un encuentro del que participaron Alfredo
Atanasof, Eduardo Camaño y Humberto Roggero por la oposición, y Darío
Alessandro, Horacio Pernasetti, Juan Carlos Passo por el oficialismo, los
peronistas "tiraron un menú de temas a tratar, algunos complejos y
otros que proponían cambios en el maquillaje del acuerdo al que habíamos
llegado la semana pasada en la Comisión de Legislación del Trabajo, del
que salió un dictamen de mayoría con cuatro disidencias planteadas por
el justicialismo".
"Las negociaciones no están
cerradas", afirmaron ayer en el bloque radical de la Cámara baja.
Según ellos, la ratificación del paro convocado por la CGT no alteró la
predisposición negociadora de la Alianza. Sin embargo, insistieron en que
el jueves "defenderemos en el recinto el dictamen de mayoría, que
con algunas modificaciones conserva en un todo el espíritu de texto
enviado por el Ejecutivo al Congreso".
"El paro no fue una buena
idea", coincidieron tanto legisladores oficialistas como
justicialistas. Los primeros señalaron que la presión sindical los tiene
sin cuidado. La Alianza, que es mayoría en la Cámara baja, contará a la
hora de sancionar el proyecto de reforma laboral con una docena de votos
que le aportará la bancada de Acción por la República que lidera
Domingo Cavallo, a la que se sumarán al menos otros diez brazos
levantados entre los legisladores de los partidos provinciales. "La medida de fuerza --señalan los aliancistas-- resultará una presión para la propia CGT, que se verá obligada a demostrar su poder de movilización mientras lidera los índices de desprestigio en las encuestas." La mayoría de los diputados justicialistas desaprueba la medida de fuerza impulsada por la CGT. "Quieren que negociemos desde la minoría y al mismo tiempo lanzan un paro con el que sólo lograron endurecer la posición del oficialismo", se quejaron.
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